26 de enero 2023 - 10:21

Dólar: posibles escenarios, según quién gane las elecciones

Para imaginar el valor del dólar, analice lo que dicen los nombrados:

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Depositphotos

- ¿Por qué sube el dólar? - Se pueden examinar distintas opiniones en este mismo portal, diariamente. Pero lo que nadie dice, es que existe mucho miedo al futuro, incluso en las personas que probablemente voten a los auto nominados para las PASO:

Si gana Javier Milei, podrían ocurrir 3 cosas, según cambia:

1) Dinamitar o “volar por los aires” el BCRA, con lo cual los pesos depositados en bancos, desde octubre (si gana) hasta que asuma en diciembre, ocasionarían una estampida inevitable de los titulares de certificados a plazo fijo y dinero en cajas de ahorro y cuenta corriente. (Descartado).

2) Hacer un swap de títulos públicos contra Leliqs. ¿Otro Plan Bonex? (corrida segura).

3) Dolarizar, previo reacomodamiento de la actual estructura de precios relativos (previa devaluación del peso).

Si gana Patricia Bullrich, dijo textualmente: “Estamos convencidos de que Argentina va a tener que salir con los ahorros de los argentinos, porque no va a venir capital por un tiempo”. - ¿Otro corralito? -

Si gana Rodríguez Larreta, para él lo mejor es que decidan los mercados. Flotación sin dólares propios ni crédito externo. Si levantara las restricciones de compra, (el dólar no tendría techo).

Si gana Macri, quien devaluó 500% durante su gestión, y hoy promete hacer lo mismo, pero más rápido, puede producir la estampida del dólar 2018-2019 en menos tiempo, en medio de un caos social.

Si gana el oficialismo, y todo se parece a la actual administración, rigurosa con las divisas, con más de controles estrictos, se generarían más operaciones por los mercados alternativos y seguiría subiendo la brecha.

NEOLIBERALISMO POR LAS MALAS

En la Argentina ningún residente serio puede escuchar propuestas neoliberales sin escandalizarse. Los candidatos neoliberales se obsesionan contra todo lo que pueda favorecer a los pobres. Para ellos alimentar a los indigentes es asistencialismo. Hasta Jesús opina lo contrario.

Los programas cobijados por cualquier pre candidato de la oposición tendría limitados escenarios para ser implementados sin generar una anarquía social. No hay dudas que la democracia argentina está amenazada. El golpe de mercado fue y es un tipo de golpe. Lo vivimos con Alfonsín, en medio de innumerables saqueos. El partido de la oposición en 2018 disparó el dólar, y el FMI llegó para ponerle un límite, justo antes que se produzca un estallido social. Esto se lo reservaron al próximo gobierno para que le estalle en las palmas. Y, como no sucedió, durante 2023 están dispuestos a tantear una situación de desgobierno, instalando con los medios el menoscabo permanente de la democracia, para imponer algo que no conseguirían sin una crisis de magnitud.

Desde 2002 hasta 2015 no fue posible reintroducir ese tipo de programas, estábamos en un pais con una población pobre (que bajó de 52% en 2002, a 25% en 2015) beneficiada por políticas redistributivas, después del contundente estruendo general contra el neoliberalismo en diciembre de 2001. Si observamos la historia de los primeros países donde el neoliberalismo fue aplicado, sucedió necesariamente con el derrumbe de la democracia.

LOS PROGRAMAS ECONÓMICOS ANTI DEMOCRÁTICOS

El presidente Richard Milhous Nixon (1969-1974) contrató a los profesores de la Universidad de Chicago, y no consiguió aplicar las reformas neoliberales extremas en democracia. El proyecto falló en los EE.UU., con los mismos economistas que luego introdujeron las políticas de shock en América Latina e Indonesia. Y estas se hicieron posibles, solo a posteriori de realizarse sangrientos golpes de Estado, mediante dictaduras perversas.

Ni siquiera la deplorable Margaret Thatcher fue capaz de imponer la agenda neoliberal en el Reino Unido en su primer mandato. Ella misma escribió una carta al Premio Nobel Friedrich August von Hayek (Escuela Austriaca) que decía: “en democracia, es imposible hacer lo que fue hecho en Chile”. Luego la Guerra de Malvinas explotó el sentimiento nacionalista y se reinventó como la “ministra para tiempos de guerra”, y consiguió su reelección. Recién allí embistió a los sindicatos, que constituyen la gran barrera contra la implementación del breviario neoliberal. Hasta Naomi Klein cuenta la historia de lo que ocurrió en Bolivia en los años 1980, cuando líderes sindicales eran secuestrados para que no se pudiesen organizar, mientras el shock neoliberal era impuesto, sin embargo, en Chile, Uruguay y la Argentina ya había comenzado en los años 1970.

Obviamente, habrá algún tipo de estrategia para enfrentar este ataque a la democracia, pero como hemos visto, a solo una semana de “Lula presidente” de Brasil, el desafío no acabó. Las historias también pueden repetirse, las personas en Argentina pueden provocar otro 2001, resistiendo en las calles. No se puede aceptar la idea de que el sistema del lawfare va a continuar para siempre. Los WhatsApp y las escuchas telefónicas que no se leen en los medios de ocultación y desinformación, están revelando la confabulación del intento de magnicidio contra Cristina Kirchner, y la componenda encubierta de “vacaciones en Lago Escondido”. Esas investigaciones deben ser divulgadas dentro y fuera de Argentina, es necesario instalar consciencia en la gente, los gobiernos y, los organismos internacionales.

