La venta de maquinaria agrícola es uno de los grandes hitos que tiene la actual gestión para mostrar dentro del sector productivo. Mes tras mes, se dan a conocer con orgullo indicadores de crecimiento que contrastan con la realidad compleja que vive la economía.
La incertidumbre le puso freno al boom de la maquinaria agrícola
En el sector empresario aseguran que en este contexto es muy difícil concretar una operación.
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"Cambiaron las reglas de juego y el productor está demorando las decisiones de inversión"
Se trata de un sector que crece a tasas chinas, superiores al 20%, con ventas que llegaron a niveles récord no se veían desde 2008.
Entre los argumentos que explican la fortísima demanda de maquinaria aparecen los altos precios de los granos, el buen desempeño de la campaña agrícola pasada, las atractivas propuestas crediticias a tasas negativas, la imposibilidad de acceder a moneda extranjera y fundamentalmente la posibilidad de adquirir mejoras tecnológicas que permitirían incrementar la eficiencia productiva.
En el inicio del mes de junio, cuando se desarrolló Agroactiva, una importante muestra agrícola en la provincia de Santa Fe, eran muchos los industriales del sector que advertían un escenario de máxima incertidumbre, porque atrás de las ventas récord aparecía la peor duda que puede tener alguien que vende: no saber si la operación que concretó le traerá rentabilidad.
Eduardo Borri, Presidente de la Cámara de Fabricantes de Maquinaria Agrícola explicó a Ámbito que “todo lo que tenemos vendido se hizo con un precio fijado, se cobró y lo tenemos en lista de espera para entregar. Lo que nos pasa ahora es que se nos encarece lo que vendimos hace meses. Hoy los fabricantes no saben si vender o no porque las entregas son para fin de año”.
Esa duda, que hace meses es una realidad tangible y se agravó cuando el Banco Central de la República Argentina restringió la posibilidad de acceder a moneda extranjera para concretar el pago de importaciones. En aquella ocasión, Agrale -una de las empresas del sector- advirtió mediante un comunicado el cese de su producción.
Luciana Mengo, Gerente de la Asociación de Fabricantes de Maquinaria Agrícola y Agro Componentes de la Provincia de Córdoba (AFAMAC), destacó que “el boom que nos caracterizó en los últimos meses se interrumpió, pero no se frenó por completo. Lo que ocurre es que cada actor de la economía, ya sea productor o industrial, ingresó en una zona de incertidumbre que lo frena para tomar decisiones de inversión. Según la empresaria, “el proceso productivo se ralentizó para poder cumplir con las entregas pactadas. Eso ocurrió porque no llegan los suministros importados, porque hay equipamiento que suele romperse y del que no hay repuestos disponibles como ocurría hasta el día de hoy y porque la falta de mano de obra calificada todavía es un problema”.
Así, las empresas comenzaron a evitar el envío de cotizaciones y frenaron cualquier venta posible. A la duda de saber si el negocio es rentable, se suma una más: la posibilidad de no poder entregar la unidad vendida.
A pesar de un cierre de semestre altamente positivo, los números indican que en junio se frenó la tendencia alcista en el patentamiento de maquinaria agrícola. Según la División de Maquinaria Agrícola la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA), hubo una disminución en los registros de cosechadoras, tractores y pulverizadoras. Esto tiene una explicación.
Si vamos a los números, durante el mes de junio los patentamientos de cosechadoras, tractores y pulverizadores alcanzaron las 774 unidades, lo que representó una baja del 8,7%, respecto a mayo cuando se registraron unas 848 unidades. Como la comparación se hace con los datos interanuales, se puede decir que el último año fue excepcional para el sector de la maquinaria agrícola, pero no esta en discusión el pasado: es el futuro lo que preocupa y enciende todas las alarmas.
Contrariamente a lo que muchos creen, la incertidumbre económica y política en los últimos tres años jugó a favor del sector de la metal mecánica. El productor y los contratistas -principales compradores de maquinaria- se volcaron a invertir todo lo generado en moneda local y lo transformaron en bienes de capital de trabajo. Se podría decir que esa fue la segunda ola de ventas ya que la primera se generó con el regreso del crédito en el inicio de la gestión de Alberto Fernández, algo que había desaparecido con el anterior gobierno.
Desde la CAFMA, Borri explicó que “el sector creció entre 20% y 30% en el último año pero cuando el BCRA nos pone un limite de 5% para importaciones vinculado al ciclo previo nos frena la producción. Creo que la salida es con mas crecimiento”.
Hoy en día, cerrar un negocio es casi una misión imposible. Con la alta volatilidad del tipo de cambio, las empresas pusieron en stand by sus ventas porque no tienen una referencia de precio para la materia prima, sea cual fuere. Ya no importa si se trata de un insumo importado o de fabricación nacional, nadie toma en cuenta las mismas variables por lo tanto es imposible calcular un valor de reposición.
Desde el sector aseguran que teniendo una operación confirmada y cobrada de manera anticipada (muchas operaciones son con créditos) no se puede pactar una variable de ajuste. Según Mengo, “es muy difícil mantener una referencia de precios de venta, porque si se establece en pesos la empresa se desvaloriza y no puede comprar la materia prima, pero si es en dólares nadie tiene definido con qué tipo de cambio manejarse, tampoco los proveedores”.
El futuro es incierto, pero en la industria coinciden en que ante esta realidad que toca vivir, la salida es con acuerdos y diálogo entre el sector público y privado, pero con un estado que ponga las reglas de juego que aclaren el panorama a futuro.
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