Reutemann: "No voy al Senado con un serrucho"
Buen testimonio dio ayer el diario «La Capital» de Rosario sobre un encuentro casual, en una estación de servicio de la provincia de Santa Fe, del ahora senador Carlos Reutemann con un grupo de camioneros que lo sentaron a su mesa para compartir un churrasco. Es parco Reutemann a la hora de expresar adhesiones y también fobias. Como había cerca un periodista, llamado Mauricio Maronna, el diario dio este jugoso artículo donde el ex gobernador se despacha con una soltura inusual sobre la derrota que el PJ le infligió a Hermes Binner, justifica como buena la decisión de no ser candidato presidencial y vaticina una increíble paz entre Kirchner y Duhalde.
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Periodista: Apenas asumió su segundo mandato, dijo que lo mejor que le pasó fue haber dejado el poder. ¿Siente lo mismo?
Carlos Reutemann: No es mala la alternancia en el poder. Corriéndose del centro del escenario hay cosas que se ven distintas, eso me pasó en el '95. No hay comparación entre el desastre que fue la Argentina entre 2000 y 2001 y la realidad que se vislumbra hasta 2004. Me tocó estar en el mejor lugar, pero en el peor momento.
P.: Hay una cuestión extraña: en el peronismo no hay clima «ganador». Ni siquiera hubo festejos.
C.R.: Es verdad. Es uno de los datos que me resultan más significativos. La oposición, y especialmente Binner, rompió todas las reglas de juego, la ética. Me impresionó mucho la manera en que se jugó la oposición para derrotar al justicialismo. Me tildaron de fraudulento a mí y al partido, cosa que le hizo mucho daño a la provincia. Vi, por ejemplo, la manera en que festejó la victoria el PJ entrerriano, y eso fue una fiesta bárbara. Acá dio la impresión de que el peronismo perdió las elecciones.
P.: ¿Se refiere a Binner?
C.R.:A él y a los demás que jugaron en contra. Binner no digirió la derrota.
P.: ¿La relación con Binner se quebró definitivamente cuando lo acusó de fraudulento?
C.R.: Sí. Instaló el tema del fraude sabiendo de antemano que eso era imposible.
P.: Pero en política se dice que los agravios de la campaña quedan borrados una vez que se contaron los votos. ¿En su caso no es así?
C.R.: En Santa Fe, los que perdieron quedaron calientes, y siguen en campaña. Creo que me van a seguir agraviando. Además, se están metiendo en mi vida privada con una saña que es llamativa.
P.: ¿Considera que Binner ya está en campaña para 2007?
C.R.: Faltan 4 años, sería una locura. Nunca vi que estos agravios personales se mantengan después de una campaña; a veces sucede que permanecen las críticas sobre áreas del gobierno o cuestiones de gestión, pero sobre situaciones personales es inédito. Hay algunos comunicadores o candidatos que dicen que la gente está loca, que votó mal... Jugaron tan en contra que terminaron cuestionando al votante. Incluso, dijeron que había que hacerles un test psicológico a quienes votaron al peronismo. Cruzaron la raya.
P.: A la hora del balance su figura despierta reacciones encontradas. En un diario de Santa Fe lo acusaron de tener «las manos manchadas de sangre».
C.R.: (visiblemente molesto) Que yo tengo las manos manchadas de sangre... Está mi vida en juego: jamás di la orden de meter plomo, es terrible que escriban eso. Sobre el tema de las inundaciones, ¿qué consuelo le queda al presidente de Francia, que tiene 13 mil ancianos muertos por la ola de calor, o con las inundaciones de hace pocos días en la zona de Marsella?
P.: Se va del gobierno con un paro de estatales larguísimo.
C.R.: Todos los argentinos que tenemos un salario fijo perdimos con la devaluación. Pero Santa Fe es una de las pocas provincias que comenzó a recomponerlo, los agentes estatales comenzaron a mejorar en julio y terminan diciembre con un incremento de 80 pesos. No puedo ir más allá porque otro aumento tendría injerencia en el Presupuesto 2004, y ahí ya no estaré en el gobierno. No me agrada retirarme con un paro, pero traté de no dañar el poder adquisitivo evitando emitir bonos. En otras provincias, los salarios se cayeron por la devaluación pero también por la depreciación de los bonos. Pero todos se olvidan rápido.
P.: En el '99 le dijo a Obeid: «En 2003 te devuelvo la banda». Si el jueves (por ayer) Obeid le dice lo mismo, ¿usted qué responde?
C.R.: (se ríe) Primero tengo que ver si Obeid me dice eso...
P.: ¿Va a ser el presidente del PJ santafesino?
C.R.: Quiero observar cómo transcurren los primeros siete días posteriores al traspaso del mando. No crea que para mí ir al Senado es tocar el cielo con las manos...
P.: Usted tenía la presidencia de la Nación al alcance de la mano y no quiso tocarla.
C.R.: Tomé la decisión correcta.
P.: Se dice que con Kirchner su relación es «mala», después que es «regular», pero el Presidente habló de usted como «el amigo 'Lole'». ¿Cuál es la verdad?
C.R.: Mientras los dos fuimos gobernadores, lo veía como un tipo pragmático, práctico y exitoso. A él le tiraron un brasero caliente, tal vez no tanto como a Duhalde, pero observo que las medidas que tomó gozan de un alto índice de popularidad.
P.: Tuvo que salir a desmentir que vaya a encabezar un polo opositor peronista dentro del Senado...
C.R.: Mi función en el Senado es acompañar primero las cosas importantes para Santa Fe.Yo soy un representante de los santafesinos ante la Nación. Voy a ser un soldado para defender a Santa Fe. No me levanto todos los días con un serrucho.
P.: ¿Cuál fue su mejor y su peor momento en estos cuatro años?
C.R.: Le digo la verdad: en estos cuatro años, lamentablemente, no tengo ningún recuerdo agradable. Salvo el gesto espontáneo, desinteresado, de personas inesperadas. Eso me gratifica. Ir a comprar verduras al supermercado y que la gente se me acerque... parecen pequeñas cosas, pero a mí me fortalecen. Es el recuerdo que me queda, el resto es para la negativa.
P.: Gobernador, no sea tan nihilista, sacó 800 mil votos...
C.R.: Pero esos 800 mil votos les revolvieron el estómago a los opositores. Saqué 800 mil votos, pero siguen con el cuchillo en la garganta. Las muertes de 2001 me marcaron profundamente, el que cree que fue un episodio más está totalmente confundido.Y la provincia bajo el agua, con 23 muertos, fue tremendo. Ahora algunos deben tener ganas de hacerme responsable del tornado.
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