15 de septiembre 2020 - 13:27

Las tres cuestiones que explican por qué la inflación es menor a la esperada

Para agosto, se espera que la inflación se ubiqué cerca del 2,8% mensual. La primera semana de septiembre no es alentadora: hubo incrementos sustanciales en los alimentos.

La inflación esperada por la población para los próximos 12 meses se mantiene en 40%.

La inflación esperada por la población para los próximos 12 meses se mantiene en 40%.

Imagen: Wikipedia

El INDEC dará a conocer el Índice de Precios al Consumidor correspondientes al mes de agosto. Las expectativas es que, en el octavo mes del año, la inflación se ubiqué cerca del 2,8% mensual. De ocurrir esto, se observaría una aceleración en la evolución de la inflación comparándola contra los meses previos. Sin embargo, hay tres cuestiones que explican porque los niveles de inflación vienen siendo menores a los que se esperaba.

En primer lugar, el Banco Central está financiando al Tesoro Nacional principalmente con deuda remunerada más que con emisión.

Además, se vivieron algunos meses en donde la demanda de dinero creció circunstancialmente por la Pandemia.

Por otro lado, el contexto de la coyuntura actual genera algunas complicaciones en la medición de los precios (en Argentina y en todo el mundo).

En cuanto al primer punto, si bien se ha observado en algunos meses una fuerte emisión monetaria para financiar al gobierno, también es cierto que la absorción vía Leliqs y Pases Pasivos también ha sido elevada. Desde que asumió Alberto Fernández a la presidencia, el Banco Central financió al Tesoro en $1,7 billones. De este monto, el 86,4% fue financiado a través de la deuda remunerada y el remanente, en su mayoría, por la emisión monetaria.

En otras palabras, no es cierto que hoy la principal fuente de financiamiento sea la emisión monetaria, sino más bien que es la deuda remunerada. Sin embargo, este tipo de financiamiento es equivalente a emisión futura, y por lo tanto, a inflación futura si no se recupera la confianza. En este marco, también preocupa que la deuda remunerada sea equivalente a más de una base monetaria entera.

En lo que respecta a la demanda de dinero, desde que se decretó el “Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio”, ha crecido porque las personas demandaban los pesos para sus compras y porque (inicialmente) se temía que los cajeros automáticos no brinden los pesos necesarios. Sin embargo, la tendencia de la demanda de dinero ha dejado de ser creciente y nuevamente es a la baja. Con lo cual, el escenario que queda planteado es que en el futuro la emisión monetaria crecerá mientras que la demanda de dinero irá a la baja, generándose presiones inflacionarias.

Finalmente, el actual contexto de la pandemia dificulta la tarea que debe realizar el INDEC. No es que el INDEC esté midiendo mal, sino que dadas las circunstancias, mide una realidad distorsionada. Entre las principales dificultades se encuentran precios que son difíciles de medir y otros que simplemente dejaron de publicarse. Por supuesto, también agrava el problema la existencia de los precios regulados, tarifas pisadas, etc.

En lo que respecta a septiembre, las noticias no son alentadoras. En la primera semana, el avance del nivel de precios fue del 1% en comparación con el promedio de agosto sin observarse incrementos sustanciales en los alimentos, que de aumentar en las semanas siguientes harían que septiembre sea un mal mes en términos inflacionarios por su fuerte ponderación. Difícilmente la tendencia alcista de los precios de los próximos meses pueda quebrarse si el gasto público va a depender prioritariamente de la emisión monetaria ya que el BCRA no podrá financiar al Tesoro Nacional eternamente con deuda remunerada.

(*) Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso.

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