27 de julio 2025 - 00:00

Startup fundada por un emprendedor argentino lanzó el primer chat de inteligencia artificial para la industria de la música

Cristian Larrosa reunió sus pasiones por la música y la tecnología para ofrecer soluciones financieras, legales y creativas para artistas y sellos independientes. Ya tiene presencia en tres continentes.

Cristian Larrosa, fundador y CEO de la empresa Larrosa.

Cristian Larrosa, fundador y CEO de la empresa Larrosa.

Cristian Larrosa es un cantante y compositor argentino, nacido hace 44 años en la Ciudad de Buenos Aires, que empezó desde muy joven a moverse en el mundo de la música. Casi al mismo tiempo que aprendía a escribir sus canciones, también desarrollaba otra de sus pasiones: la tecnología.

Su instinto de emprendedor lo llevó a grabar una decena de discos, que se pueden escuchar en Spotify, pero a la vez le dio impulso para crear su propia productora. Desde allí se involucró con la industria de la música de una manera diferente, que combinó la mirada del artista y el empresario a la vez.

Se vinculó con empresas de España y el Reino Unido y así puso un primer pie en Europa. En 2012 tomó la decisión de irse a vivir a Madrid para desarrollar la apuesta más importante de su vida. Vendió su productora y en 2019 armó una empresa completamente nueva, que bautizó “Larrosa”, con la cual se propuso provocar un cambio profundo en la industria musical, facilitando a los artistas independientes el acceso a herramientas tecnológicas para resolver todas las necesidades de su actividad, desde financieras, hasta legales y creativas.

Una de las soluciones de mayor éxito es Wolfi, un motor de inteligencia artificial especializado en la industria musical. Una especie de chat GPT de la música, como él mismo lo define.

Muy rápidamente su empresa se expandió con negocios en Estados Unidos, Europa y América latina. Y más recientemente llegó a Emiratos Árabes, desde donde se propone tender puentes culturales y comerciales con artistas y discográficas de Latinoamérica.

Larrosa trabaja con herramientas de inteligencia artificial y blockchain sobre problemáticas muy puntuales del negocio musical, como la gestión de regalías, la certificación de contenidos, la transparencia en los contratos y el acceso a ingresos globales.

En los últimos cinco años, Larrosa ya movilizó más de 16 millones de euros en estructuras de inversión orientadas a la industria musical, especialmente en mercados de habla hispana.

LARROSA COMPANY

"Tenemos el propósito de transformar la industria musical poniendo la tecnología al servicio de los artistas y profesionales. Creemos en un ecosistema más transparente, accesible y sostenible, donde el talento y la innovación puedan convivir en igualdad de condiciones", explicó Cristian Larrosa en una entrevista con Ámbito.

Periodista: ¿Cómo fueron tus inicios en el mundo de la música?

Cristian Larrosa: A los 14 años empecé a tocar la guitarra, pasión que compartía también con la tecnología. Estaba empezando a programar. Tuve internet desde el primer momento en que estuvo disponible. Así, mi primer movimiento de internet fue buscar música dentro de la web, ver qué se estaba haciendo. Así aprendí a trabajar con herramientas digitales para producir, para componer. Utilizaba la computadora como un estudio. Fui un nativo del home studio. Así entonces fui llevando todo hacia un lugar donde la música y la tecnología se mezclaran. Y hoy estamos en el desarrollo de tecnología avanzada, experimentando con tecnologías que están moldeando muchas cosas, como la inteligencia artificial o la blockchain, por ejemplo.

Así grabé mi música y armé una productora propia. Y me conecté con empresas en Londres y Madrid. En 2012 fui contratado por una empresa en España como director musical para empezar a trabajar en el mundo de las aplicaciones móviles relacionadas con música, que recién empezaban a salir, bajo modelos de negocio de suscripción. Posteriormente vendí mi productora a un grupo de inversor americano que también estaba metido en la compra y venta de regalías.

Ese mundo me pareció fascinante porque era una forma distinta de financiar proyectos musicales, como artista, como discográfica o editorial independiente. Y así decidí fundar la empresa que hoy tenemos, que es Larrosa bajo este principio de poder ofrecer una forma nueva de financiarse para todos los que estén dentro de la industria independiente.

Pero a eso le agregamos todo el background tecnológico que yo tenía. Nos dimos cuenta que podía servir a muchos inversores y músicos, escépticos de una industria que se caracterizaba por los contratos leoninos y demás. A partir de ahí vimos que había un campo que se tenía que explotar, que era el desarrollo tecnológico para hacer un cambio dentro de la industria.

P: ¿Cómo te adaptaste al cambio de roles que implica ese desafío?

CL: Al estar dentro de la industria de la música, como músico, compositor, productor y como intérprete, conocía las necesidades, era parte de ese grupo de personas dentro de la industria que tenían esas inquietudes. Conviví mucho tiempo siendo artista y ejecutivo de la industria, hasta que todo se fue agrandando.

Lo que hice fue conectarme con el frente de la industria de la música a través de la misma estructura de Larrosa. Armé un sello discográfico, que es una agencia de talentos donde yo actúo como representante y manager de dos artistas, uno es el artista colombiano Chabuco. Y el otro es el argentino Gerónimo Rauch.

