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Damien Hirst, el heredero más hábil de Andy Warhol

Damien Hirst con «El becerro de oro», escultura que con una base de u$s 16 millones, es la estrella de la subasta que se anuncia como benéfica, aunque sólo 5 de las 221 obras
están destinadas a beneficencia.
Nacido en Bristol, Inglaterra, en 1965, su madre católica fue quien se ocupó de la educación del joven Hirst, ya que el padre los había abandonado. Estudió Arte hasta 1989 en la Universidad de Londres, mientras trabajaba en un depósito de cadáveres, un trabajo que lo marcó definitivamente, ya que la muerte es el tema central de su obra; su deseo es que la gente se cuestione la mortalidad.
Fue el gran publicista Charles Saatchi quien lo promocionó y difundió hasta el año 2003 en que terminaron su relación en malos términos. La personalidad del artista, que se volcó durante la década del noventa a la cocaína y el alcohol no ayudaron al vínculo. Desde hace cinco años, las cosas han cambiado.
Sus series de animales embalsamados son las más cotizadas de sus obras, parte de cuya promoción fue exponer una vaca con un ternero, cortados al medio y suspendidos en formol, que él tituló «Madre e Hijo». Los quiso exponer en un espacio de la municipalidad de Nueva York y su alcalde, Rudolph Guliani, le dió mayor publicidad al prohibir su exhibición en 1994 (algo parecido ocurrió con León Ferrari y los comentarios del cardenal Bergoglio cuando la exposición en el Centro Cultural Recoleta).
Se acordarán los lectores de la venta, hace un año, de la famosa calavera incrustada con 8.601 diamantes que Hirst informó que había vendido en 100 millones de dólares. Y, también, de la estantería con píldoras que alguien pagó casi 20 millones. Ni el mismo Andy Warhol soñó que ocurriera algo así. Este fenómeno es único y, sin duda, será materia de análisis para tratar de comprender a nuestra sociedad de consumo y sus gustos artísticos.
Decimos que el lunes 15 será un día histórico en el mercado de arte, porque las subastas que son mercados de segunda mano de objetos que se revenden, dejarán de serlo para vender lo producido en los últimos 180 días por un artista de 43 años y su fábrica de objetos. Se anuncia como venta a beneficio pero sólo serán cinco las obras para beneficencia. Una de ellas es para la fundacion Melinda y Bill Gates, el retirado creador de Microsoft. Se trata de una pintura hiperrealista, que parece una foto, donde Bill Gates contempla el tiburón embalsamado de Hirst, titulada «Bill con tiburon», mide 90x120 cm. y, aunque su base es de 400.000 dólares, no dudamos de que se venderá en bastante más.
La subasta está presentada en cinco estupendos catálogos, y las piezas ofrecidas están realizadas con mariposas, diamantes artificiales, píldoras, botellas de agua mineral, bidones de formol, cajas de remedios, sillas, acrílicos, tiburones grandes y chicos, becerros, cabras, cebras, repisas, calaveras de plástico y todo aquello que lo llevaría a Warhol al súmmum del placer.
«The Kingdom» es el tiburón embalsamado en una pecera de 4 metros por el cual se estima se deberán pagar más de 10 millones de dólares, ademas del VAT (el IVA británico) que es de 17,5%. También Hirst, cuya firma está inspirada en el logo de la farmacéutica BAYER, donó una obra para Survival, la organización de derechos humanos que se ocupa de impedir el genocidio de indios en Brasil.
Otro animal en oferta es una oveja negra pero con cuernos de oro, que se estima entre 4 y 6 millones de dólares.
Hay dos estanterías doradas, con diamantes artificiales, pero que relucen como si fueran buenos, que Hirst en un rapto poético tituló «Memorias y Memorias contigo». Salen con una base de 1,6 millones de dólares, que seguramente serán bastante más; su costo material deben ser 16.000 dólares, por lo tanto, arranca con una base que supera en cien veces su costo.
El lote más caro es «El becerro de oro», inspirado en la Biblia y, estéticamente, en la pintura de Nicolas Poussin que se encuentra en la National Gallery de Londres; mide casi 4 metros y está sobre una base de mármol de Carrara, en una pecera llena de «formaldehyde» (el nombre técnico del formol) y con una placa de oro 18 kilates, que sería la delicia de los comerciantes de la calle Libertad. Se la disputarán a partir de 16 millones de dólares.
Hirst aprovecha la belleza de las mariposas, que le gustan porque tienen una vida efímera, para recrear algunos vitraux de catedrales conocidas.
Hay varias estanterías de consultorio médico o farmacias donde se acumulan las cajas de remedios de varios laboratorios para que nadie diga que hace propagando subliminal de alguno; igual, siempre hay alguna píldora azul dando vueltas, como consagrando al éxito farmacéutico de la década: el Viagra. Las estanterías arrancan en el millón de dolares. También hay pinturas de calaveras apoyadas en un sofá y rodeadas por burbujas de jabón, que arrancan de 800.000 dólares. Hay también esculturas anatómicas que nos muestran los órganos internos de los presuntos ángeles del autor. De cada una hay tres copias y el plus de una copia para el artista en mármol. Están muy bien cotizadas y arrancan en dos millones de dólares.
Hay pinturas de Hirst que se han pagado ya 8,5 millones de dólares. Sus precios se han multiplicado por cinco en la última década; se venden 50 lotes promedio por año; el volumen de pinturas en subastas es de 50 millones y mucho más en esculturas (o animales embalsamados), que son el fuerte del artista británico.
No hay duda de que este hombre conoce su negocio, sabe provocar y tiene habilidad para recaudar, es un objeto de deseo y «pertenecer tiene sus privilegios». No corresponde criticado, es un producto de la época que necesita de estos íconos, evidentemente. Si es arte o no, el tiempo lo dirá. Que es un éxito económico, está fuera de toda discusión.
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