17 de enero 2002 - 00:00
El surrealismo vuelve a EE.UU.
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"Noche en Sedona", Dorothea Taming
Temas
La curadora de la muestra, Jennifer Mundy, la presenta a través de trece temas, entre ellos, «Anatomías», «Amor», «Poesía», «Eros», «Objetos Eróticos» que representan diferentes maneras de la deconstrucción del deseo. Están las casi abstracciones de desnudos fotográficos de Man Ray, el incesto y el fetichismo en las pinturas de Dalí, la violencia de «El perro andaluz» y «La edad de oro», films de Buñuel.
Hay también obra temprana de Max Ernst originada en la hechicería germana, así como el sentido del humor de Duchamp de su «Mona Lisa con bigotes» y la fotografía que se hizo tomar vestido de mujer por Man Ray titulada «Rose Sélavi», un juego de palabras para «Eros es la vida». A pesar de toda esta obsesión por el sexo las mujeres artistas que se acercaron al grupo eran consideradas musas inspiradoras y así como podían disputarse los amantes, quedaban excluídas de las discusiones.
Muchas de ellas realizaron sus obras importantes una vez abandonado el círculo surrealista, por ejemplo Leonor Fini, nacida en Argentina pero educada en Italia, con sus pinturas de atmósfera erótico homosexual, en las que frecuentemente aparecen gatos amenazantes.
Frida Kahlo utilizó la pintura como un medio para explorar la realidad de su cuerpo. Dorothea Tanning, que se casó con Max Ernst en 1946 es conocida por sus ambiguos desnudos femeninos combinados con animales. Remedios Varo y sus fantasías científicas, Claude Cahun y sus retratos también ambiguos. Se exhiben esculturas de Louise Bourgeois que aunque no se considera una surrealista, a los noventa años sigue produciendo obras de alto voltaje erótico.
Hay carteles que previenen a los espectadores acerca de algunas obras consideradas provocativas como la serie fotográfica de muñecas deformadas de Hans Bellmer, cuya esposa terminó suicidándose. Hay dibujos, fotos explícitas y collages de parecido tenor pertenecientes a Jindrich Styrsky, un dibujo sadomasoquista de Masson, «Los Ciento Veinte Días de Sodoma», de Roberto Matta, así como las formas distorsionadas de Salvador Dalí, figura líder del movimiento hacia 1930, que remiten al acto sexual.
Breton, Masson y Ernst emigraron a los Estados Unidos. Este último, en una conferencia en la Universidad de Yale en 1942, se refirió nostálgicamente al surrealismo que «sólo puede comprenderse en relación a las guerras, ya que comenzó hacia el fin de la primera y se extendió hasta los albores de la segunda».
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