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UNA NOCHE EN CARLOS PAZ
Hace varios años que Villa Carlos Paz le arrebató a Mar del Plata el podio de la taquilla del verano. La actual no es de las mejores temporadas, pero la nave va. La noche teatral que convoca al gran turismo nacional tiene una particularidad: casi todos los actores hacen de sí mismos sobre las tablas. Y si no lo hacen, el público lo pide. Una crónica del horno del verano, antes del próximo apagón.
Aunque para los programas porteños de la siesta un centenar de caras conocidas se desviva explicando desde sus chalets a orilla del lago que el éxito de la temporada se debe a su evidente talento, a lo oneroso de su vestuario, a su natural belleza o a su heroica perseverancia, la primera explicación del suceso tiene que ver con la cercanía de la capital provincial y su conurbano. Carlos Paz, una ciudad de 75.000 habitantes, tiene a solamente 20 minutos de autopista una población de casi dos millones de personas que, sobre todo los fines de semana, revienta las boleterías de su veintena de salas teatrales dotadas de una capacidad total de 8.000 butacas.
A ese caudal se suman unas decenas de miles de turistas de provincias aledañas y otro tanto de porteños de clase media-media-media, que transitan rutas habilitadas hace décadas por el turismo de la obra social y sus derivados. Aquí queda claro cuánto tienen en común los trabajadores registrados de todo el país, Buenos Aires incluido, con recibos de sueldo que le ganan o empatan a la inflación real, a diferencia de los empleados en negro que la reman con notoria desventaja.
Este escenario influyó mucho para que en los últimos años la villa cordobesa haya desbancado a Mar del Plata, la principal ciudad balnearia de la Argentina, como la principal capital del teatro de verano. En las últimas temporadas fue tan marcada la diferencia entre una y otra taquilla, que las obras de las sierras ocuparon siempre los dos o tres primeros lugares del podio, relegando a pelear en los sótanos a las puestas de la c osta. Este año, la obra de Carlos Paz que por segundo año consecutivo es la envidia de los elencos del país entero, Stravaganza, habría vendido sola más entradas que las tres más taquilleras de Mar del Plata juntas, según evaluaciones del sector teatral.
Por eso no es difícil entender que Florencia de la V, una diva hecha al gusto y medida del público que saborea Carlos Paz, termine su comedia de esta temporada cantando:
Si me preguntan cuál es el mejor lugar,
yo digo ¡Villa Carlos Paz!
Es mucho más lindo
el lago que el mar.
¡Es Villa Carlos Paz!
¡Las mujeres más lindas,
chongos sin igual!
¡En Hollywood no hay
fernet ni cucú!
¡Villa Carlos Paz!...
LA FELICIDAD EN OJOTAS
El teatro de verano, como su nombre lo indica, no resiste el calendario. Es un género de vida corta. Desaparece junto a las bikinis y las ojotas. Apuesta a una sonrisa que dura algunas semanas y luego se desvanece. No tiene mensaje. Otra característica es ser un teatro no representacional: las figuras que protagonizan las obras nunca dejan de ser ellas arriba del escenario, jamás son eclipsadas por los personajes que interpretan. El público va buscando justamente eso: que Florencia de la V, en el medio de su obra Cirugía para dos, en la que protagoniza a una diva hollywoodense a la que avergüenza una hermana que reaparece intempestivamente, se escape cada tanto del guión para introducir comentarios divertidos o sarcásticos sobre otras figuras del olimpo mediático. O que Flavio Mendoza, en su tanque taquillero Stravaganza, meta algún bocadillo sobre su aparición en los programas de Tinelli o bromee con que ya se acostó con todo el elenco masculino de su obra. O que el actor Santiago Bal en Noche de Astros, meche comentarios sobre su ex Carmen Barbieri y la amante que le adjudicaron los medios. Así de poco se les exige.
La investigadora cordobesa del Conicet Jimena Garrido, que estudia el teatro carlospacense, señaló en una entrevista con el diario La Voz del Interior que los actores de las obras, antes que personajes, son Miguel del Sel, Flor de la V y demás. Las obras son una superposición de escenas sin que haya inicio, conflicto y resolución. Tampoco se quiere dar un mensaje, sino que la gente la pase bien.
