La "sociabilidad" de los grandes dinosaurios les ayudó en su evolución

Los paleontólogos encontraron agrupados esqueletos de crías y de jóvenes dinosaurios, "unos contra otros, en posición de reposo", cuenta un trabajador de la Patagonia.

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El comportamiento social de los grandes dinosaurios contribuyó a extender su dominación, según un estudio a partir de los descubrimientos en la Patagonia de una colonia de fósiles de más de 200 millones de años.

Hace 150 millones de años, los reyes incontestables del mundo animal eran los saurópodos, gigantescos herbívoros que pesaban entre ocho y dieciséis toneladas y medían entre 15 y 20 metros.

"Sabíamos que los saurópodos eran animales sociales, pero no sabíamos nada de sus ancestros", explica el argentino Diego Pol, del Museo Paleontológico Egidio Feruglio, en la Patagonia.

El estudio publicado el jueves en la revista Scientific Reports confirma que la capacidad para vivir en grupos ya existía 40 millones de años antes de lo observado en otras especies y que "pudo tener un papel" en el éxito de los saurópodos para colonizar zonas templadas.

El equipo de investigación centró sus excavaciones en Laguna Colorada, en el sur de Argentina, donde en los años 70 se descubrió gran cantidad de esqueletos de las crías de Mussaurus patagonicus.

Y sacaron a la luz unos fósiles de hace 192 millones de años de 69 dinosaurios de todas las edades, desde embriones a adultos, así como más de 100 huevos fosilizados.

"Ya se conocían dos sitios de nidificación, en Sudáfrica y en China, más o menos de la misma época, pero no nos daban información adicional sobre sus habitantes", explica y agrega que "muchos animales ocupan el mismo nido sin que haya interacción social".

Pero el análisis de Laguna Colorada cambia todo el escenario, según este paleontólogo, porque muestra "que no solo era una colonia de nidificación, sino que estos animales pasaban buena parte de su existencia juntos".

Para probarlo había que saber primero si los huevos tenían relación con los esqueletos hallados. Un encuentro fortuito con el paleontólogo francés Vicent Fernández, que trabajaba en 2004 en el Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotrón (ESRF) en Grenoble (este de Francia), tuvo una importancia decisiva.

El rayo X del ESRF de Grenoble tiene una intensidad "miles de millones de veces superior a la de un escáner industrial", explica Fernández.

Junto con Diego Pol tuvieron derecho a usarlo durante cuatro días con 30 huevos. Y allí vieron algo que sería indetectable bajo las capas del huevo fosilizado: "los huesos aparecieron como por arte de magia".

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