Dicen en el campo...
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• ... que llamó la atención el alto perfil político de la reunión de fin de año de la Federación Agraria, donde, entre otros, respondieron a la convocatoria del cada vez más inter-nacional Eduardo Buzzi el presidente del radicalismo, el chaqueño Angel Rozas; el actual gobernador de esa provincia -y del mismo partido-, Roy Nikisch; la titular del Banco Nación, Felisa Miceli, y el titular de Trabajo, Carlos Tomada. El encuentro, que sirvió además para dar a conocer las conclusiones de la última asamblea de la entidad, tuvo ciertas características distintivas, incluyendo una película, sepia, evocando desde el Grito de Alcorta en 1912, origen del movimiento federado, hasta nuestros días. También llamó la atención la insistencia con que cierta parte de la dirigencia de esa organización intenta defender posturas y proyectos ya superados por los tiempos, tal el caso de la propuesta de ley que intenta impedir y/o acotar las inversiones extranjeras en tierras (y que prometen reinstalar en las ordinarias del año próximo) o la más novedosa sobre colonización, por la cual los campos de más de 1.000 hectáreas que se vendan serían pasibles de ser comprados por el Estado para destinarlos a subdivisiones, de unas 100 hectáreas, para venderse en condiciones muy flexibles a colonos. Nadie indicó, sin embargo, de dónde saldrían los fondos para que el Estado encare un plan de esta magnitud (menos aún, con los actuales valores de los campos). Consignas tales como: «No al ALCA», «que paguen los que más ganan», «capitalismo rentístico», o términos como «neoliberalismo», «burguesía», etc. se alter-naron con ideas y conceptos mucho más modernos e interesantes, aunque los principales funcionarios no llegaron a escucharlos, ya que hablaron y partieron rápidamente (argumentando compromisos previos), lo que dejó solo en el escenario, y para último término, al secretario de Agricultura, Miguel Campos, en una posición, al menos, incómoda.
• ... que la acumulación de trabajo previa a los feriados y las múltiples reuniones de los últimos días del año puede haber sido la razón principal de que, en general, dirigentes y políticos permanecieran relativamente poco tiempo en cada encuentro. Amén de la poco saludable costumbre en la que están incurriendo muchas entidades, de realizar larguísimos actos y balances, en lugar de contentarse con un mucho más simpático saludo por las fiestas y, en todo caso, la entrega de algún documento que después se puede leer con tiempo. Este, de todos modos, parece que no fue el caso del ministro de Trabajo, Tomada, bastante acosado por los agropecuarios, en parte, por el atraso en la puesta en marcha del Renatre (Registro Nacional del Trabajador Rural), presidido hasta ahora por Abel Guerrieri, de la Sociedad Rural, encargado, entre otras cosas, de otorgar los subsidios de desempleo y que, a pesar de que se encuentra recaudando los aportes privados desde hace más de un año, sigue sin ponerse en marcha. Ahora, en los pasillos ministeriales, se vuelve a hablar de que antes de que termine 2003 saldría finalmente la reglamentación que permitiría comenzar con los pagos de algunos de los más de doscientos pedidos pendientes. Esto y los «ruidos» que todavía siguen escuchán-dose sobre las desprolijidades, incluso jurídicas, de las últimas medidas adoptadas en materia de salario rural, habrían sido el principal factor para determinar la breve duración de la estadía del ministro en cada ágape.
• ... que la monotonía de la mayoría de las reuniones del sector agropecuario sólo tuvo rarísimas, aunque promisorias, excepciones: la calidad del video sobre el maíz y sus aplicaciones que presentó Maizar, presidida por Juan Avellaneda, y los «efectos especiales» (incluido un cañón con papelitos de colores que precedió a los discursos) de la gente del sector de agroquímicos y semillas fueron algunas de ellas. Sin embargo, las palmas se las llevaron los consignatarios del tradicional Mercado de Liniers. Es que el autofestejo no sólo se llevó a cabo en su centenario predio, obviamente con un asado, sino que incluyó la actuación de varios artistas (cómicos, músicos, etc.), sorteos, baile y hasta una llamativa dramatización, de total actualidad, entre policías y gente armada, que mantuvo en vilo a los presentes, incluido el titular del Mercado, Roberto Arancedo, aunque esa parte del show resultó un poco más corta que lo previsto. Allí, con muy pocos invitados de afuera, se escuchó hablar de varios temas (todos ganaderos). Dos fueron, sin embargo, los más recurrentes: las alternativas de la lucha sanitaria, incluyendo la trazabilidad, y la sorpresa que causaron los altísimos viáticos -según calificaban-que el gerente del Instituto de Promoción de Carne, Pertierra Canepa, habría pasado por su estadía -con esposa incluida-en Pinamar, adonde concurrió a dar una conferencia que finalmente no se concretó.
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