Bagels & Bagels nació casi como un juego familiar después de un viaje a Estados Unidos, pero hoy es una de las marcas gastronómicas con mayor proyección de Argentina. Con 20 locales en funcionamiento, 8 propios y 12 franquiciados, la firma vende 150.000 unidades de bagels por mes y apuesta a cerrar 2025 con al menos 23 sucursales. “Queremos que Bagels & Bagels se convierta en un clásico, como otras grandes cadenas, pero dentro de nuestro rubro”, define Gastón Vila, cocreador de la marca junto a Lorena Miron.
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Bagels a la argentina: cómo un pan importado se volvió marca y modelo de franquicia
Bagels & Bagels nació en una cocina familiar y hoy se expande con un modelo probado, inversión desde u$s60.000 y un menú pensado para todo el día.
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La firma vende 150.000 unidades al mes y sus locales que operan desde el desayuno hasta la cena.
En diálogo con Ámbito, Vila reconoce que el contexto actual para la gastronomía es adverso, pero defiende la vigencia del modelo: “Nosotros duplicamos la apuesta. A pesar del estancamiento económico y la recesión, seguimos abriendo locales. Esa es nuestra filosofía desde el inicio”. De hecho, acaban de inaugurar su segundo punto en Rosario y alistan aperturas en Vicente López (Al Río) y Córdoba capital.
Una franquicia accesible, eficiente y sin competencia directa
Para quienes quieran sumarse como franquiciados, el ingreso a la marca implica una inversión estimada de entre u$s60.000 y u$s120.000, dependiendo del tamaño y estado del local. Además, se abona un fee de ingreso de u$s15.000, un royalty mensual del 4% y un 1% adicional en concepto de publicidad.
“No vendemos solo un producto: vendemos eficiencia”, explica Vila. “Hoy el que queda en pie es el que tiene el negocio muy controlado. Ahora miramos todo: compras, scrap, precios. Si no tenés ese control, quedás afuera”.
La rentabilidad, sin embargo, sigue siendo atractiva: la facturación anual esperada por local ronda los $600 millones y el recupero de inversión promedio es de 12 a 18 meses. Cada nuevo franquiciado recibe un paquete completo de soporte, desde el proyecto arquitectónico hasta el acompañamiento operativo los dos primeros meses del negocio.
El diferencial competitivo de Bagels & Bagels es clave. “Nuestra marca se apropió del genérico. Hoy alguien dice ‘bagel’ y automáticamente piensa en nosotros. Hay cafés que ofrecen este pan, pero no hay una cadena consolidada como la nuestra”, destaca.
Producción propia, carta versátil y público diverso
La empresa cuenta con una planta de producción en zona norte del Gran Buenos Aires, desde donde abastecen todos los locales, incluso los del interior del país. “Mandamos los bagels, el café de especialidad, la papelería, salvo los frescos como quesos o fiambres, que los desarrollamos con proveedores locales”, detalla Vila.
El menú incluye más de 25 variedades de bagels dulces y salados, con clásicos como salmón ahumado, avocado y egg & cheese, además de crepas, ensaladas y pastelería. Abren desde las 8 de la mañana hasta las 23 y cubren todos los momentos del día. “Nuestro formato es versátil: desayunás, almorzás, bruncheás, merendás o cenás. Eso lo diferencia de una cafetería con horario acotado”, explica.
Hoy cada local requiere entre 8 y 12 empleados según el formato, que puede ser full o take away. Las zonas prioritarias de expansión son Mendoza, Salta, Mar del Plata y el sur argentino, donde la marca detecta una demanda insatisfecha.
Plan de internacionalización
En paralelo, Bagels & Bagels busca crecer fuera del país. México y España son los destinos más avanzados, pero los desafíos no son menores. “Viajamos a Madrid el año pasado y nos encontramos con que no hay más habilitaciones para cocinas con extracción de humo. Tenés que comprar un fondo de comercio que puede costar 200.000 o 300.000 euros, más la obra. Eso te estira el recupero de inversión a 3 o 4 años”, señala Vila. “Nos interesa mucho estar afuera, pero no a cualquier precio. Si no cierra el negocio, no vamos”.
En un país donde “te cambian el libreto todos los meses”, como dice el emprendedor, sostener una marca gastronómica y convertirla en clásico es un desafío constante. Pero Vila lo tiene claro: “No queremos tener locales vacíos. Queremos locales llenos, con gente que venga a disfrutar, a compartir, a comer rico. Y si es con un bagel, mejor”.
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