Ben Stiller
escribió,
dirigió y
protagoniza,
junto con un
elenco sin
desperdicio,
una comedia
que se ríe de
Hollywood,
por
momentos
con
verdadero
salvajismo.
«Una guerra de película» (Tropic Thunder, EE.UU., 2008, habl. en inglés). Dir.: B. Stiller. Int.: B. Stiller, J. Black, R. Downey Jr., B.T.Jackson, J. Baruchel, D. McBride, S. Coogan, N. Nolte, T. Cruise, M. McConaughey.
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Pocas comedias han sabido reírse de Hollywood desde adentro como esta salvaje «Tropic Thunder», más una sátira de la industria del cine que de las películas de guerra, como parece insinuar el título local. Como el actor que interpreta Ben Stiller (también director del film) está tratando de levantar su alicaída carrera interpretando a uno de los mayores héroes de la guerra de Vietnam, el cine bélico es parodiado ya desde la primera escena, con una desopilante rendición del final de «Pelotón».
Los chorros de sangre son tan generosos como las cataratas de lágrimas con las que estos soldados rudos dejan expresar su emotividad, sólo que la idea de que uno de los protagonistas pueda ser más sensible que el otro genera una interminable discusión que provoca que la mayor escena de explosiones detone a destiempo y todo se vaya momentáneamente al cuerno, deteniendo el rodaje de la película de guerra más costosa de todos los tiempos y dejando a actores y equipo varados en algún lugar poco amistoso del quinto infierno del sudeste asiático, al mejor estilo de lo que pasó con el rodaje de «Apocalypse Now».
El elenco no tiene desperdicio: Robert Downey Jr, que primero aparece haciendo de monje gay en el trailer de una película de cine indie, se vuelve irreconocible como el aguerrido soldado afroamericano que tiene que rescatar a su valiente camarada de armas. Nick Nolte es el inválido munido de pinzas en vez de manos que asesora a la producción, ya que el es legendario héroe de Vietnam que escribió el libro sobre el que se basa el film dentro del film. Y el peor villano es el productor (un irreconocible Tom Cruise) que insulta a todo el mundo desde su oficina en Hollywood. Según la trama, el personaje de Stiller cree que la película se rodará con cámaras de video digital ocultas en una selva, y termina capturado por auténticos guerrilleros narcos orientales que lo torturan obligándolo a interpretar en un escenario el mismo papel tonto que protagonizó en su última y vapuleada película. Sus compañeros de elenco terminan volviendo real la película que debían filmar, ya que aislados en la jungla, son los únicos que pueden salvarlo de la horda de criminales comandada por un niño soldado munido de ametralladoras y bazookas.
Las comedias norteamericanas no suelen presentar este tipo de personajes, ni tampoco a adictos como el actor/soldado que encarna Jack Black, que tambien quiere entrar al campamento narco, pero no justamente para salvar a su amigo.
No todos los gags son igual de eficaces, ni todos los chistes son para todos los gustos, ya que el humor negro y la incorrección política abunda al punto de que ésta debe ser la única película de la historia donde el héroe mata un osito panda y se viste con su piel.
Los numerosos momentos culminantes de esta comedia única constituyen ese tipo de escenas que el espectador quiere volver a ver una y otra vez. Nadie que quiera pasar un rato realmente divertido debería perderse esta cruel caricatura del Hollywood moderno.
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