Roubini, escéptico: “Recuperación va a ser débil y anémica”
«El crecimiento de la economía argentina es consecuencia de una holgada política fiscal y monetaria. Pero esta política de dinero y crédito fácil se deteriorará con el tiempo», aseguró ayer Nuriel Roubini. El economista de origen turco, reconocido por haber anticipado la crisis financiera mundial, dijo que en el país «hay factores institucionales preocupantes como la nacionalización del sistema de pensiones y la expropiación de parte de las reservas del Central para financiar el gasto público». Fue en el marco de la conferencia «Argentina y el mundo en los ojos de Roubini», realizada en el Sheraton Hotel ante 200 asistentes. El economista arribó demorado al evento, producto del retraso en el vuelo que lo trajo al país. Posteriormente participó del seminario organizado por ILAFA (Instituto Latinoamericano de Fabricantes de Acero) para luego emprender regreso a los Estados Unidos. Fiel a su estilo, se mostró muy escéptico acerca de la recuperación de las economías de países desarrollados, aunque al menos en esta oportunidad se mostró optimista sobre los mercados emergentes.
A continuación, las frases más importantes de su dis
Hay un amplio debate en el mundo sobre cuál será la forma que tomará la recuperación económica. Hay tres visiones diferentes, que se aplicarán a los diferentes países de acuerdo con las medidas económicas que implementen. La más optimista dice que tendrá forma de «V», con una recuperación muy rápida y una restauración del crecimiento económco.
La segunda dice que la recuperación tendrá forma de «U», mientras la tercera visión dice que tendrá forma de «W», en la cual hay cierta recuperación, pero se vuelve a caer nuevamente en una segunda recesión. Por último está la forma de «L», que implica que tras un largo período de crecimiento, la recesión se estanca, tal como pasó en Japón en los años 90.
En el grupo de economías más avanzadas, como EE.UU., Europa occidental y Japón la recuperación será en forma de «U», con crecimientos por debajo de la tendencia. Esto se debe principalmente a los altos niveles de déficits que existían en el sector privado y que luego de la crisis se pasaron al sector público. Entonces, la recuperación será débil y anémica, se gasta menos y se ahorra más.
En un segundo grupo se encuentran países emergentes que están en mejores condiciones macroeconómicas, financieras y políticas, como China, la India, algunos países de Asia emergente, y países de Latinoamérica como Brasil y Chile. En esas economías habrá una recuperación en forma de «V», con un fuerte crecimiento. En un tercer grupo se encuentran países emergentes que han tenido problemas previos a la crisis, como Dubái, Pakistán, y Europa oriental. Éstos presentan una débil recuperación y corren el riesgo de caer en una nueva recesión.
En un cuarto grupo están algunos países de Latinoamérica que no tienen políticas orientadas al mercado, como Bolivia, Venezuela, Ecuador y la Argentina. Algunos de estos países han tenido un buen desempeño previo a la crisis, debido al precio de los commodities. No obstante, hay un interrogante sobre el futuro desempeño de estas economías, si perduran ciertas políticas, especialmente en entornos de alta inflación, como en Venezuela y la Argentina.
Hay un giro en la política económica mundial. El centro del poder económico se ha desplazado del G-7 al G-20, compuesto por países emergentes. Mientras la totalidad de los mercados emergentes cayeron durante la crisis, muchos de estos países resultaron tener una mayor capacidad de recuperación. En el largo plazo, a los países en desarrollo les irá bien, pero a aquellos que cuenten con políticas orientadas al mercado global les irá mejor.
Ésta va a ser una recuperación con múltiples velocidades en diferentes países, pero también se dividirá en dos partes: en la primera mitad de este año, la recuperación fue impulsada por un «viento de cola». Pero durante la segunda mitad de 2010 y principios de 2011 ese viento se volverá en contra. No podemos descartar el riego de una doble recesión.
En la primera mitad de este año, el crecimiento económico mundial fue impulsado principalmente por una masiva restauración de inventarios. Además hubo una rápida recuperación del comercio internacional, que durante la crisis había colapsado. También estuvo el componente del estímulo monetario y fiscal en la mayoría de las economías avanzadas que generará cierto impulso en el consumo.
Pero estas medidas fueron provisorias, se acabaron y el estímulo fiscal se está convirtiendo en austeridad fiscal en muchos países. Ahora estamos viendo el comienzo del desaceleramiento del crecimiento en la mayoría de las economías avanzadas. De esta forma, la recuperación económica en el segundo semestre de 2010 va a ser más débil que a principios de año y continuará deteriorándose durante 2011.
Para la periferia de la Eurozona, el panorama es de un estancamiento en la recesión ya que no han podido recuperarse de la primera crisis todavía. Estos países están en peligro de caer en la misma trampa que cayó la Argentina entre 1998 y 2001. El panorama para las economías más avanzadas es de una muy baja recuperación con la posibilidad de una nueva recesión.
Hay una lista de aspectos positivos y negativos respecto de la economía argentina. Por un lado, la economía está creciendo fuertemente, pero eso podría caer debido a la desaceleración en la demanda de los países desarrollados. Las condiciones financieras han sido estabilizadas y muchos de los problemas legales por el pago de la deuda han sido resueltos.
No obstante, las altas cifras de inflación y la divergencia entre las cifras oficiales y los datos privados es preocupante.
En la Argentina, a pesar de que hay un crecimiento fuerte, el panorama no es alentador tanto por factores externos como por políticas internas. Debido a la alta inflación, el tipo de cambio real se está apreciando y se pierde competitividad. A la larga, se va a tener que ajustar la política fiscal y monetaria. Gran parte del éxito del país va a depender de las medidas que el Gobierno tome durante los próximos años, especialmente respecto de crear un ambiente de negocios más confiable para inversores extranjeros.
La lección que la crisis les ha dejado a los países emergentes es que ninguna economía es una isla. Lo más importante es no cerrarse a la globalización, porque cuanto peor sea el panorama para los países desarrollados, mayor será la transmisión que habrá hacia el resto de las economías. El intercambio, el crecimiento financiero, el precio de los commodities, cambios en los trabajadores extranjeros, inversores globales y aversión al riesgo que afectan a los mercados globales de acciones son los canales de transmisión de la crisis.
Las economías que tengan condiciones macroeconómicas y financieras sólidas junto con políticas de mercado más abiertas podrán recuperarse más rápidamente y resistir eventuales shocks de EE.UU. La volatilidad del mercado financiero seguirá alta. Los inversores deben incrementar su aversión al riesgo, pues la posibilidad de que los títulos y activos vayan a la baja es mayor que la de que suban: más vale conservar el capital dados los riesgos crecientes.
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