"Mientras me torturaban nunca me pidieron que confesara ningún delito. Lo hicieron sólo para causarme dolor y mostrar su odio", contó en Beirut la mujer, que estuvo más de tres meses en los sótanos del cuartel de los servicios de seguridad de la Aeronáutica, en el barrio periférico de Meze.
La joven es una investigadora en física con una tesis doctoral terminada.
Sobre los verdugos cuenta:"Nosotras nunca los vimos. Siempre estuve vendada durante las torturas. Empezaban haciéndome poner de rodillas. Y los insultos, siempre relacionados con el sexo y la religión. Luego me ataban los brazos atrás de la espalda". "Se reían y me insultaban. Luego me tiraban al piso. Una práctica muy común eran los golpes con tubos de goma en las plantas de los pies, en la espalda, en las piernas", precisa.
Agencia ANSA |
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