20 de julio 2006 - 00:00

80 muertos ayer en Líbano (muchos civiles). El peor día de la guerra

La guerra en Medio Oriente parece librada a una dinámica que gana día a día en violencia. EE.UU. sigue apoyando la ofensiva israelí y todavía no se comprometió a fondo con las incipientes gestiones diplomáticas. Por implicar a una milicia poderosa apoyada por Irán y Siria, la Casa Blanca considera a esta guerra como una parte de la lucha global contra el terrorismo. Sin embargo, el conflicto está resultando demasiado costoso en términos de vidas de civiles y está provocando un verdadero desastre humanitario. De hecho, ayer fue el día más cruento, con unas 80 víctimas fatales en el Líbano, a lo que se sumó la muerte de dos niños árabes en Israel, irónicamente muertos por la explosión de un cohete de Hizbollah. Semejante panorama hace que la vía militar no resulte sostenible a largo plazo ante la opinión pública de Occidente. Por eso es que ya se especula con que en unos días la ofensiva internacional por un arreglo negociado, aunque sea precario, se redoblará y que, allí sí, Washington se sumará buscando terminar de neutralizar lo que quede de Hizbollah.

Buena parte del pueblo deNabi Sheet, cercano aBalbek (Líbano), quedódevastada tras los bombardeosisraelíes de ayer(arriba). El ejército hebreorealizó operativos terrestrespara barrer bases deHizbollah en el sur de esepaís (abajo).
Buena parte del pueblo de Nabi Sheet, cercano a Balbek (Líbano), quedó devastada tras los bombardeos israelíes de ayer (arriba). El ejército hebreo realizó operativos terrestres para barrer bases de Hizbollah en el sur de ese país (abajo).
Beirut (EFE, AFP, Reuters, ANSA) - En el día más cruento desde el inicio de la guerra en el Líbano, casi 80 personas perdieron ayer la vida en diferentes ataques israelíes, entre ellos, un líder del grupo terrorista Hizbollah no identificado. La octava jornada del conflicto marcó también el inicio a gran escala de operaciones terrestres hebreas en el sur de ese país, mientras continuaba el masivo éxodo de libaneses hacia el Norte.

Las tropas israelíes entraron al sur del Líbano para realizar ataques contra puestos de Hizbollah («Partido de Dios»). Tras esos episodios, el ejército informó que dos de sus soldados murieron y nueve resultaron heridos en los combates con la guerrilla islamista.

  • Continuidad

  • Pese a ello, las fuerzas hebreas decidieron continuar con las incursiones, aseguró el Canal 2 de televisión, citando a fuentes militares. Hizbollah, en tanto, transmitió en un comunicado que uno de sus militantes había fallecido en un choque armado.

    Durante el día, Israel llevó cabo una serie de ataques aéreos y navales contra objetivos de la milicia chiita, que también se cobraron la vida de decenas civiles libaneses (la mayoría de las víctimas, según las autoridades de Beirut).

    Al menos 17 personas fallecieron, entre ellos, varios niños, mientras otras 30 resultaron heridas por un misil que destruyó varias viviendas en la localidad de Srifa, en el sur del país, dijeron vecinos de la zona. «Hubo una masacre», dijo el alcalde de la ciudad, Afif Najdi, mientras los equipos de rescate aún buscaban cadáveres entre los escombros.

    Los ataques alcanzaron también a dos bases de las fuerzas de las Naciones Unidas, una de las cuales albergaba a desplazados por la guerra, sin causar víctimas, se informó.

    Al cierre de esta edición, se contabilizaba la muerte de otras 53 personas en diversos ataques en el sur del Líbano, entre ellos, un adulto brasileño. En total, desde el inicio del fuego cruzado ya han perdido la vida 293 libaneses y 29 israelíes, en su mayoría civiles, según cálculos extraoficiales.

    El ejército israelí intensificaba al cierre de esta edición sus ataques contra el sur de Beirut y del país, de acuerdo con fuentes de la policía y medios locales. El canal de televisión LBC aseguró, sin dar más detalles, que al menos seis personas murieron como consecuencia de los bombardeos.

    Hoy a la madrugada local, la aviación israelí atacó un búnker utilizado por dirigentes de Hizbollah en el barrio de Burj el-Barajneh. Según fuentes militares, unos 20 aviones participaron en la operación y lanzaron 20 toneladas de bombas sobre el lugar en el que se encuentra el refugio. Después de ese ataque, que no causó víctimas, el líder de Hizbollah, Hassan Nasrallah, declaró una «guerra abierta» contra Israel y amenazó a la ciudad israelí «Haifa y más allá».

    Por otro lado, el impacto de un proyectil contra un camiónperforador en el barrio cristiano de Ashrafiyeh, en el este de Beirut, quebró la calma que había reinado hasta ahora en esa parte de la ciudad y atemorizó a los habitantes que aún se consideraban en una zona segura.

    Hasta ahora, la inmensa mayoría de las bombas lanzadas contra Beirut había impactado en Dahie, el nombre que recibe el conjunto de barrios del sur chiita de la capital, además de golpear los principales nudos de comunicación y rutas de acceso.

  • Reclamo dramático

    Los acontecimientos impulsaron al primer ministro libanés, Fuad Siniora, a reclamar con tono dramático un «cese inmediato del fuego» y una «ayuda humanitaria urgente» para su país durante una reunión del gobierno con el cuerpo diplomático acreditado en la capital.

    El conflicto ha obligado a más de medio millón de libaneses a huir de sus hogares. Las familias desplazadas cargaron sus camionetas y vehículos, provistos de banderas blancas, y se dirigieron a Sidón, la principal ciudad del sur del país, intentando escapar de la violencia. UNICEF y la Cruz Roja advirtieron sobre la posibilidad de una «crisis humanitaria», debido a que la mayoría de los desplazados no tiene los medios para abastecerse. Fuentes oficiales indicaron que más de 70% de la población de Beirut ha abandonado sus viviendas.

    Ayer también continuaba el éxodo de extranjeros. Centenares de personas de diferentes nacionalidades se agolpaban en el puerto de Beirut a la espera de embarcarse de regreso a sus países, mientras helicópteros norteamericanos y franceses supervisaban desde el aire la operación de evacuación.

    Durante el día, se confirmó la evacuación de unos 3.000 extranjeros, entre ellos, un millar de estadounidenses y otro tanto de indios, así como 800 latinoamericanos, unos 500 alemanes, 260 franceses, 180 británicos y 60 argelinos, entre otros.
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