27 de septiembre 2011 - 00:00

Se agrava la crisis de Morales con indígenas: un muerto y una renuncia

Manifestantes dialogan con la Policía en un piquete en el aeropuerto de Rurrenabaque. Quienes protestan sospechan que Evo Morales quiere beneficiar a cocaleros. En rechazo a la represión, renunció la ministra de Defensa, Cecilia Chacón.
Manifestantes dialogan con la Policía en un piquete en el aeropuerto de Rurrenabaque. Quienes protestan sospechan que Evo Morales quiere beneficiar a cocaleros. En rechazo a la represión, renunció la ministra de Defensa, Cecilia Chacón.
La Paz - La represión de una marcha indígena en defensa de un parque natural, en la que murió un niño, originó ayer protestas en toda Bolivia y la renuncia de la ministra de Defensa, Cecilia Chacón, que rechaza la violenta actuación policial ordenada por el Gobierno de Evo Morales.

Sindicatos, asociaciones indígenas, partidos de oposición y grupos ecologistas y de defensa de los derechos humanos organizaron ayer vigilias, huelgas de hambre y bloqueos para respaldar a los indígenas, mientras que la Central Obrera Boliviana (COB) convocó a una huelga general para mañana.

La ministra de Defensa decidió abandonar su banca porque, según explicó en una carta enviada a Morales, no comparte la decisión de reprimir la marcha. Chacón cree que para resolver el conflicto, que deteriora la imagen del presidente como indigenista y ecologista, había otras alternativas «en el marco del diálogo, respeto a los derechos humanos, no violencia y defensa de la Madre Tierra».

La Policía intervino el domingo por la tarde un campamento indígena al ingreso de Yucumo, a 440 kilómetros al noreste de La Paz, donde descansaban centenares de personas que marchaban hacia La Paz para impedir un proyecto vial del Gobierno.

Según la prensa local, unos 500 policías cargaron con gases y bastones contra hombres, mujeres y niños, esposaron a varios y los subieron a colectivos. En ese marco, la prensa denunció la muerte por asfixia de un niño de tres meses, información que después fue cofirmada por la Conferencia Espiscopal. Aún no había datos concretos sobre una determinada cantidad de desaparecidos.

Según el ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, la intervención fue para evitar un posible enfrentamiento de los indígenas con los cocaleros oficialistas que les cerraban el paso hacia la capital. Sin embargo, descartó que hayan recibido órdenes de actuar con violencia.

Llorenti dijo asimismo que los excesos de la Policía serán investigados, luego de que los canales de televisión mostraran a los agentes amordazando con cintas adhesivas a hombres y mujeres, o arrastrándolos maniatados.

La renuncia de Chacón y las explicaciones de Llorenti se produjeron después de que los habitantes de Rurrenabaque tomaran la pista para impedir que los indígenas detenidos sean trasladados. «Los hemos albergado en la iglesia y en el hospital hoy se está atendiendo sólo a los heridos, las mujeres y los niños», declaró Yerko Núñez, alcalde de ese municipio.

Paralelamente, miles de personas marcharon por el centro de La Paz gritando «Todos somos TIPNIS», y en varias ciudades del interior se formaron grupos de vigilia en apoyo a los indígenas. TIPNIS es acrónimo de Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure, la mayor reserva forestal del país por cuyo corazón pasará, según el proyecto gubernamental, una carretera entre Cochabamba y Beni, con financiamiento brasileño (ver recuadro).

Las etnias amazónicas temen que la zona sea destruida por madereros y productores de coca. Pese a su condición de jefe de Estado, Morales aún dirige sindicatos de cocaleros de la zona del Chapare, aledaña al TIPNIS, y les ha prometido más tierras.

Rafael Quispe, principal dirigente campesino de tierras altas, que participaba en la marcha y logró eludir a los policías, anunció por teléfono «desde algún lugar» en el que estaba refugiado que la marcha «se reanudará». Quispe dijo que por ahora se está priorizando «la búsqueda de todos los hermanos desaparecidos» y que «la lucha para reconducir el proceso de cambio recién comienza».

«Este Gobierno se ha hecho elegir haciéndose llamar defensor de los derechos humanos. ¿Qué ha hecho por nosotros? No ha respetado nuestros derechos. Ni en el Gobierno de la extrema derecha nos ha tratado como nos está tratando este Gobierno», dijo Justa Cabrera, dirigente de la Confederación de Mujeres Indígenas.

Mientras comenzaban a organizarse los movimientos de protesta, el Gobierno convocó «a los dirigentes de la CIDOB (Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia) y de sus organizaciones a un diálogo sincero con la misma voluntad expresada antes y durante la marcha que iniciaron a mediados de agosto», señaló una carta enviada a los marchistas y firmada por el ministro de la Presidencia, Carlos Romero.

Agencias EFE, AFP, Reuters, ANSA y DPA

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