20 de marzo 2018 - 22:47

A rodar

A rodar
• El caso Mefro Wheels merece ser tenido en cuenta. Es la autopartista rosarina que está al borde del cierre ante la frustrada venta a un grupo brasileño. Ayer fue noticia porque el administrador (otra compañía del ramo) anunció que se retira del negocio. Es la única fabricante de llantas en el país. ¿Por qué es importante? Porque muestra cuál es el problema del autopartismo local. A simple vista, como denuncia el gremio de la UOM, podría tratarse de una simple cuestión de competencia externa. La apertura de los últimos meses impulsada por el actual Gobierno. "En 2017 ingresaron al país 860.000 llantas importadas", critican desde el gremio metalúrgico y, agregan, que "con 350.000 la planta de Mefro Wheels hubiese trabajado a pleno". Pero el problema excede a la gestión Macri, como también a una situación clásica de apertura indiscriminada.

• El problema estalló el año pasado, cuando el grupo alemán al que pertenecía decidió dejar el país. Después de algunos meses de zozobra, otra autopartista de Santa Fe se hizo cargo de la empresa por un mecanismo de alquiler con opción de compra, mientras se tramitaba el concurso. Ahora, este empresario comunicó que no comprará la empresa ni podrá vendérsela a los brasileños por falta de interés. Por eso se va.

• Lo grave -además de la situación de más de 20 trabajadores- es el motivo de la salida del grupo alemán. Lo que se comenta en el sector es que la multinacional alemana decidió irse ante la infinidad de problemas que deben enfrentar en la Argentina desde cuestiones burocráticas hasta macroeconómicas. No es la primera compañía del exterior de este rubro que se "cansa" del desorden argentino. El contraste entre las realidades que viven en los países donde están radicadas las casas matrices (Estados Unidos, Europa o Asia) con el que enfrentan en la Argentina es tan grande que es difícil de manejar y sobrevivir. Comentaba ayer un hombre del sector que en otros países, con una economía estable, la discusión por un ajuste salarial de 2% o 3%, aunque se prolongue en el tiempo, no genera el mismo impacto en las empresas como lo hace en la Argentina, cuando la puja es por 25% o 30%. Un mal cálculo provoca un descalabro financiero. Lo mismo sucede con la variación del tipo de cambio. En el país, la variación brusca en una semana puede provocar la pérdida de todo un año. Hay que imaginar los malabares que debe hacer el representante de una empresa multinacional para explicar a sus jefes que los salarios suben 20% y que, además, tiene cláusula "gatillo" o que la moneda local se devaluó 10% en una semana. Todo está atado al mismo fenómeno que es la inflación. Estar entre los cinco o seis países con mayor tasa tiene sus consecuencias. Explicaba este empresario que con el Gobierno actual las cosas se están acomodando, pero que la historia viene de la gestión kirchnerista, donde todo estaba amplificado.

También está el problema de las políticas comerciales de las terminales radicadas en el país. La calidad de las llantas de Mefro Wheels cumplía con los estándares exigidos. No había quejas por ese lado. El tema pasa por el respaldo que una compañía de capital nacional puede tener. Como las llantas son una parte que hace a la seguridad de un vehículo, hay mucho recelo. Durante estos meses, el empresario local vio complicada la entrada al negocio. Las automotrices prefieren comprar a proveedores globales, de renombre, que puedan "bancarse" un recall. Esto hace un círculo vicioso -no puede vender; como no vende, no tiene respaldo y, como no tiene respaldo, no puede vender- que termina dejando en el camino a los jugadores más débiles.

• Es por todo esto que está complicada la situación para aumentar el grado de integración nacional de piezas. Hay que sumarle que, además del tema mencionado, está el de costos. Las autopartes argentinas son más caras, por impuestos, falta de escala e ineficiencias varias. La Ley de Autopartes está ayudando, pero salvo el caso de un par de terminales, cuesta que vengan nuevos autopartistas. En una terminal explicaban que están incrementando la participación de piezas nacionales, pero con empresas ya radicadas que diversifican su producción y no con inversores nuevos. El desorden económico y los cambios de reglas de juegos habituales en la Argentina provocan estas consecuencias.

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