Por sequía, pastoreo gana terreno a la agricultura
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En Córdoba y Buenos Aires, lotes trigueros golpeados por la falta de hidratación debieron
ser destinados al pastoreo.
El trigo sureño en las zonas de Azul, Tandil, Mar del Plata y Balcarce se encuentra en la etapa de hoja bandera con menos requerimientos de nutrientes. Todo lo contrario a los sembradíos de Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba y Norte de Buenos Aires donde necesitan agua y frío.
Javier Grimau de la Bolsa de Cereales confirmó en el informe semanal (PAS) que «la persistente sequía continúa afectando el crecimiento del cultivo en la mayor parte de las áreas productivas».
«Sólo el centro este y el sudeste de Buenos Aires, presentan buenas condiciones con plantíos en favorables condiciones,» señaló.
La decisión de siembra de la superficie de trigo ya había caído 20%, la sequía puede llevarse otro tanto de los 4,8 millones de hectáreas sembradas y disminuir los rendimientos de manera muy marcada.
Los expertos en clima aseguran que a fines de este mes regresarán las lluvias y se intensificarán en octubre.
El informe del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar también habla de la severidad de los cultivos finos debido a la sequía, y pronostica nuevas heladas. El problema actual es el impacto térmico sobre las plantas.
La Sociedad Rural de Río Cuarto advirtió pérdidas de 29 millones de pesos por la seca del trigo. El gobierno de Santa Fe denuncia $ 1.700 millones en perjuicios en la cadena ganadera así como en la producción de trigo y maíz.
Entre los cereales más perjudicados e ideales para la rotación se encuentran el maíz. Según el PAS hasta el momento sólo se han sembrado 76.500 hectáreas de una intención de cubrir más de tres millones de ellas.
La reducción maicera se estima en 11% a nivel país y son Córdoba (la principal productora) y Santa Fe las provincias más afectadas por la falta de humedad.
En las zonas donde se producen incendios forestales y de pastizales, los combatientes siguen en alerta. En Córdoba se apagaron un centenar y medio de focos ígneos. Lo bueno, dicen algunos especialistas, es que donde hubo cenizas, queda fósforo, un nutriente esencial.
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