30 de septiembre 2022 - 17:46

Babilonia, la favela "más tranquila" de Río de Janeiro donde Lula es favorito

(Por Ariadna Dacil Lanza, enviada especial) Si Brasil fuera la favela carioca Babilonia, Luiz Inácio Lula da Silva ganaría el domingo en primera vuelta. Esa es al menos la impresión que transmiten sus habitantes, así como los stickers pegados en los postes de electricidad y las puertas de las casas, que son en su mayoría del Partido de los Trabajadores (PT).

La barriada, que lleva el nombre de la capital sumeria, se considera “la favela más tranquila” de la zona sur de Río de Janeiro, en tiempos en que otras comunidades populares viven constantes episodios de violencia.

Desde 2006 a la actualidad, el control del territorio por parte de las milicias -además de los grupos mafiosos como Comando Vermelho, entre otros- creció y juntos controlan el 20% de la región metropolitana de Río, según datos del Novo Mapa dos Grupos Armados de la Universidad Federal Fluminense.

Y la intervención de las fuerzas armadas también suele terminar en episodios de violencia.

Pero en Babilonia el discurso que repiten gran parte de sus 5.500 habitantes es de armonía y se diferencian de otras, incluso linderas, que ven como zonas copadas por bandas criminales.

A medida que se asciende por las empinadas escalinatas, el paisaje pasa de las calles estrechas, casas con paredes pintadas con murales, a otro más verde, con plantas que recuerdan que se trata de, como dice la canción popular de Jorge Ben Jor, “un país tropical”.

Las construcciones son más nuevas, apiladas, con ladrillos a la vista y chapas. Al llegar encima del morro, se ve la playa de Copacabana, que está a apenas 100 metros de la base.

La puerta de la casa de María Benedita Pinto está abierta y se la puede ver sentada con su pequeña nieta vestida de princesa en su regazo y su hijo Marcelo Augusto frente a ellas. “Llegué sola a Río a los 9 años para trabajar de doméstica", dice a Télam.

Al barrio se mudó en los 80, cuando "se contaban las casas con los dedos", pero hoy se volvió una comunidad de la que asegura no tiene "ni la menor ganas de salir".

Dice que hace unos cinco años ya no hay tiros porque "hay tráfico de drogas, pero no armado". En cambio, advierte, como todos los habitantes de Babilonia, que a unos pocos metros del barrio, en el vecino Chapeu Mangueira, sí hay bandas criminales y recomienda no acercase.

"Seguimos con las mismas necesidades", dice, pero comenta que el domingo votará por Lula. "Ya está definido mi voto, ante la falta de alguien (mejor) voy a votar por Lula", matiza, aunque reconoce que siempre votó por el PT.

Su hijo de 23 años dice que él sí nació y se crió en Babilonia, algo que se repite como una reivindicación identitaria entre los vecinos.

“Comparado con las favelas de zona sur, esta es la comunidad más tranquila en lo que tiene que ver con la cuestión habitacional, de policía y criminalidad, porque Río de Janeiro no es fácil, es bastante complicado", asegura y cuenta que duda sobre su voto: "Estoy entre Lula y Ciro (Gomes, candidato del PDT)".

Ambos son críticos del gobierno de Bolsonaro porque “mucha gente" que conocen quedó en la calle y porque cambió el programa emblema del PT, Bolsa Familia. De todos modos, Pinto asegura que nunca necesitó de subsidios porque siempre trabajó.

Anoche vieron el debate, que definen como una “falta de respeto” porque los candidatos “pelearon entre ellos” y “no piensan en el pueblo porque a ellos nunca les faltó la comida en sus mesas”.

Los tentáculos públicos y privados no llegan a Babilonia de la misma manera que en la base de morro, pero tampoco -salvo excepciones como una pequeña huerta o distintas iglesias mínimas- hay organización propia de la comunidad.

De hecho, una asociación de habitantes de Babilonia recibe la correspondencia porque el correo no llega hasta sus puertas.

