20 de marzo 2017 - 00:00

Temen que el escándalo de la carne en Brasil afecte la negociación Mercosur-UE

El Gobierno citó también de urgencia a los empresarios del sector. En Europa, asociaciones de productores piden que se cierre el mercado a productos de ese país y también de Argentina, Uruguay y Paraguay.

CONTENCIÓN. Tras una reunión en el Palacio del Planalto, el presidente Michel Temer llevó ayer a los embajadores de los principales países importadores de carne brasileña a cenar a una “churrascaria” (parrilla) en Brasilia.
CONTENCIÓN. Tras una reunión en el Palacio del Planalto, el presidente Michel Temer llevó ayer a los embajadores de los principales países importadores de carne brasileña a cenar a una “churrascaria” (parrilla) en Brasilia.
Brasilia - El escándalo por las ventas domésticas y las exportaciones de carne en mal estado puede provocarle un gran problema económico a Brasil e, incluso, al Mercosur, dados los temores a que la Unión Europea (UE), un mercado de importancia, ceda a los reclamos de sus organizaciones productoras y cancele las compras a todo el bloque.

En plena negociación entre ambos espacios económicos para la concreción de un tratado de libre comercio, el presidente brasileño, Michel Temer, busca resolver el escándalo denominado "Carne fraca" (carne débil) cuanto antes, de modo que no interfiera en las tratativas sobre los productos agrícolas, que deben comenzar en el segundo semestre del año, dijo ayer la versión online del diario O Globo.

Gobiernos como el argentino se entusiasman ante la posibilidad de que el acuerdo final se cierre antes de fin de año, algo que podría verse entorpecido por la actual crisis.

Las autoridades sanitarias europeas ya le reclamaron formalmente a Brasil una explicación, nota que fue respondida ayer mismo, añadió O Globo.

En su afán de contener la crisis, Temer recibió ayer a un grupo de embajadores de países importadores de carne brasileña para explicarles las medidas adoptadas tras el escándalo por la adulteración de la producción. El Gobierno les transmitió un mensaje de confianza y dijo que aceleraría el proceso de auditoría en los 21 mataderos sospechados, al tiempo que afirmó que las plantas que exportan están abiertas para la inspección de los países importadores.

"El Gobierno quiere reiterar la confianza en la calidad de la producción nacional", dijo e, incluso, se permitió invitar a los embajadores a una "churrascaria" (parrillada). "Si aceptaran la invitación, nos harían muy felices", agregó.

Antes de esa reunión, convocada de urgencia para un domingo -toda una rareza-, el mandatario se reunió con su ministro de Agricultura, Blairo Maggi, y con empresarios del sector alimentario para analizar el impacto que puede tener este asunto en el comercio exterior del país. "Este problema afecta y afectará a todos. No sé cuáles serán las consecuencias, pero vamos a tener problemas y vamos a trabajar para minimizarlos lo máximo posible", reconoció Maggi.

Itamaraty se esforzó ayer por aclararles a los 150 países que reciben carne brasileña que el escándalo tiene una escala puntual, en solo 21 unidades de negocios sobre un universo de 4.000. "No es un problema sistémico", le dijo al diario O Globo una fuente diplomática.

Con respecto a la UE, el temor de la Cancillería brasileña es que, si el bloque no considera que las explicaciones son suficientes, el diálogo en pos de un tratado de libre comercio se interrumpa. De hecho, el embajador de la UE en Brasilia, João Gomes Cravinho, señaló que si las explicaciones del Ministerio de Agricultura sobre el funcionamiento del sistema sanitario brasileño no resultan suficientes, el bloque podrá suspender todas las compras.

Preocupa, en ese sentido, que las asociaciones europeas de productores de carne, alertas por la posibilidad de que un tratado de libre comercio las prive de la protección de la que han gozado tradicionalmente, estén aprovechando el caso para reclamar un cierre a todas las ventas no ya de Brasil sino del Mercosur.

La mafia de adulteración de carne fue desarticulada el viernes en una vasta operación de la Policía Federal, en las que se detuvo a 33 inspectores y directivos de empresas.

Sus prácticas implicaban el uso de químicos cancerígenos para mejorar el aspecto de la carne, la alteración de las fechas de vencimiento y la inclusión de alimentos no adecuados para el consumo en la elaboración de embutidos, entre muchas otras irregularidades.

Las investigaciones realizadas durante dos años detectaron que varios funcionarios de los estados de Paraná, Minas Gerais y Goiás recibieron sobornos para dar los certificados correspondientes a los alimentos, sin realizar los controles pertinentes. La trama involucra a las empresas frigoríficas JBS, BRF y Peccin, algunas de las más grandes del país en el rubro.

Los sobornos ascendían en la jerarquía política y terminaban beneficiando a partidos como el del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el del presidente Temer y al centroderechista Partido Progresista (PP). "Queda bien claro que una parte del dinero de los sobornos era destinado a partidos políticos", aseguró el vocero policial Mauricio Moscardi.

Para intentar minimizar el impacto, el Ministerio de Agricultura reforzó el fin de semana los controles e inspecciones a empresas alimentarias, así como a supermercados y cámaras frigoríficas.

Agencias EFE y AFP,


y Ámbito Financiero

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