Por estos días volvió a circular una sigla que aparece cada tanto en los medios financieros: MSCI. Cada vez que este índice pública su revisión de clasificaciones, los analistas y operadores se agarran de los pelos. Algunos se entusiasman, otros se frustran, pero ¿realmente sabemos qué es el MSCI y qué significa para Argentina estar (o no estar) en sus listas?
¿Qué es el índice MSCI y por qué importa (pero no tanto) para Argentina?
Vender con la noticia, el camino de Argentina hacia Emergente.
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Vamos por partes.
MSCI, siglas de Morgan Stanley Capital International, es una empresa que elabora índices financieros globales. No es la única, ni la más importante en todos los frentes, pero sí es muy influyente, especialmente en lo que tiene que ver con acciones (lo que en la jerga se llama renta variable o equity). Esta empresa agrupa a los países en distintas categorías: desarrollados, emergentes, de frontera y standalone (que sería algo así como “afuera del mapa”).
¿Dónde está Argentina? Desde 2021 estamos en la última categoría, standalone. Esto último se puede traducir como una especie de limbo, sin clasificación clara porque no existen comparables, “somos particulares”. Ser standalone significa que no cumplimos con ciertos requisitos básicos como tener un mercado financiero transparente y libre acceso al capital extranjero (no tener CEPO).
Es una cuestión técnica: MSCI necesita saber si un fondo de inversión, desde cualquier parte del mundo, puede operar en tu mercado sin demasiadas complicaciones. En el caso de Argentina, por ahora la respuesta es no.
Ahora bien, ¿por qué importa tanto si estamos o no en ese índice?
Porque muchos fondos internacionales (sobre todo los pasivos, como los ETFs) están armados para replicar el comportamiento de estos índices. Si un país entra en estos índices, esos fondos tienen que comprar acciones de empresas de ese país para lograr replicar el comportamiento. Esto puede generar un ingreso de dólares significativo.
Ahora bien, podemos pensar en esto último como un driver positivo, pero la historia reciente muestra algo interesante. En 2018, cuando MSCI nos ascendió a mercado emergente gracias a algunas reformas del gobierno de Macri, el Merval tuvo una pequeña suba… pero al mismo tiempo, ese año se terminó el rally de Macri. La fiesta duró poco, y no porque MSCI nos haya “traicionado”, sino porque lo que importa de verdad es cómo se encuentra la coyuntura y las perspectivas futuras, no el cartel que nos cuelgan desde afuera.
La historia se repite, y si no lo hace, se parece bastante. Esto mismo lo vimos en 2021, algo parecido a 2018 pero al revés. MSCI nos degradó a standalone, y muchos se agarraron la cabeza. Sin embargo, desde entonces el Merval fue uno de los índices de acciones que más subió en el mundo. ¿Conclusión? Lo que sube o baja no depende tanto de la noticia del MSCI, sino de los fundamentos.
Esta semana, MSCI volvió a confirmar que Argentina sigue afuera del índice de emergentes y tampoco nos pone (al menos por ahora) en la lista de candidatos a ser de frontera. Tal vez en 2026 podamos volver a ser evaluados. Mientras tanto, seguimos donde estamos. ¿Debería preocuparnos? No tanto.
Primero, porque el MSCI es solo uno de varios índices. Por ejemplo, en el mundo de los bonos (deuda soberana), JP Morgan nos considera mercado emergente dentro de su EMBI, que es el índice más seguido en ese segmento. O sea, podemos ser emergentes para unos y standalone para otros, dependiendo del tipo de activo.
Segundo, porque los mercados no se mueven solo por etiquetas. El capital entra cuando hay confianza, previsibilidad y oportunidades de ganancia. Si Argentina mejora su situación institucional, reduce restricciones cambiarias y ofrece perspectivas razonables de crecimiento, los inversores van a venir más allá de lo que diga MSCI.
Es importante recordar que existen noticias que generan volatilidad y aquellas que cambian tendencias.
MSCI puede mover la aguja en el corto plazo. La evidencia muestra que cuando se especula con que podríamos ser reclasificados, algunos compran acciones esperando ese flujo de dinero. Pero cuando la noticia se concreta (o no), el entusiasmo se enfría. Por eso en algunos casos “se compra con expectativas, pero se vende con la confirmación”.
En resumen, el MSCI es importante, pero no es el oráculo. Su influencia es real, sobre todo para ciertos fondos institucionales, pero el verdadero motor del mercado argentino será siempre la mejora estructural e institucional. Lograr un entorno más estable, menos trabas, reglas más claras, donde se respeten los derechos de propiedad y exista seguridad jurídica. Eso vale más que cualquier clasificación.
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