Con el fondo
de la Guerra
de Secesión,
«Perseguidos
por el pasado»
vuelve a los
climas y
situación del
Oeste
tradicional.
«Perseguidos por el pasado» («Seraphin Falls», EE.UU., 2006, habl. en inglés)Dir.: D. Von Ancken Int.: P. Brosnan, L. Neeson, A. Harmon, E. Lauter, M. Wincott, K. J. O' Connor, A. Huston.
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Como en los viejos westerns, «Perseguidos por el pasado» va directamente a la accion; un hombre es perseguido implacablemente en medio de unas montañas nevadas. Los sufrimientos de la víctima y la violencia de sus perseguidorres no tienen una explicacion argumental hasta bien promediada la película, cuya cualidad es su capacidad para equilibrar las impactantes escenas de violencia con el hermetismo con el que se narra la historia de una venganza sobre un crimen de guerra perpetrado a fines de la Guerra de Secesión.
A medida que avanza, la película casi sale de los carriles realistas para adentrarse en un terrreno simbólico que en realidad tampoco le es ajeno al western clasico. Lo curioso es la eleccion de los cowboys para este duelo.
Liam Neeson luce especialmente tenebroso, encarnando un personaje totalmente consumido por sus deseos de venganza. Y Pierce Brosnan, sobre todo en la primera parte, aparece convincente al tener que pasar por todo tipo de situaciones terribles, incluyendo caer por una catarata y curarse a sí mismo una herida de bala siguiendo las peores técnicas quirúrgicas de Clint Eastwood.
Es interesante cómo, siguiendo pautas clásicas, el director televisivo David Von Ancken va consiguiendo climas y escenas originales, aunque como es difícil mantener permanentemente la tensión con sólo dos personajes, a veces se toma un poco más de tiempo del necesario en sus encuentros con personajes secundarios (no mucho, la película dura menos de dos horas, lo que para un western moderno es bastante discreto).
En este sentido no hay muchas quejas, ya que el elenco tiene muy buenas intervenciones de gente tan talentosa como Ed Lauter o Kevin J. Connor. Mención aparte merece la extraña y contundente aparición de Anjelica Huston en un momento clave.
La fotografía del varias veces ganador del Oscar John Toll, con todo tipo de preciosismos paisajisticos, funciona como extraño contrapunto a las explosiones de violencia de un buen exponente de un género que se niega a desaparecer.
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