11 de noviembre 2022 - 08:19

Marcha económica: ¿el 2023 también está perdido?

La evolución de la economía debería ser altamente favorable para mostrar una tasa de variación positiva, debido a que tendría que contrarrestar el impacto negativo del año anterior, situación que vemos muy poco probable.

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Las cartas ya están jugadas y el año 2022 está en tiempo de descuento. Las miradas del gobierno, oposición y del mercado están puestas en lo que puede ocurrir en materia económica, política y social durante el año próximo. Incluso, muchos miran al año 2024, asumiendo que el 2023 también está perdido.

Con respecto a las perspectivas de crecimiento de la economía argentina para este año, las proyecciones oscilan entre 4% y 5%. En su última publicación, el Fondo Monetario Internacional estimó una tasa de crecimiento del 4% para Argentina. Según el Relevamiento de Expectativas de Mercado, publicado recientemente por el Banco Central, la media de analistas coincide en que el PBI crecería 4,8%. Por su parte, algunas consultoras privadas, como FIEL, hablan de una expansión del 5%. Sin embargo, estos mismos analistas plantean que, a pesar de que la economía crecería, dejaría un arrastre negativo para el año próximo de 1,8% aproximadamente.

Asumiendo estas proyecciones como válidas, quisimos ver cómo quedaría la evolución del EMAE (Estimador Mensual de Actividad Económica), publicado por el INDEC, el cual permite anticipar las tasas de variación del PIB trimestral. Actualmente el EMAE está informado hasta agosto de este año. El índice quedaría de la siguiente forma:

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Según estas estimaciones, podemos observar cómo la economía empezaría a desacelerarse a partir del tercer trimestre. El hecho de que el arrastre estadístico sea negativo para el año próximo significa que, de mantenerse igual la evolución de las principales variables durante el 2023 a como estuvieron en el 2022, el 2023 se contraería 1,8%.

La evolución de la economía debería ser altamente favorable para mostrar una tasa de variación positiva, debido a que tendría que contrarrestar el impacto negativo del año anterior, situación que vemos muy poco probable, considerando que nos enfrentamos a un año electoral. Por tal motivo, se prevé una contracción de la economía del orden del 3,0% para el año próximo.

De persistir el desorden macro y microeconómico, la economía argentina tiene garantizada un desempeño débil, alta volatilidad e incertidumbre y estancamiento o caída de la productividad y los ingresos.

Si bien el objetivo de Sergio Massa como Ministro de Economía era poner orden en las cuentas públicas y estabilizar la economía, los resultados positivos que el programa de Massa viene mostrando son transitorios porque están basados en decisiones aisladas, que no generan soluciones de fondo a los problemas estructurales del país. Por tal motivo, el gobierno que asuma la presidencia el año próximo, sea del partido político que sea, deberá redoblar los ajustes durante el 2024.

Como si la situación interna no bastara, el contexto internacional tampoco ayuda. La recesión generalizada de las principales economías del mundo así como el endurecimiento de las políticas monetarias para controlar la inflación actúan como anclas que empujan al país a un escenario bajista.

Hablando de inflación, recientemente se dio a conocer el dato de inflación en Estados Unidos, el cual resultó más bajo que el mes anterior. En término interanual subió al 7,7%, por debajo del 8,2% de septiembre y del 8,0% esperado, lo que confirma la ralentización en el ascenso de los precios. El IPC mensual subió un 0,4%, igual que el mes de septiembre y por debajo del 0,6% esperado para octubre. Estos datos confirmarían la tendencia de que la Reserva Federal incremente la tasa de interés en 50 puntos básicos, en vez de en 75 puntos básicos, como apuntaban algunos analistas.

Puertas para adentro, conoceremos el dato de inflación el próximo martes 15 de noviembre. Si bien se creía que podía ubicarse entre el 6,0% y 7,0%, actualmente se espera esté más cerca del 7,0%. Días atrás conocimos el dato de inflación de la Ciudad de Buenos Aires, dato que permite anticipar el dato nacional. Si bien no suelen coincidir, generalmente el IPC Nacional se ubica 0,2 puntos porcentuales por arriba o por debajo de la inflación de CABA. En este caso, la inflación en la Ciudad de Buenos Aires fue del 6,8%, por lo que el IPC Nacional podría oscilar entre 6,6% hasta incluso superar el 7,0%.

En un reportaje televisivo, Sergio Massa declaró que el objetivo de su gestión es bajar la inflación para el año próximo. En línea con dicho objetivo expresó que el plan es alcanzar una inflación mensual de 3,0% para diciembre 2023. Recordemos que en el Presupuesto Nacional establecieron una inflación de 60,0% para todo el año 2023. Según el propio Sergio Massa dicho valor es una meta optimista. Según el resto del mercado es algo prácticamente imposible de conseguir considerando que este año terminaríamos con una inflación superior al 100,0%.

La pregunta del millón es si podremos retomar un sendero hacia la normalidad llegado el año 2024. La tarea del próximo gobierno debería ser reordenar la economía, diseñando un programa que estimule el crecimiento, teniendo en cuenta la reducción de la tasa de inflación. El escenario planteado supone que se tomarán una serie de medidas en esta dirección, incluyendo acuerdos financieros necesarios para poder liberar el mercado cambiario, lo que llevaría a un nuevo nivel del tipo de cambio y a su estabilización, tendiéndose rápidamente a cerrar la brecha. La inflación comenzaría a ceder paulatinamente en la segunda parte del año. Bajo estas premisas, la economía crecería en 2024.

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