17 de abril 2015 - 00:00

Bello espectáculo de homenaje a los nadadores pioneros

Acompañada por tres músicos de La Joven Guarrior y el actor y músico Gonzalo Pastrana, Verónica Schnek protagoniza un espectáculo que emociona, invita a la ensoñación y a conectarse con lo acuático.
Acompañada por tres músicos de La Joven Guarrior y el actor y músico Gonzalo Pastrana, Verónica Schnek protagoniza un espectáculo que emociona, invita a la ensoñación y a conectarse con lo acuático.
"Crol. Pequeño homenaje a nadadores pioneros". Dir. y Dramat.: V. Schneck. Colab. Art.: J. Parodi. Dir. Mus.: G. Gamallo (Lunes, a las 21, en "El Estepario", Medrano 484)  



Nadar en aguas abiertas ha sido -y sigue siendo- una actividad de héroes anónimos e idealistas que dedicaron sus vidas a la aventura de cruzar ríos y canales, uniendo ciudades y desafiando toda clase de peligros: la contaminación, los calambres, la hipotermia, y el más temido de todos: el vacío nocturno.

En nuestro país hubo varios nadadores pioneros (Pedro Candioti; Lilian Harrison, la primera en cruzar el Río de la Plata y Teresa Plans, entre otros) que fueron un ejemplo de valentía, generosidad y espíritu patriótico. Sus vidas, algo excéntricas, también dejaron anécdotas muy pintorescas, como la soslayada derrota que sufriera el ex "Tarzán" Johnny Weissmuller en nuestro río Paraná.

En "Crol", todas estas historias vuelven a cobrar vida a través de un "recital teatral" que combina música, poesía, relatos, canciones y actuación a la manera de un collage.

Protagonizado y dirigido por la actriz Verónica Schnek, el espectáculo trasciende el formato "teatro documental" y se apoya en el carisma de su protagonista quien compone a una suerte de cancionista-locutora de otros tiempos, de suaves modales y seductora voz. Acompañan a Schneck tres músicos de La Joven Guarrior (simpática banda oriunda de La Pampa) y el actor y músico Gonzalo Pastrana. Sus canciones celebran las hazañas de los nadadores pioneros (como la pegadiza "El tiburón del Quillá dedicado a Candioti) o reflexionan poéticamente sobre su peculiar relación con el agua.

Pese al carácter fragmentario de la puesta (las historias acompañan a los temas musicales en una suerte de potpourrí), el espectáculo nunca pierde su atractivo. Hay episodios que emocionan y otros que invitan a la ensoñación y a conectarse con lo acuático. A su vez, el espacio escénico también cobra dimensión poética mediante el uso de un antiguo proyector de diapositivas y una pequeña pecera con la que Schnek recrea a una nadadora nocturna, en una escena con toda la magia del teatro.

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