Eso me mantiene en un lugar de la industria que me permite tener desde adentro la imagen de todo lo que está pasando. Entonces no sufrí tanto ese cambio, sigo estando en el estudio, sigo estando en la parte de producción, sigo estando en la parte de composición, incluso adaptando y haciendo cosas con los chicos. Pero tuve que adaptarme a trabajar en la parte más ejecutiva que en la parte artística.

Nuestro propósito desde ese lugar cambió un poco y ahora empieza a ser algo mucho más grande que disfrutar solamente a nivel personal de poder cantarle a la gente o de poder hacer buena música. Igual puedo hacer eso de alguna u otra manera dentro de este propósito más global o más grande que es provocar un cambio en la industria, que sea más efectiva, más productiva, más transparente, más eficiente, sobre todo a través de estos nuevos modelos y del desarrollo tecnológico.

P: Pasaste de ser un emprendedor nacido en Buenos Aires, a vivir en España y tener una empresa basada en Estonia, con proyectos en más países.

CL: Nuestra empresa tiene sede en Estonia y acabamos de abrir una empresa en Dubái. La idea es empezar a trabajar desde Emiratos Árabes con más fondos de inversión, ya que a partir de ciertas operaciones nosotros nos vamos quedando con comisiones que hacemos en las operaciones de Music Financing, de catálogos, y eso lo reinvertimos en el desarrollo tecnológico y en otros proyectos como una fintech que vamos a abrir en Estados Unidos.

Emiratos Árabes se está abriendo como una ciudad de la música, en donde vayan estudios grandes como Capitol Studios de Los Ángeles, donde se instalen oficinas de la Academia de los Grammy, donde pasen un montón de cosas, para hacer una suerte de hub que también conecte culturalmente tanto lo que tienen ellos a nivel musical dentro de la región, con otros países, como conectar la música de Medio Oriente con la música latina.

P: ¿A qué necesidades insatisfechas de la industria ustedes le dan solución con sus productos?

CL: El desarrollo más eficiente que tenemos hoy, que utilizan más de 10.000 usuarios en todo el mundo, es nuestro motor de inteligencia artificial Wolfi. Lo que está resolviendo es que haya más conocimiento dentro de una industria que siempre fue complicada y nunca ofreció herramientas claras o procesos efectivos para uno entender cómo funciona. Hay gente que ganó un montón de Grammys, cientos de premios, vendió millones de copias y no sabe todavía cómo funciona la industria de la música. Entonces imagínate a alguien que recién empieza, o que tiene un proyecto y quiere poner una discográfica. También alguien que hace un desarrollo tecnológico vinculado con la música pero no sabe cómo funciona la industria, qué es una editorial, cómo se cobran los derechos, qué tipos de derechos hay. Toda esa complejidad se resuelve hoy con Wolfi, que es una suerte de chat GPT para la industria de la música,

Wolfi te resuelve cosas muy específicas, como por ejemplo, revisar un contrato y decirte qué está mal, para que puedas ver a un abogado y revisarlo más en profundidad. Cómo hacer estrategias de marketing para promocionarse en redes sociales, cómo hacer para que una canción esté en una playlist de una plataforma de música. También trabajamos con formularios o prompt helpers, ayudas de prompt, para que el que utiliza Wolfi no tenga que ser un experto en prompt, o sea en dar ese comando a la inteligencia artificial.

Además te permite detectar si una canción está hecha con inteligencia artificial, ofrece la posibilidad de poder remasterizar, de poder hacer cosas con el audio, pero todo dentro de una sola herramienta en vez de tener que irte a varias, que eso es lo que está pasando hoy con la inteligencia artificial en la música.

Otra herramienta es ArtSigna, que es la certificación de obras musicales en la blockchain de Bitcoin, que permite que el artista tenga un sello de garantía que una obra es suya, y además preparar el terreno para un futuro en que todo se integre dentro de una blockchain.

Nuestra empresa también opera SongShares, un marketplace regulado por la SEC (Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU.) que permite invertir en regalías musicales. A través de esta plataforma, cualquier persona puede adquirir una fracción de los derechos de una canción y recibir ingresos futuros generados por su reproducción. Esta modalidad de financiamiento crea nuevas oportunidades tanto para los creadores como para quienes buscan invertir en propiedad intelectual.

P: ¿Qué opinás del vínculo, en algunos casos conflictivo, entre la inteligencia artificial y la creación musical?

CL: Nosotros creemos en el uso ético de la inteligencia artificial, no vamos a poner al alcance de cualquiera que puedan generar música con un comando. Pero si nosotros lo tenemos regulado y la gente con la que entrenamos nuestro modelo va a cobrar por utilizar sus obras y sus creaciones para que otros generen derivados de esas obras a partir de un entrenamiento de un motor de inteligencia artificial, se puede decir que esa herramienta la verdad que resuelve muchísimo.

Nosotros estamos trabajando un set de datos dentro de nuestra plataforma que incluso incluye un campo para poner cuánto de porcentaje se utilizó en una obra de inteligencia artificial. Es una forma de prepararse para el futuro en que todo el mundo va a utilizar inteligencia artificial para componer música, así como todo el mundo utiliza hoy una computadora para grabar. Creemos que así estamos ayudando a avanzar hacia ese cambio.

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