13 de abril 2015 - 00:49

Volvió a las calles reclamo por el “impeachment” de Dilma en todo Brasil

• MÁS DE 700.000 PERSONAS SE MANIFESTARON EN 24 ESTADOS, AUNQUE LA AFLUENCIA FUE MENOR QUE LA CONVOCATORIA ANTERIOR

La marcha más multitudinaria se llevó a cabo en San Pablo, bastión opositor, donde al menos 275.000 personas participaron en contra del Gobierno de Dilma Rousseff, que apenas lleva 103 días en el poder.
La marcha más multitudinaria se llevó a cabo en San Pablo, bastión opositor, donde al menos 275.000 personas participaron en contra del Gobierno de Dilma Rousseff, que apenas lleva 103 días en el poder.
 Río de Janeiro - Al menos 700.000 brasileños volvieron ayer a las calles para protestar en casi un centenar de ciudades del país contra la corrupción y para exigir la salida de la presidenta Dilma Rousseff, cuya popularidad está en mínimos históricos pese a que sólo completó 103 días de su segundo mandato de cuatro años.

Las protestas fueron convocadas en las redes sociales por los mismos movimientos que se dicen independientes de los partidos políticos y que el 15 de marzo consiguieron congregar a cerca de dos millones de manifestantes en decenas de ciudades.

El número de manifestantes de ayer, sin embargo, fue muy inferior al del mes pasado, lo que fue minimizado por los organizadores e ignorado por el Gobierno, que en esta oportunidad se abstuvo de alinear ministros para dar respuestas.

En San Pablo, mayor ciudad de Brasil, uno de los principales fortines de la oposición y que el mes pasado registró una histórica protesta con cerca de un millón de personas, la marcha congregó a 275.000 manifestantes, casi la cuarta parte, según el primer cálculo divulgado por la Policía.

De acuerdo con el portal de noticias G1, las manifestaciones realizadas hoy en al menos 156 ciudades de 25 de los 27 estados del país congregaron a unas 575.000 personas, pero otras sumas llevaban el número de concurrentes a 700.000. "El problema no es el número de personas. Menos personas en la calle no significa menos insatisfacción. Por el contrario, puede hasta significar un aumento del desespero y la represión de una revuelta que puede ser más fuerte en algún tiempo", afirmó en su blog la líder ecologista Marina Silva, tercera candidata más votada en las dos últimas elecciones presidenciales.

Los organizadores de las protestas admitieron la reducción del número de convocados pero advirtieron que hasta las encuestas muestran que la insatisfacción continúa creciendo y la aprobación del Gobierno sigue en el suelo. Según una encuesta divulgada por la firma Datafolha, el 75% de los brasileños aprueba las protestas y un 63% apoya que el Congreso abra un juicio político con miras a la destitución de Rousseff, cuyo índice de aprobación continúa en el 13% que tenía en marzo -el menor desde que asumió-, por su supuesta responsabilidad en el escándalo de corrupción de la petrolera Petrobras.

La corrupción es precisamente uno de los detonantes de las protestas, especialmente el gigantesco escándalo en el seno de la petrolera estatal, investigado desde hace más de un año y que ganó dimensión por la apertura de investigaciones a cerca de 50 políticos, en su mayoría oficialistas, que supuestamente recibieron sobornos de miles de millones de dólares desviados de Petrobras. A diferencia de las protestas de 2013, cuando millones de jóvenes de clase media principalmente salieron a las calles para exigir más inversión en salud y educación, las de 2015 reúnen a familias enteras de clase media y alta que piden la salida de Rousseff.

Las protestas fueron convocadas en internet por grupos sin vínculo político como el Movimiento Ven a la Calle Brasil, Revoltosos Online y Movimiento Brasil Libre, pero la oposición rápidamente las apoyó y reforzó el discurso por la renuncia o un juicio político contra la jefa de Estado. En algunas ciudades se registraron incidentes entre los manifestantes y algunos grupos minoritarios que defendían una intervención militar.

En todas las protestas los manifestantes marcharon vistiendo camisas con los colores amarillo y verde de la bandera nacional, en su mayoría de la selección de fútbol, y cargando letreros en los que expresaban sus reivindicaciones. "Fuera Dilma", "Fin a la corrupción" y "Fuera el PT" (en referencia al oficialista Partido de los Trabajadores) eran los letreros -y los gritos- que se repetían en todas las ciudades, aunque no faltaban reivindicaciones regionales y de grupos específicos, como profesores y sindicalistas.

Agencias EFE, AFP, Reuters,


ANSA y DPA

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