"Lamentablemente no hay trabajo para la colectividad, es todo muy individual, si alguien hace un proyecto quiere ganar dinero solo para él y no piensa en el todo", comenta una vecina que no quiere dar su nombre.

Marli González vive allí desde hace más de 50 años, tiene un kiosco sobre un lateral del morro con unas barandas que ofician de barra y donde dos vecinos toman cerveza. Votará por Lula pese a no estar obligada por haber cumplido 70 años y define a Bolsonaro como “el pan que amasó el diablo”.

Jay López tiene 18 años, lleva sus pequeños rulos teñidos de rojo y los ojos delineados, y responde que votará por Lula haciendo la letra “L” con sus dedos.

Nació en Babilonia, pero durante 2020 y 2021 se mudó al complejo Maré -el conjunto de favelas más grande de Río- donde vivió con su padre.

Maré, la favela en la que nació y vivió la concejala de Río de Janeiro Marielle Franco, asesinada en 2018, es actualmente una de las que registran más casos de violencia por disputas entre bandas criminales, milicias y operativos militares.

A la pregunta de cómo fueron esos años, sonríe y hace un largo suspiro como quien se pregunta ¿por dónde empiezo?.

"Era muy complicado, me pasó de estar en la escuela - que estaba llena de agujero de balas- y que haya tiros y teníamos que tirarnos todos los alumnos al piso. Además, cerca de mi casa había bandas armadas, bandidos, traficantes, era muy diferente de acá", dice a Télam, y agrega: “Acá es tranquilo, no hay casi tiros".

Luisa Onorato da Silva, negra, nordestina y jubilada de 67 años tiene un bastón en la mano y está en la fila del centro de salud municipal "Chapeu (sombrero) Mangueira Babilonia", una de las pocas expresiones del Estado allí.

Cuenta que trabajó “en todo" y enumera: "En casa de familia, en hotel, restaurante". Luego "junté dinero y compré una barraquinha (en alusión a su casa) aquí y solo pretendo salir cuando el tiempo me lleve".

Se refiere a Bolsonaro como "el presidente que se está por ir" y dice que él no hizo nada, "solo aumentaron mucho los precios de las cosas".

Waldemiro no dice su apellido, pero comenta que tiene 57 años y trabaja de encargado de edificio. Y mientras espera atención médica desde el borde de una de las miles de escalinatas que serpentean Babilonia, dice que va a votar el domingo, pero que aún no se decidió por quién.

“Voy a votar por el viejito, por Lula”, dice otro vecino que no da su nombre, solo apunta que tiene 38 años y define al barrio como “tranquilo hasta por demás".

Mauro Bernadino atiende el local D´villy dedicado a alquilar ropa para fiestas. Dice que montó ese negocio en el garage de su casa porque la cadena para la que trabajaba, dedicada también a ropa, cerró durante la pandemia. Votará por Bolsonaro pese a haber apoyado los tres primeros gobiernos del PT.

En línea con su candidato, duda de la efectividad de las vacunas contra la Covid-19, exculpa al presidente, porque repite, como él, que no controla el Congreso, y por eso apoya que haga alianzas con el Centrao (grupo parlamentario que es acusado de vender su apoyo a gobiernos a cambio de presupuesto y cargos).

Pamela Rodríguez es una joven negra y con la cabeza llena de pequeñas trenzas rubias. Ella y su familia van a votar por Lula porque para ellos "fue el mejor, durante muchos años ayudó a muchas comunidades" y pese a tener apenas 18 años, dice que sabe lo que hizo el expresidente, como por ejemplo el “Bolsa familia”.

Bolsonaro "fue muy difícil, aumentó mucho los precios en el supermercado y con temas que no están tan buenos como antes", asegura.

Cree que “es muy difícil que los jóvenes se involucren en política”, pero que sus amigos “van a ir a votar por Lula, creo que la mayoría”.

Quiere que el próximo presidente “se ocupe de dar algo mejor a los niños, se necesita mucho de estudios”.

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