Los piqueteros -muchos de ellos, papales- aprovecharon todo el músculo creado durante las gestiones kirchneristas para convertirse en una verdadera corporación en la Argentina. El macrismo, que le puso los pelos de punta a varias corporaciones -a muchas amigas, claro que no-, comenzó a perder por goleada frente a los selectivos bloqueadores de calles en distintos puntos del país -si son oficialistas o peronistas no cristinistas, como Córdoba, mejor- cuando le regaló un festín de fondos desde el 2016, al votar una emergencia social a finales de ese año para repartir $30.000 millones en 36 meses.
Corporación piquetera logró sablazo político
El tratamiento de la emergencia alimentaria hasta fines de 2022 regaló un duro panorama: oficialismo y gran parte de la oposición fueron vencidos, una vez más, por piqueteros disfrazados de "movimientos sociales".
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La Ley de Solidaridad, entre otras medidas, dispone "un incremento de emergencia como mínimo del cincuenta por ciento (50%) de los créditos presupuestarios vigentes del corriente año en partidas de nutrición.
Mientras tanto, desde 2003 a 2019 nunca se pudo bajar la pobreza de manera real, ya que tuvo un piso mínimo de entre 25-30% según el año y la estadística que se utilice, excepto por los fantasmales números que se iniciaron en el último año del mandato de Néstor Kirchner y que se extendieron, de manera cobarde, durante los ocho años de Cristina Fernández de Kirchner. Con Mauricio Macri subió, bajó, subió y ahora apunta a extender ese pico en los próximos días. Estos dos espacios políticos son los que obtuvieron mayor cantidad de votos en las PASO del 11 de agosto pasado.
Durante los últimos 15 días, el tratamiento de la emergencia alimentaria hasta fines de 2022 regaló un duro panorama: oficialismo y gran parte de la oposición -es decir, la política- fueron vencidos, una vez más, por piqueteros disfrazados de “movimientos sociales”, y perdieron control de la agenda pública-política. En el medio quedarán partidas millonarias a ser otorgadas por un Estado fofo y atragantado en lo fiscal que no sólo compromete a la actual gestión, sino que se convertirá en un dolor de cabeza para quien gane las elecciones presidenciales. Pero además pincela, debajo de la alfombra, una nueva interna para el corto plazo entre piqueteros-movimientos sociales-izquierda versus el denominado “centro”, sin importar quién esté en el poder.
La semana pasada, los más “moderados” del Frente para la Victoria en Diputados deslizaron incomodidad en el recinto para hacer malabares y no “lesionar” los sentimientos de ningún grupo o facción piquetera que apoya a Cristina, quien no estuvo presente por encontrarse en la Cuba dictatorial por un problema de salud de su hija -según informa su entorno-, quien es tratada allí desde hace varios meses. En las últimas horas, un senador peronista aprovechó la sesión especial para manifestar el rechazo, en pleno recinto, a estos tratamientos exprés.
Tras el apabullante triunfo kirchnerista en las PASO, y pese a que aún no se realizaron las elecciones presidenciales del 27 de octubre próximo, en los pasillos del Congreso ya se empiezan a percibir nerviosos comentarios sobre qué ocurrirá en el país el día después de esos comicios. La Argentina -tierra de oportunidades- permite, en esa nebulosa, un siniestro juego de actores principales de la política -incluidos oficialistas- que comenzaron a pensar mucho en esa instancia. A esta altura ya no importarán los pobres ni la emergencia alimentaria.
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