MIENTRAS TANTO LA FAMILIA RASIC DICE QUE EL GOBIERNO ANTERIOR BUSCABA QUEDARSE CON LA EMPRESA - Proteinasa y Avícola del Plata son los dos grupos que quieren quedarse con la firma.
La semana pasada cerró la fecha límite para que las empresas interesadas en quedarse con la operatoria de la avícola Cresta Roja presentaran sus proyectos.
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Las dos firmas que hoy pujan por quedarse con Cresta Roja, luego de que esta presentara formalmente la quiebra, son Proteinsa S.A., conformada por Ovoprot International y otras compañías que actualmente están llevando adelante la operatoria de la planta bonaerense.
La otra es una compañía que trae una importante espalda financiera: Avícola del Plata, que nació de la unión de la otra avícola líder en el mercado nacional, Granja Tres Arroyos, junto a AdecoAgro (parte de su capital accionario pertenece al multimillonario George Soros) y Lartirigoyen, una de las empresas agroindustriales con más trayectoria en la Argentina y que cuenta con el respaldo de la multinacional Glencore.
Por el otro lado los trabajadores de Cresta Roja aún denuncian que a esta altura del año la planta no está operando a la capacidad que se había prometido y además muchos de los compañeros que fueron suspendidos no han podido volver a sus puestos de trabajo.
En el mientras tanto los gremios advierten que hay una clara política de achicar personal en la planta de producción bonaerense y adelantan que no están dispuestos a dar un paso atrás en lo que se refiere a las fuentes laborales.
Entre la presión ejercida por las empresas que quieren quedarse con Cresta Roja, alzó la voz Karina Rasic, exgerente de la compañía y miembro de la familia accionaria, ex dueña de la empresa, quien denunció públicamente que "Cristina Fernández de Kirchner nos odiaba" y no titubueó en agregar que la ex mandataria junto con otros funcionarios de la gestión anterior "se querían quedar con la empresa".
Como si fuera poco, Rasic también detalló que "los empleados de la empresa iban a hacer política en vez de trabajar".
Las fuentes gremiales consultadas detallan que desde la familia Rasic buscan desprestigiar al grupo de trabajadores que defendió el funcionamiento de la compañía a pesar de la convocatoria de acreedores y posterior quiebra, que resultó en suspensiones y el retraso en el pago de los salarios. Así las cosas, una nueva etapa se abre para esta compañía que supo ser una de las líderes en su segmento y aprovechó todos los beneficios crediticios y competitivos que fueron brindados al negocio avícola por el Gobierno anterior.
Una vez más, el interrogante que se plantea es sí los trabajadores se convertirán en la variable de ajuste.
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