El ministro de Economía, Luis Caputo, partió este viernes hacia Washington con un objetivo central: comenzar a negociar los detalles del salvataje financiero que EEUU estaría dispuesto a brindar a la Argentina. El viaje se da en medio de una fuerte tensión cambiaria en el mercado local y en un momento políticamente delicado para la administración de Donald Trump, ya que la delegación argentina aterrizará en plena parálisis del gobierno estadounidense (shutdown), tras el fracaso del Congreso en aprobar una ley de financiamiento temporal.
Dólar en zona de definiciones: los tres escenarios que proyecta la city de acuerdo al resultado electoral del 26-O
Luis Caputo viajó a Washington para negociar el salvataje financiero de EEUU, en medio de tensión cambiaria y un shutdown del gobierno norteamericano.
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El ministro de Economía, Luis Caputo, en horas decisivas, viajó a Washington.
Quedan cinco ruedas hasta el encuentro del presidente Javier Milei con su par de EEUU, Donald Trump, que está programado para el martes 14 de octubre, y 14 jornadas hasta las elecciones nacionales de medio término. Fuentes de la city aseguran que el poder de fuego del Tesoro para los próximos 15 días asciende a unos u$s110 millones diarios para contener el tipo de cambio actual, en función de sus depósitos en dólares actuales.
Pero, es sabido que si las ventas diarias no alcanzan para contener el tipo de cambio, el BCRA tendría que intervenir. En ese marco de abultados vencimientos de deuda, el mercado ya descuenta un cambio de régimen cambiario para el poselecciones.
Dólar: los cambios que reclama el mercado para el día después
Desde Facimex señalaron que, tras las elecciones, será necesario ajustar el esquema cambiario para evitar una apreciación real excesiva del peso y, al mismo tiempo, priorizar las compras de divisas por parte del Tesoro. “El respaldo norteamericano permitirá seguir cumpliendo con los compromisos, pero acumular reservas de forma orgánica será clave para lograr una baja genuina del riesgo país y recuperar el acceso al financiamiento de mercado”, destacaron.
En ese sentido, advirtieron que serán necesarios dos cambios importantes: recalibrar el régimen cambiario, lo cual puede hacerse mediante diferentes caminos como actualizar la banda actual contemplando la diferencia entre la inflación local e internacional, avanzar hacia un esquema de banda de intervención, o incluso migrar hacia una flotación pura; por otro lado, el Tesoro debería comenzar a acelerar las compras de dólares con los pesos generados por el superávit primario, idealmente con un cronograma preestablecido, concluyeron.
Esta mirada está en sintonía con la expresada por Grupo SBS. "El esquema cambiario podría modificarse tras las elecciones, con el objetivo primario de acumular reservas netas que permita una reducción sostenida del riesgo país para poder volver a los mercados de crédito", especificaron. En este aspecto, revelaron que el veredicto del mercado respecto al resultado electoral será clave en términos de demanda de pesos, variable que podrá jugar o a favor o en contra en la transición hacia un régimen cambiario que permita la acumulación sostenida de reservas internacionales.
Escenario optimista: buen resultado electoral para el Gobierno
En un escenario de victoria del oficialismo a nivel nacional, según revela Facimex, habría espacio para avanzar hacia una flotación sucia removiendo los controles cambiarios remanentes y habilitando una baja importante de las tasas de interés reales. Esto crearía un marco de "muy buenas perspectivas de re-acceder al mercado donde el uso de reservas para intervención cambiaria quedaría limitado a episodios de inestabilidad", resaltaron.
Por su parte desde Grupo SBS, consideraron que "el Gobierno debería aprovechar tanto el apoyo de EEUU como el flujo extraordinario de liquidación de exportaciones para iniciar un sendero virtuoso de acumulación de reservas, procurando evitar lo ocurrido durante la cosecha gruesa de este año, en que, bajo dólar flexible, el flujo comercial se fue a FAE del sector privado no financiero en lugar de a reservas".
"El escenario optimista supone contar con EE.UU. como respaldo de última instancia, pero avanzando hacia una flotación libre donde se eliminen las restricciones cambiarias pendientes, se establezca un programa de compras diarias de dólares (que requeriría el uso implícito del impuesto inflacionario, es decir, emisión de pesos) y se normalice la política monetaria fijando una tasa de referencia que brinde cierta guía. Con el apoyo de EE.UU., la moneda no debería sufrir un overshooting y la inflación, tras un salto inicial, tendería luego a bajar", agregaron desde Max Capital.
Escenario neutro: paridad entre oficialismo y oposición
En un escenario de paridad electoral, se podría recalibrar la banda cambiaria para corregir la apreciación inducida por no haber contemplado la diferencia entre la inflación local y la internacional, explicaron desde Facimex y ampliaron a que esto implicaría recalcular el techo ajustando al 2,5% TEM en lugar de al 1% TEM.
"Se avanza gradualmente con la remoción de los controles cambiarios remanentes manteniendo tasas reales de un dígito alto, en un contexto donde habría perspectivas decentes de acceder al mercado", detallaron según este virtual escenario.
Escenario pesimista: otra derrota de LLA como en PBA
"En una interpretación del mercado negativa como para PBA, la demanda de pesos caería, presionando no sólo sobre el plano cambiario sino sobre la nominalidad en general, aún en un contexto de actividad estancada", expresaron desde Grupo SBS y agregaron: "Si bien hay, mirando agregados monetarios contra PBI, amplio espacio para la remonetización en pesos, si la demanda de moneda doméstica no sube o cae, difícilmente el desarme de la postura contractiva pueda venir sin aceleración en la nominalidad".
Desde Grupo SBS advirtieron que, más allá de las definiciones cambiarias, la clave seguirá siendo la demanda de pesos. "Una caída significativa en la demanda de pesos podría comprometer el financiamiento del Tesoro en las licitaciones, lo que dificultaría la baja de tasas de interés", señalaron. En ese contexto, explicaron que este escenario no solo afectaría a la actividad económica, sino que también tendría implicancias fiscales. "El atraso en el recorte de tasas implicaría una mayor carga de intereses, lo que pondría presión adicional sobre el resultado fiscal primario", ampliaron.
Por último, para Facimex, en un escenario de derrota del oficialismo, el ajuste del esquema cambiario debería priorizar limitar el uso de reservas para intervención apuntando a salvaguardar el financiamiento externo disponible en un contexto donde se alejarían las perspectivas de acceder al mercado, por lo que, sostienen, "no habría margen para un relajamiento de controles cambiarios o una vuelta de las tasas reales a zona de un dígito".
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