5 de diciembre 2003 - 00:00

Clave: De Vido, en la foto de La Plata

Julio De Vido viajó a La Plata para asistir a la asunción de Raúl Rivara como ministro de Seguridad, donde com partió escenario con Felipe Solá y la ultraduhaldista Graciela Giannettasio.
Julio De Vido viajó a La Plata para asistir a la asunción de Raúl Rivara como ministro de Seguridad, donde com partió escenario con Felipe Solá y la ultraduhaldista Graciela Giannettasio.
En su debut, Raúl Rivara celebró ayer un patrocinio clave: Julio De Vido, superministro de Néstor Kirchner, se trepó a un helicóptero para, a pesar de la lluvia, volar a La Plata para escoltar, durante su juramento, al flamante ministro de Seguridad bonaerense.

Luego del bombardeo que, guiado desde Olivos, persiguió al saliente Juan José Alvarez hasta forzar su renuncia, la presencia de De Vido -hombre de confianza de Kirchner-y del secretario de Seguridad, Norberto Quantín, transparentó un poderoso respaldo del gobierno nacional.

Y eso, según la pretensión de Rivara, será sólo el principio: en pocos días, el ministro se reunirá con Gustavo Béliz para potenciar el nexo con los funcionarios nacionales, capítulo que siempre ofreció un cortocircuito durante la breve estadía de J.J. Alvarez.

- ¿Cuál es, a partir de ahora, su prioridad?
, le preguntó este diario.

- El trabajo de cada día, la protección de los vecinos. Y el fortalecimiento de un trabajo conjunto con el gobierno nacional en seguridad.

Está claro que, tras el «incidente Alvarez», cualquier ministro bonaerense buscará más allá del amparo de Solá concentrar ciertas simpatías de Casa Rosada. Por eso, y por la necesidad de contar con aportes financieros y logísticos extra, Rivara potenciará su sintonía con el kirchnerismo.

Rivara, además de ser uno de los dos funcionarios de mayor confianza de Solá -el otro es el cuñado y secretario general de la Gobernación,
«Toco» González Fernández-, llega con ese valor agregado de un apoyo nacional que en poco tiempo se devoró a Alvarez (que llegó tarde al acto).

En paralelo, sumó ayer otro apoyo, obvio pero no menos simbólico: además de
Felipe Solá y la vice electa Graciela Giannettasio, todo el gabinete bonaerense se encolumnó para aplaudir su jura. Además del aprecio que despierta el flamante ministro habla también de uniformidad del equipo felipista.

Sobre la presencia del ministro de Kirchner, Rivara, perspicaz, hizo una referencia.
«Ustedes van a decir que el hombre fuerte del presidente Kirchner está acá para apoyarme. Pero Julio está acá como amigo, no como funcionario del gobierno nacional», les dictó a los periodistas.

•Línea nostálgica

Claro que el poema más extenso y elogioso fue para Solá: en definitiva, hace 20 años que rema al lado del gobernador mientras su trato con De Vido se remonta a pocos meses atrás. «Mi amigo, mi hermano, Felipe -tuteo fraternal-me dio el día más feliz de mi vida política: esta asunción.»

En esa línea nostálgica, Rivara desgajó la promesa de «trabajar para que, como cuando yo era chico, los niños bonaerenses nazcan en hospitales públicos, estudien en escuelas públicas y puedan andar en bicicleta y jugar a la pelota en la calle sin miedo».

En lo inmediato, decidió profundizar el modelo que se instrumentó en el Gran Buenos Aires -diseñado por su ahora vice
Diego Gorgal que, en un mes, permitió reducir 20% los índices delictivos y en algunos tipos de ilícitos, por caso robos, la baja trepa a 50%.

En tanto, los otros dos secretarios -de Relaciones con la Comunidad,
Enrique Salzmann, y de Administración, Osvaldo Crisci-continuarán en «período de prueba», al igual que la cúpula de la fuerza, que encabeza -como virtual jefe policial-el comisario Eduardo Colaci.

A largo plazo el panorama es más difuso: aunque Solá charló con
León Arslanian para que colabore con Rivara, fuentes cercanas al ministro no parecían del todo conformes con esa alternativa.

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