Y la gente la pasa muy bien. Cada uno en su registro. Las hordas adolescentes, por ejemplo, este año están claramente alineadas frente a los teatros donde actúan los hermanos Charlotte y Alexander Caniggia (Despedida de casado), y la pareja del productor televisivo Peter Alfonso y la modelo Paula Chávez (Viaje de locura), todas creaciones de la factoría Tinelli. Al final de cada función, los fanáticos cavan trincheras en las puertas de los teatros y apuntan sus lapiceras como fusiles a la espera de que abandonen la sala los objetos de su excitación.
Stravaganza. Estados del tiempo, más allá de lo anodino de su título, ha conseguido unanimidad sobre la calidad de su propuesta. El coreógrafo Mendoza armó una obra con cincuenta personas en escena que mezcla cuadros a lo Cirque du Soleil, ambición de gran show al estilo Las Vegas y humor y baile acorde con el género veraniego. El resultado, por segundo año, es el lleno total de todas las funciones que realiza en el teatro Luxor. Esta sala, inaugurada en 2011, fue construida especialmente para la obra y su escenario es un prodigio mecánico que incluye una gran piscina, un escenario que se eleva por los aires, plataformas que emergen de abajo del agua, llamaradas, máquinas de nieve, banda en vivo que tocan desde un balcón elevado y trapecios que permiten a los gimnastas y bailarines volar sobre el público. La obra vale los más de $ 300 que cuesta su entrada más cara, y va camino a transformarse en un hito que puede mantenerse 10 o más veranos en cartel.
Por supuesto, en una cartelera que incluye una treintena de propuestas, no todos son deudores de la televisión tinellesca. El bailarín Hernán Piquín, pese a ser otro producto agigantado por esa pantalla, entrega la calidad cinematográfica de su Freddie, en homenaje al cantante de la banda Queen. El grupo humorístico cordobés Los Pelafustanes, llena una sala de 250 butacas con su improvisación sin red, en la que sus cuatro integrantes atienden las ocurrencias argumentales del público y, mientras tanto, consiguen armar cada noche una obra diferente y satisfactoria. El nuevo capo del humor local, el Flaco Pailos, también es este año uno de los preferidos del público con Esparflaco, un viaje desorbitado a un imperio romano con tonada cordobesa.
POLÍTICOS MIMOSOS
Los hoteleros y los dueños de restoranes también este verano se dedican al deporte preferido de la queja. Que la temporada no es tan buena, dicen. Que los alquileres de departamentos particulares los están matando. Que los turistas vienen cada vez más gasoleros y que, de seguir así, el próximo año van a traer hasta las prepizzas preparadas para comer en el auto.
Recién a fines de la segunda semana de este mes la sonrisa se instaló en la mayoría de los empresarios que viven del turismo. Pero, por supuesto, porque hay que seguir la queja, consideran que apenas salvarán la temporada, ya que este año las clases comenzarán antes, en febrero, y recortarán su período de ganancias. También... ¿a qué Gobierno se le ocurre que la educación pueda ser más importante que la temporada de Carlos Paz, eh?
El sopor de enero apenas fue roto por algunas polémicas políticas que se mezclaron entre bambalinas. El gobernador cordobés, José Manuel de la Sota, fue deschavado por varios artistas que, vía Twitter, le agradecieron las botellas de Chandon de tres litros que les envió a modo de bienvenida. Esto generó una polémica que obligó al precandidato presidencial a emitir un comunicado y aclarar que pagó los champagnes de su propio bolsillo. Si esto es verdad, significaría que gastó la mitad de su sueldo de $ 14.000 solamente en agasajar a la colonia artística. Su gran rival, Luis Juez, reaccionó enviando a todas las compañías teatrales un regalo en miniatura que incluía botellita de fernet, botellita de coca y sobrecito de peperina. Ojalá que el glamour del champagne no inhiba el valor de lo humilde, les dijo en las tarjetas. Bienvenidos y muchas gracias por convertir a Córdoba en la primera plaza teatral del país. Luego de este episodio, el gobernador fue esperado pero no apareció en la función que Stravaganza ofreció para la prensa y las autoridades.
