El activista opositor Nasir Ibrahim señaló en una conversación por internet con medios internacionales que los más afortunados compran arroz con el dinero que les mandan sus familiares desde el exterior en los puestos de control gubernamentales que hay en las afueras de Madaya. De acuerdo con su testimonio, el kilogramo de arroz puede alcanzar los 200 dólares en esos puntos y la leche en polvo es casi un bien de lujo por el que se pagan unos 400 dólares.
Dentro de la población, los civiles aguantan lo mejor que pueden las bajas temperaturas invernales, ya que no hay combustible para alimentar las estufas y los vecinos tratan de calentarse quemando las maderas que encuentran. Durante el verano boreal, el alimento fue provisto por las propias plantaciones frutales de los pobladores. Por fortuna, "agua sí que hay porque la ciudad está cubierta de nieve", resaltó. "La gente, esquelética, camina como espectros por la calle. Algunos ya se abandonaron. Permanecen todo el día tumbados en su cama, con la mirada fija, esperando su muerte", describió el joven en otra conexión con el diario El Mundo de España. Además, es imposible abandonar el sitio, dado que está rodeada por minas antipersonas y francotiradores.
Desde hace días circulaba en la red un video e imágenes impactantes -cuya autenticidad es difícil de verificar de manera independiente- mostrando a niños y ancianos desnutridos, afectados por enfermedades debido a la falta de alimentos y medicamentos. Según doctores locales, al menos 62 personas murieron de hambre en la ciudad situada entre montañas. La ONU recibió "versiones creíbles de que la gente está muriendo de hambre en Madaya, en Siria", afirmó al respecto el portavoz de la ONU en Nueva York, Stephane Dujarric. La organización "aplaude el vía libre por parte del Gobierno de Damasco para permitir el acceso a Madaya, Fuaa y Kafraya para proporcionar asistencia humanitaria en los próximos días" en esas zonas, agregó poco después que se diera a conocer que el Gobierno había informado que dejará entrar los camiones de ayuda de la agencia. Melissa Fleming, portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), dijo que el Gobierno sirio se comprometió a "permitir a las organizaciones humanitarias llegar a Madaya, donde está previsto el arribo de las primeras ayudas en los próximos días". Al cierre de esta edición, Damasco no había confirmado ni desmentido la noticia.
"Al menos 42.000 personas permanecen en Madaya y están en riesgo de morir de hambre", afirmó Yaqoub al Hillo, el más alto representante de la ONU cercano al Gobierno sirio, y recordó que son en total 400.000 los sirios que están bajo asedio en diversas zonas de Siria.
La mayor parte de las áreas están circundadas por tropas gubernamentales o por milicias locales o extranjeras aliadas a Damasco. En otros casos, como en Dayr az Zor, en el este del país, el grupo yihadista Estado Islámico (EI) hostiga los suburbios controlados por las tropas del régimen. En el caso de Fuaa y Kafraya, en el noroeste del país, milicianos de la oposición y sus aliados de Al Qaeda bloquean las dos localidades de mayoría chiita y defendidas también por Hizbulá.
El destino de los 30.000 civiles de Fuaa y Kafraya está ligado a los 42.000 de Madaya: esta última localidad fue el principal centro urbano que en 2012 se volvió en contra del régimen y el año pasado recibió además a los residentes y rebeldes de Zabadani, otra de las ciudades destruidas por Hizbulá, la milicia libanesa leal a Al Asad. Las partes enfrentadas, bajo auspicio de la ONU, habían llegado a un acuerdo para despejar un corredor humanitario para los civiles de Zabadani (leal a los rebeldes) y Fuaa y Kafraya (chiita, cercana al Gobierno). Pero el inicio de la campaña aérea rusa del pasado 30 de septiembre frenó la aplicación de los puntos de la tregua y, de hecho las dos ciudades chiitas quedaron bajo fuego. De aquí, la decisión de Hizbulá y Damasco de hacer morir de hambre literalmente a la gente de Madaya para presionar a la oposición.
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y Agencias EFE, ANSA y DPA
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