12 de octubre 2001 - 00:00

Tensión en Pakistán ante nueva protesta islamista

Soldados pakistaníes
Soldados pakistaníes
Quetta, Pakistán (AFP) - El presidente paquistaní, Pervez Musharraf, impuso ayer estrictas medidas de seguridad y desplegó el ejército en Quetta, donde los radicales islamistas se preparaban para demostrar su fuerza en una gran marcha antiestadounidense que se realizará hoy.

«Una pequeña minoría intenta aprovecharse de la situación y el gobierno tiene que ocuparse de esto con rigor», declaró el general Musharraf, citado por un portavoz gubernamental.

El vocero ofreció estas declaraciones tras una reunión de cinco horas del gobierno paquistaní, en la que también participaron los gobernadores y los jefes de policía de cuatro provincias (Punjab, Baluchistán, Sind y Noroeste). Por la noche, el ejército empezó a desplegarse por las calles de Quetta. Vehículos militares se colocaron en los cruces principales.

Advertencia

La víspera, Musharraf ya había lanzado una severa advertencia a los grupos islamistas radicales si continuaban provocando disturbios en sus protestas contra los bombardeos estadounidenses en Afganistán.

«Tomaré medidas severas contra cualquier persona u organización implicada en cualquier actividad que perjudique nuestros intereses nacionales o nuestras propiedades nacionales», dijo el mandatario en una intervención difundida por televisión. «En el futuro, no se tolerará ninguna actividad extremista en ningún sector de Pakistán», afirmó.

Mientras tanto en Quetta, los islamistas radicales empezaron a llegar para la gran marcha de hoy. Unos 1.000 ya manifestaron durante la jornada sin incidentes al grito de «Muerte a Estados Unidos» por las calles de la ciudad.

Los manifestantes enarbolaban banderas del régimen talibán y carteles con retratos de
Osama bin Laden, el principal sospechoso de los atentados del 11 de setiembre en Estados Unidos.

El lunes y el martes, miles de partidarios talibanes, entre ellos numerosos refugiados afganos, se habían enfrentado violentamente en Quetta a las fuerzas del orden, con un saldo de cinco muertos y decenas de heridos. Varios edificios fueron atacados e incendiados, entre ellos tres cines y las oficinas del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que empezó a retirar parte de sus efectivos de la ciudad por razones de seguridad. En los últimos días, varios líderes radicales islamistas paquistaníes fueron sometidos a arresto domiciliario.

En tanto, las autoridades paquistaníes pusieron dos aeropuertos a disposición de las fuerzas estadounidenses para permitirles llevar a cabo rápidas operaciones de búsqueda y rescate de soldados o pilotos norteamericanos en Afganistán, según anunció una fuente gubernamental. Los dos aeropuertos, ubicados en zonas alejadas en la provincia de Baluchistán (oeste) y Sinn (sur), forman parte del «apoyo logístico» que se comprometió a brindar Islamabad a Estados Unidos en su campaña contra los talibanes.

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