La segunda vez que la política pisó el escenario fue cuando un corresponsal del bisemanario Perfil reveló que el Gobierno de De la Sota habría pagado, a través de distintos auspicios de reparticiones oficiales, 12 salas llenas (6.000 entradas) de la obra teatral que encabeza la Mole Moli (Zoñando por triunfar). La puesta, que cuenta con una escenografía elemental y un elenco ad hoc, ha gozado de la piedad de los críticos teatrales que en buena parte optaron por abstenerse de merituar su calidad y su argumento a contramano, que busca convencer al personaje gay que encarna Moli para que evolucione en heterosexual. La Mole integra el nutrido elenco de figuras artísticas y deportivas delasotistas que pueblan figuras como la Mona Jiménez, David Nalbandian, Perico Pérez, Cacho Buenaventura, etcétera. Participan en avisos de campaña electoral o en publicidades de la lotería provincial y a veces hasta suelen ser premiados con un sueldo público pagado con el esfuerzo contributivo de toda la isla cordobesa.
Más allá de esos episodios, la placidez del lago y las sierras parecen ser suficientes para disuadir a los artistas de seguir el camino de Ricardo Darín y comenzar a exigir rendiciones de cuentas patrimoniales a la Presidente o a sus funcionarios. Nada que ver. Acá los grandes problemas son la escasez de protector solar en las farmacias, la falta de taxis, el embotellamiento del tránsito en el centro y la mafia de las playas de estacionamiento que por tener un auto a la intemperie cinco horas te cobran como si hubieras alquilado un dúplex con masajista frente al lago por una semana. Las familias que no pueden darse el lujo del gasto que implican las obras de teatro (promedio de 800/900 pesos por cuatro entradas), encaran hacia la Costanera y pueden gozar, gratuitamente, del reflejo de las luces de los cerros en la superficie del lago.
¡AGUA, AGUA!
El agua es el elemento vital de la villa. Cuando escasea, por falta de lluvias en los últimos meses del año, Carlos Paz anda con los pelos de punta y ensaya caras de terror por lo que pueda ser el futuro de la temporada. La ciudad con el lago lleno, como se encuentra ahora, es una belleza de postal que reverdece todo lo que toca, es una conejita de Playboy dispuesta a cumplir las fantasías de cada turista que toque a la puerta de su dormitorio serrano. Pero si las lluvias se hacen rogar y faltan metros para que el lago bese el nivel del vertedero, Carlos Paz se transforma en una pareja desgreñada, molesta, con aliento a algas, con basura pudriéndose en las costas, y pasea su malestar por toda la provincia. Levanta a gobernadores a la madrugada, moviliza brigadas de bomberos, enfrenta al intendente con las cooperativas de servicios, a los concejales con el cura, a los inspectores con el comisario y hace pensar en saltar de los balcones a todos los solitarios que soñaban con la aventura que el verano exitoso les depararía.
Durante el resto del año, Carlos Paz abandona el lentejuelerío. Pierde los oropeles, las trasnoches, la fantasía. Su tradicional pájaro cucú deja de sentirse un canario de ojos celestes y vuelve ser un gorrión gris, un cascote móvil al que nadie le presta atención. La villa queda degradada a la categoría de ciudad dormitorio de la Capital. Es un dormidero para empleados y ganapanes que rebotan por la autopista; vienen y van como bolas de un flipper, tratando de ignorar el almanaque hasta el regreso del nuevo verano. Igual, para no dar el brazo a torcer al invierno, la ciudad mantiene las marquesinas de las obras teatrales durante todo el año. Y en las noches frías de junio, mientras cae aguanieve, es posible ir caminando por la céntrica calle General Paz y ver aparecer en lo alto el culo brillante y dorado de Jésica Cirio, levitando como una aparición religiosa, recortado contra la oscuridad de la montaña.
Pero todo eso no lo saben los nuevos chetos que en estos días se congregan en el pub de la discoteca Zebra, no lo sospechan los artistas que suponen que la villa no cambia nunca, no lo comentan los nativos interesados en perpetuar el recuerdo de la Ciudad Feliz. Carlos Paz es la nueva metrópolis teatral argentina, la capital donde se cincela el destino anatómico artificial de la Nación, el alto horno donde se terminan de cocinar los veranos, el antiespasmódico que cada año necesita ingerir para relajarse nuestra agrietada realidad nacional.
@soysergio
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