23 de junio 2011 - 00:00

River perdió por escándalo

Los barras bravas quisieron ser protagonistas suspendiendo por 20 minutos el partido. Pitana protege a los jugadores de River. Abajo, el festejo de César Pereyra y la mueca triste de Carrizo.
Los barras bravas quisieron ser protagonistas suspendiendo por 20 minutos el partido. Pitana protege a los jugadores de River. Abajo, el festejo de César Pereyra y la mueca triste de Carrizo.
No perdió como un grande. Ni en lo futbolístico, donde hizo un planteo amarrete, ni en la conducta, donde intentaron «prepotear» a los rivales dentro de la cancha y un grupo de hinchas ingresó al campo de juego con total impunidad para suspender el partido y pedirles a sus jugadores «que pongan huevos». Belgrano, en cambio, respetó al rival hasta que se dio cuenta de que lo podía ganar y salió a buscarlo, sin traicionar nunca sus convicciones. Con carrileros que atacaron y defendieron con el mismo tesón y con un «Picante» Pereyra que fue un problema insoluble para toda la defensa rival.

River jugó de la misma

manera que en los últimos partidos. Es decir, en líneas genemuy mal, con muchos problemas defensivos y sin ambiciones ofensivas.

Belgrano pudo abrir el partido gracias a una mano infantil de Adalberto Román, en un centro sin peligro y el mérito de César Mansanelli fue patear el penal con mucha convicción y potencia, dejando sin chances a Carrizo.

Ese gol fue un «mazazo» en el ánimo de River, que ni siquiera se recuperó con el descanso del entretiempo y a los 4 minutos, como consecuencia de ello, César «Picante» Pereyra le dio el mazazo final, ganándole un forcejeo a Almeyda.

Después vino la insólita invasión de cancha de barras bravas con la cara tapada para que no los reconozcan, y la Policía apareció tarde, y mal, cuando ya habían empujado a Arano y a Lamela y se le habían plantado a Almeyda cara a cara. Hasta el árbitro Pitana tuvo que interceder (recordando sus tiempos de custodia de discoteca) para poner orden.

Con el resultado en contra, Juan José López recién se animó a poner a Pavone y salir a atacar con pelotazos largos y centros, que le dieron la posibilidad de descontar.

River perdió mucho más que un partido. Perdió la fe y tres de sus pilares (Almeyda, Ferrari y Román) que llegaron a la quinta amarilla y no estarán en el Monumental.

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