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Véritas, otra marca tradicional en crisis y cerca de su cierre
• SEGÚN DATOS DEL BCRA, LA DEUDA ASCIENDE A $ 375 MILLONES
La línea de productos de tocador pertenece a La Fármaco, propiedad de una pyme salteña que se la compró a la multinacional Unilever en 2016. La afectó el alto endeudamiento y la caída del consumo.
Línea. Los desodorantes de Véritas son uno de los productos más conocidos de La Fármaco. También son tradicionales los jabones y talcos.
Los resultados de su último balance tampoco son muy alentadores, a junio de 2017 Santiago Sáenz junto con La Fármaco habían facturado poco más de $1.278 millones y afrontado pérdidas por un total de $97,6 millones. Más acá en el tiempo en su ejercicio por el período de nueve meses a marzo de este 2018 con ventas totales por $1.064 millones ya mostraba un resultado negativo de poco más de $131,7 millones.
En enero pasado la empresa además emitió ON negociables por $78 millones que en los próximos meses tendrían que comenzar a pagar interés y capital, pero ante la apertura del concurso esta operación no se ejecutaría tal como está previsto en el prospecto de emisión. Lo mismo sucede con su primera emisión que data del año pasado por hasta $100 millones.
Ahora bien, desde el sector empresarial detallan que la salida de esta difícil situación es el ingreso de capitales frescos o más bien que un grupo inversor grande se haga cargo de la totalidad de la empresa o sus sociedades controladas. Por lo pronto, Unilever no sería de la partida porque en 2016 estuvo obligada a vender La Fármaco -con sus marcas, además de Véritas, Vo5 y Antiall- porque ostentaba una posición monopólica en el segmento de productos de higiene personal.
En cuanto al negocio de productos para limpieza donde Santiago Sáenz tiene el grueso de su operatoria suena con fuerza como interesada el Grupo Queruclor, que es reconocida en Capital Federal y Gran Buenos Aires con su línea de productos Querubín.


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