El dólar acumula en Uruguay una depreciación cercana al 10% en lo que va de 2025 y encadenó ocho meses de retroceso, con la única excepción de julio. En este escenario, marcado por un dólar global debilitado, un real brasileño estable y un Banco Central del Uruguay (BCU) que avanza de a poco en la flexibilización monetaria, la pregunta clave es cómo se comportará el tipo de cambio en el último trimestre del año.
¿Qué se espera del dólar para el último trimestre?
Economistas coinciden en que los fundamentos económicos no justifican más caídas, aunque advierten que el margen de recuperación será limitado.
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Argentina y la flexibilización monetaria del BCU son factores clave para el comportamiento del dólar en el corto plazo.
La economista de Exante, Florencia Carriquiry, advirtió en diálogo con Ámbito que el debilitamiento del dólar a nivel mundial sorprendió al consenso de analistas: "La caída fuerte que ha tenido el dólar en todo el mundo no era lo que la mayoría esperábamos. Sobre el final del año pasado, el dólar venía subiendo fuertemente y en Uruguay había empezado a tener una suba más intensa también. En general proyectábamos un dólar que seguiría subiendo en 2025, pero lo que vimos fue un debilitamiento muy generalizado y bastante intenso, acompañado por un Brasil donde la caída del tipo de cambio este año ha sido particularmente significativa".
Carriquiry destacó que, aunque la tendencia global empujó a la baja al billete verde, el punto de partida de Uruguay es complejo: "Ya acumulamos una caída del 10% en lo que va del año, pero en términos de fundamentos nos parece que hoy hay más posibilidades que el dólar suba, aunque sea lentamente que para que siga cayendo. Uruguay está extraordinariamente caro en dólares..., cualquier modelo de tipo de cambio de fundamentos nos da que estamos por debajo".
En ese sentido, proyectó una estabilización seguida de un repunte gradual: "Es difícil saber el timing exacto, pero en un escenario de los próximos 12 meses nuestra visión es que el dólar debería subir aunque sea lentamente. Nuestra proyección indicativa es de 43 pesos al cierre de 2026, lo que implica que a fines de este año probablemente esté en torno a los 40 o 41 pesos".
Riesgos externos: Argentina en el radar
Entre los factores externos, Carriquiry puso la atención en la vecina orilla: "Hoy miramos con más atención a la Argentina que a Brasil. Uruguay perdió vínculos comerciales de bienes con la Argentina, pero sigue siendo clave en turismo y servicios. De cara al verano, hay que ver cómo llegan nuestros precios relativos con la Argentina. Lo que ocurra allá tras las elecciones legislativas del 26 de octubre es un riesgo central. El manejo monetario y cambiario del gobierno de Javier Milei puede reflejarse en un deterioro de nuestros precios relativos, que en 2024 tuvieron una mejora fuerte".
Sobre Brasil, en cambio, la economista fue más cauta: "Por ahora no estamos viendo presiones, sino más bien todo lo contrario, salvo que obviamente aparezca un nuevo algún shock inesperado. En economía uno nunca puede decir que estemos tranquilos completamente. Sabemos que Brasil tiene sus desafíos, pero los mercados financieros por ahora vienen muy tranquilos".
Estabilidad en el corto plazo, ajuste en el largo plazo
Por su parte, el economista especializado en análisis financiero y trader de Gastón Bengochea Corredor de Bolsa, Adrián Moreira, coincidió en que es difícil proyectar el tipo de cambio en horizontes cortos: "A menor horizonte temporal, es más difícil predecir. Dicho esto, Estados Unidos viene viendo su moneda debilitarse a nivel internacional, por cuestiones estructurales y coyunturales, y eso se ve tanto frente al peso como en el índice dólar".
"Por el lado estructural, las finanzas de EEUU se vienen deteriorando en términos de déficit fiscal, deuda sobre producto y por su cuenta corriente, aunque Donald Trump esta haciendo esfuerzos para revertir esto último y ganar competitividad. Por el lado más coyuntural, y con fin de mejorar la competitividad, se han tomado medidas como pueden ser los aranceles, nuevas políticas migratorias, así como intentar influir en la política monetaria, lo cual al mercado no le ha gustado", agregó.
"Con respecto al real medido en pesos uruguayos, en lo que va del año el mismo ha experimentado cierta volatilidad, pero ha tenido cierta reversión a la media, por lo que no vemos presiones por el lado del comercio externo, al menos en lo que queda del año", insistió el economista.
Moreira no espera movimientos bruscos del dólar a nivel local en lo que resta de 2025: "Salvo algún shock exógeno, no vemos al dólar fortaleciéndose demasiado con respecto al peso, sino más bien mantenerse estable o debilitarse. En el largo plazo, por diferenciales de tasas e inflación, podría preverse un fortalecimiento del dólar".
"El BCU alcanzó su objetivo de inflación y las expectativas están convergiendo. La tasa de referencia se encuentra en fase contractiva y es esperable que el Banco Central la lleve a neutral. Eso puede favorecer al fortalecimiento del dólar, pero no se espera un cambio brusco. La dinámica global va a primar y puede ir en dirección contraria a la política monetaria local en caso de que el BCU haga otro recorte de tasas", concluyó.
Tanto Carriquiry como Moreira coinciden en que Uruguay se enfrenta a un escenario donde el dólar difícilmente siga cayendo, aunque el margen de recuperación será limitado y paulatino. Mientras el gobierno proyecta un cierre de 2025 en torno a 41 pesos, el mercado sigue mirando con atención el frente externo y advierte que el nivel actual del tipo de cambio deja al país "muy caro en dólares", lo que genera tensiones sobre la competitividad.
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