El sector ganadero atraviesa una coyuntura que parece inmejorable, con precios récord en dólares para terneros y novillos. Sin embargo, detrás del entusiasmo aparece una advertencia que no puede ser ignorada: los altos costos podrían condicionar la rentabilidad del negocio, que es en definitiva lo que mantiene a un empresario pecuario dentro o fuera del sistema.
Diego Ponti, analista del mercado ganadero de AZ Group, aseguró en diálogo con Ámbito Financiero que “no vivimos de los precios, vivimos del resultado que arrojan los negocios” y en definitiva confirma lo que muchos en la práctica ponen en juego cada vez que comienza un nuevo día.
El especialista destacó que los valores actuales son excepcionales: el ternero se paga a 3,20 dólares por kilo vivo, frente a un promedio histórico de u$s1,85 dólares desde 2011. “Solo en ocho de los últimos 176 meses se alcanzaron valores por encima de los 2,90 dólares. Hoy estamos en un escenario atípico”, explicó. Para el novillo, la situación es similar: “Apenas el 4% del tiempo desde 2011 superó los 2 dólares. Hoy se pagan entre 2,27 y 2,30”.
Aunque los precios entusiasman, los márgenes no siempre acompañan. Ponti subrayó que en planteos de cría básicos, con costos altos y baja productividad, los números pueden ser neutros o negativos. “Si no se destacan productivamente, muchos ganaderos no sienten que les vaya mal, pero tampoco logran resultados extraordinarios”, apuntó.
Pareciera que la clave está en aprovechar la relación favorable entre insumos y hacienda. Según Ponti, “el maíz está hipercompetitivo. Necesito 22% menos de kilos de novillito para comprar una tonelada del grano respecto al promedio de los últimos siete agostos. Eso permite producir más carne con costos relativamente bajos”. Aun así, alertó que el negocio está muy justo: “No hay que caer en la trampa de pensar que todo se resuelve porque el maíz está barato. Hoy equivocarse es caro y la eficiencia es una condición para sobrevivir”.
Dicho esto, Ponti explicó que la rentabilidad depende cada vez más de la gestión integral. “No alcanza con ser el mejor productor. Tenés que ser también buen vendedor de lo que producís, manejar la parte económica, financiera, comercial y fiscal. Como se dice hoy, hay que ser eficiente 360 grados. No es lo mismo que tu vaca se preñe el día 10 que el día 90. Una diferencia de 20 kilos en un ternero hoy significa mucha plata, porque nunca antes pesó tanto el kilo de carne”.
En este punto, la genética de los Angus, una de las razas más destacadas en el rodeo argentino cobra protagonismo. Alfonso Bustillo, presidente de la Asociación Argentina de Angus, la entidad que organiza la 46ª Exposición Nacional de Primavera y la 25ª Exposición del Ternero del 22 al 26 de septiembre, destacó que la raza no solo lidera en productividad, sino que además se ha convertido en un sinónimo de calidad.
La referencia no es menor: en un escenario donde cada kilo adicional de carne marca la diferencia, la genética Angus aparece como una herramienta directa para materializar la eficiencia que describe Ponti. Animales con mejor conversión, mayor precocidad y terneros más pesados al destete permiten transformar precios altos en resultados concretos. Como sintetizó Bustillo, la mejora genética no es solo una apuesta al futuro, sino un diferencial inmediato para productores que buscan sostener márgenes en un negocio ajustado.
El futuro de la ganadería, entre la eficiencia y la política
La gran incógnita es si este escenario puede sostenerse. Para Ponti, la respuesta es positiva, ya que al ser consultado por Ámbito sobre este punto, destacó que “con un mercado sin restricciones y exportaciones liberadas, los precios de la hacienda se acomodan solos. Si se mantiene este esquema, los valores altos llegaron para quedarse”.
Incluso en un escenario pesimista, simuló que el precio del ternero en marzo próximo podría ubicarse en u$s2,07, todavía un 20% por encima de la media de los últimos 15 años. “Es un muy buen precio en dólares, aun con un tipo de cambio moviéndose”, aclaró.
Otro punto importante es que la oferta de carne se mantiene limitada. Según el experto, “este año no crece y el próximo tampoco lo hará. Tendremos el mismo stock y la misma cantidad de terneros. Eso garantiza que, si la demanda se sostiene, los precios -de mínima- seguirán firmes”.
Respecto al valor de los vientres, hoy cerca de los u$s1.000, Ponti diferenció entre quienes buscan un negocio patrimonial y quienes priorizan la producción. “Si la intención es patrimonial, está caro. Pero si es productivo, la relación sigue siendo razonable: dos terneros equivalen a un vientre”. De todas maneras, es importante mencionar que ingresar a la actividad hoy es complejo, ya que “el negocio está caro y la curva de aprendizaje también es costosa. Equivocarse hoy sale caro. Por eso hay que arrancar con un plan de negocios sólido y gestión integral”.
Tampoco hay que olvidarse de que el clima también incide y tras las inundaciones, muchos campos podrían beneficiarse de una primavera con buenas pasturas. Eso ayuda a recomponer productividad y si además se da un proceso de retención, como suele ocurrir, los precios se volverán todavía más firmes.
Por último, Ponti advirtió que el mayor riesgo no está en los precios ni en el tipo de cambio, sino en la política. Es que para los ganaderos, la mayor tranquilidad radica en que las actuales políticas comerciales se mantengan, porque si en un futuro se vuelve a un esquema populista de intervencionismo en los mercados -con restricciones para exportar o controles de precios- volvería a reinar la incertidumbre en un negocio donde lo más preciado es la certeza. Por lo tanto, con una oferta acotada, demanda sostenida, genética en crecimiento y manteniendo las políticas de libre mercado, la ganadería tiene todo como para comenzar un proceso de recomposición de stock y con buenos negocios a la vista.
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