NEOLIBERALISMO AL MÁXIMO

En la Argentina cuentan ser los exaltadores de la libertad y la individualidad, pero en el Congreso no dan “quórum” si se les da la gana. A Alberto Fernández le impusieron reglas que debió aceptar para seguir gobernando (P.E.: Vicentín tenía que defraudar al Banco Nación porque si no el presidente era Chávez).

El hecho de que Cristina Kirchner fue reelecta en 2011 indudablemente frustró a los medios concentrados y las corporaciones. Hoy hay temores aun de los políticos en ser investigados por los escándalos de corrupción (2015-2019), lo que también impulsó el deseo de ver a Cristina Kirchner fuera del escenario electoral, proscribiendo su candidatura. El deseo de liberarse de las imputaciones de corrupción y la ocasión de no desperdiciar la genuina bronca de la gente, son elementos dinamizadores de muchos esperpentos.

El Gobierno de Alberto Fernández, bajo ninguna perspectiva, es un Gobierno maravilloso. Sin embargo, la solicitud mostrada en tiempos de pandemia y guerra, alivió la explosiva desigualdad evitando el caos, que hubiera sido funcional a cualquiera de los pre candidatos auto proclamados. Eso es significativo porque este Gobierno deslucido, sustentó las condiciones para evitar el colapso. Todo sin contar que, si finalizara hoy con un crecimiento acumulado de 5% del PBI, no es comparable con la caída de 5% de Macri, sin pandemia y sin guerra.

El “neoliberalismo frustrante de Macri” fue una manera útil para no resolver las causas de los desequilibrios macroeconómicos previos. Fue el cachivache funcional para generar una crisis potencial, e imponer políticas que permitieran acumular más ingreso en la punta de la pirámide, causando daños sociales de difícil, sino imposible solución. Eso mismo sufrió Brasil con Bolsonaro y está atravesando Perú, desde los predecesores de Castillo. Transitoriamente ocurrió en Bolivia con Jeanine Añez.

CRÍTICA DEL FMI AL NEOLIBERALISMO

Macri “a contra mano”. El escrito empezaba diciendo: “En vez de llevar al crecimiento, algunas políticas neoliberales han aumentado la desigualdad, a la vez que ponen en peligro la expansión duradera” (Número de junio 2016, revista trimestral de la institución y escrito conjuntamente por Jonathan Ostry, Prakash Loungani y Davide Furceri, economistas del Departamento de Investigación del FMI). El FMI público el documento en el cual expresó que el neoliberalismo falló completamente, porque no produjo crecimiento, causó desigualdad masiva e inestabilidad. Pero esas son las políticas que están queriendo ser impuestas en la Argentina, una vez más. Aunque se presentan como una supuesta solución a la crisis económica que generó Mauricio Macri, y aunque ya todos estemos al corriente de que ese tipo de tratamiento no funciona.

La tragedia macrista no ocurrió porque si, aconteció por causa de las políticas aplicadas. Fueron increíblemente fructíferas para una minoría de la población. La alianza Juntos por el Cambio aprovechó la situación de caos creada por el propio gobierno, mediante la democracia relativa que proporciona el lawfare, y lo hicieron para auto asignarse lo que nunca conseguirían en una democracia real; tras la crisis cambiaria, después de 13 años de ausencia, volvieron a trasferir el manejo de la economía al vacilante FMI.

No hay dudas que la democracia argentina está bajo ataque. El combate a la corrupción que se anduvo exclamando ha sido apenas una excusa para librarse de Cristina Kirchner, una presidenta reelecta democráticamente. Recuerde que ganó por segunda vez consecutiva en primera vuelta con el 53% de los votos.

El lawfare es un tipo de golpe diferente. No se trata de un golpe militar, ni de un golpe de mercado, pero ciertamente, está sucediendo como otra tenebrosa agresión a la democracia. Los actores son mayoritariamente los mismos con nuevos chiflados.

Lo que podemos asegurar, es que, si prospera algún disparate aludido, indefectiblemente descubriremos un enardecimiento popular de proporciones.

Estamos llegando a un nivel en que una parte de la Ciudad de Buenos Aires es inhabitable (ver el derrumbe de la Villa 31 y el incendio de la Villa en Ortuzar, con 120 familias a la intemperie en una semana). Todo está sucediendo más rápido de lo imaginado, los ciudadanos no van a aguantar otra vez la desidia, como expresaron en 2001. A no ser que las acciones del próximo Gobierno sean diferentes de las que están siendo vociferadas, si pasa algún prototipo de crueldad, va a explotar antes que cumpla un año la nueva administración. Hoy pareciera que los neoliberales temieran que se les acuse de tener una pizca de humanidad, pero la economía injusta termina siempre por no ser sustentable socialmente.

Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros. @PabloTigani

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