Condenaron a una mujer que entregó a su amiga para ser asesinada por un sicario

El homicidio de María Cristina Carabajal ocurrió el 6 de diciembre en 2021 en el barrio Godoy. La víctima tenía 30 años y un hijo de 13.

Condena a Rocío Soledad Castro por “entregar” a su amiga para que la maten. 

Condena a Rocío Soledad Castro por “entregar” a su amiga para que la maten. 

La Justicia condenó a 14 años de prisión a Rocío Soledad Castro por “entregar” a su amiga para que la asesine un sicario. El crimen ocurrió el 6 de diciembre de 2021 cuando María Cristina Carabajal fue fusilada de un tiro en la cabeza frente a sus hermanas en Rosario.

La sentencia fue dictada por las juezas Silvia Castelli, Valeria Pedrana y Paula Álvarez. El Ministerio Público de la Acusación sostuvo que el rol de Castro fue de partícipe necesaria en el crimen. El móvil del asesinato sigue siendo un misterio para los investigadores.

Una de las hipótesis vinculaba al crimen con una de las relaciones pasadas de la víctima: Facundo Ariel “Jirafa” Pérez, quien se encuentra detenido desde julio de 2023 como integrante de la banda del narcotraficante Julio Andrés “Peruano” Rodríguez Granthon.

Carabajal denunció a Pérez por violencia de género en su momento y estuvo un tiempo detenido. Pero no se pudo probar la vinculación con el crimen.

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María Cristina Carabajal.

María Cristina Carabajal.

Cómo ocurrió el crimen de María Cristina Carabajal

Según se pudo reconstruir en el juicio, el desenlace fatal ocurrió tras una invitación fatal: Castro le escribió a su amiga Carabajal y le propuso compartir unos mates. Ese día a las 19.55, le envió un mensaje diciendo “Yendo (emoji de auto)”. A las 20.05, Carabajal respondió “Ahí salimos”. Castro contestó: “Sí, sí, espérame afuera”, “Ya llego”.

Cuando la víctima salió de su casa, en lugar de encontrarse con su amiga fue interceptada por un hombre armado que le disparó en el cráneo.

“Ellas eran conocidas, no tan amigas, hacía un año que no se veían, y de la nada Rocío le escribe. Le dijo que tenía ganas de visitarla porque hacía mucho que no se veían”, declaró una de las hermanas de la víctima.

La investigación nunca logró identificar al sicario que ejecutó el disparo. Todos los testigos presentes coincidieron en que quien disparó jamás fue reconocido y escapó del lugar sin obstáculos.

En el expediente también se registraron nombres vinculados al delito, como Claudio “Morocho” Mansilla, prófugo de la cárcel de Piñero, y Brenda “La Cote” Pared, cuñada de Mansilla y vinculada al narcomenudeo. Su relación con Carabajal habría surgido en la Alcaidía de Mujeres.

Ninguno de estos elementos pudo ser convertido en una prueba concluyente para fundamentar un móvil o detectar instigadores detrás del asesinato.

Para el fiscal, la conducta de Castro fue muy clara: “Castro no fue una testigo inocente de estos hechos, sino que actuó como partícipe necesaria, aportando información, tiempo y presencia para garantizar que la víctima estuviera expuesta en el momento justo. Su aporte fue indispensable: sin su rol de señuelo, el crimen no habría ocurrido en esas condiciones”.

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