El domingo el país va a una elección enrarecida y confusa en cuanto a lemas y candidaturas, pero que el público parece ya haber descontado en cuanto a sus consecuencias para el panorama futuro. La composición del Senado no parece variará sustancialmente; quizá mejore mucho la situación en Diputados, con más poder para el PJ. Contribuyen a esa singularidad la percepción de protagonistas y votantes de que la ingeniería partidaria se desploma como en el resto del mundo y las fórmulas de candidatos pueden mezclar ideología, programas e identidades contradictorias. El público además pone en crisis el sistema del voto obligatorio, una invención constitucional de 1994 (antes regía esa obligación sólo por ley), adelantando que un alto porcentaje optará por protestar con gestos de rechazo (abstención, voto en blanco, impugnados, nulos, recurridos, etc.). Parece que llegará a marcas inéditas hasta ahora pero que siguen una tendencia que crece en cada elección, como se vio en los comicios locales de este año en Córdoba, Chaco y Corrientes.
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• El Presidente, por caso, no tiene candidatos con los que pueda identificarse ni adentro de su propio partido ni en el distrito de la Capital Federal donde ha dominado cómodamente en la última década. La Alianza en ese distrito es representada por candidatos como Rodolfo Terragno, Aldo Neri o María América González, que funcionan como opositores a Fernando de la Rúa. Candidatos por el PJ, partido de la oposición a su gobierno, como Horacio Liendo y Daniel Scioli, han dedicado su campaña a respaldar su gestión.
• Ese hecho marginó al Presidente de la campaña electoral, algo que justificó además en la naturaleza provincial de los comicios. De la Rúa ordenó que el comando electoral que coordina el diputado Rafael Pascual actuase en la clan-destinidad y ha intentado omitir cualquier pronunciamiento sobre el voto. Ni apoyó al único candidato nacional plenamente identificado con él, Roberto Abalos, que se postula a una banca como diputado nacional por Santiago del Estero. Eludió esta semana hablar de elecciones en su visita a Córdoba (su provincia natal) y prefirió no viajar el miércoles a Río Negro donde el local Verani quería manipularlo para un cierre de campaña.
• El Presidente, sin embargo, se ha ocupado de que a ninguno de los candidatos del oficialismo aliancista de todo el país le falte lo necesario para ir a las urnas. Esa ayuda, claro, se ha hecho en las sombras y sin que nadie se anime a admitirlo.
• El peronismo nacional tiene otro juego: 1) más allá de las bancas que obtengan oficialismo y oposición, creen que el PJ sacará en total más votos que la Alianza en el orden nacional; 2) el resultado en el propio distrito marca la cancha para las precandidaturas presidenciales de 2003. No son candidatos, pero juegan todo, José Manuel de la Sota, Carlos Reutemann y Carlos Ruckauf. Sí lo es, aunque suplente de su hermano, Carlos Menem en La Rioja. Intentan ponerse en la línea de largada además hombres como el misionero Ramón Puerta, coordinador de una liga de gobernadores que suma más de diez provincias y tiene un espacio propio frente al trío de los presidenciables.
• Tiene de único esta elección que debe elegirse un Senado completamente nuevo. Lo ordena la nueva constitución y que se jueguen 72 bancas convierte a quienes encabezan las listas en cada provincia en los casi únicos protagonistas. Por eso hasta un gobernador como Carlos Juárez se puso al tope de la tira del PJ de Santiago del Estero y los demás partidos pusieron a sus estrellas que, si entran, impondrán en el nuevo Senado un perfil alto poco visto antes, ya que fue siempre una cámara adonde iban ex gobernadores (pese a que lo prohíbe la Constitución en un artículo que nunca se cumplió) o delegados de los mandatarios provinciales. Si las previsiones se cumplen se verán allí Eduardo Duhalde, Raúl Baglini, Raúl Alfonsín, Oscar Lamberto, Carlos Maestro, Ramón Puerta, junto a los conocidos Eduardo Menem, Horacio Usandizaga, Jorge Yoma, que están entre los pocos que van a la reelección y tienen chance de mantener la banca.
• La extravagancia de esta elección alimentará natural-mente el corte de boletas, recurso de los votantes para deshacer el cóctel de algunas fórmulas forzadas. En Capital Federal se habla de radicales anti-Frepaso que votarán Terragno-senador pero no María América González-diputada; de radicales anti-Terragno que mantendrán la lista adonde va Aldo Neri a diputados pero optará por un Liendo (línea independiente) o un Bravo (línea socialista). También de un corte en favor de Scioli-diputado pero con Terragno-senador.
• En la Capital otro corte esperable es el que beneficiará al candidato a diputado por Alianza de Centro Roberto Azaretto, pero no a quien lo acompaña a senador, el ex ministro de Menem Gustavo Béliz. Azaretto tiene una larga trayectoria en el conservadorismo porteño y hay votantes que anuncian lo elegirán junto a Liendo senador (PJ). ana,
• En la provincia de Buenos Aires la elección parece más una encerrona que unos comicios y se habla de un voto que puede optar por un Asís (peronismo disidente) a senador y a un Néstor Cruces (cavallismo) a diputado o, si la chance es más rebelde, por un Jorge Altamira diputado. La fuerza de las estructuras partidarias no hacen prever mucho corte en las listas del PJ y de la Alianza.
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