El sector agropecuario debe plantearse una nueva forma de pensar que le permita encontrar una estructura gremial y un proyecto agropecuario para el siglo XXI.
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Haber salido de la convertibilidad y del pensamiento único nos permite abrigar esperanzas; pensar en un camino que nos conduzca, sin exclusiones ni discriminaciones de ninguna naturaleza hacia la unidad gremial del agro argentino y hacia un proyecto diseñado sobre la base de que el campo es un medio, pero también un modo de vida que todos los países que progresan se esfuerzan por preservar y promover con firmeza y decisión.
• Modelos
El agro necesita salir de la simpleza economicista del corto plazo, de los cálculos matemático-financieros insensibles y de los modelos productivos donde los negocios justifican los medios; una visión que instala al bienestar general, los intereses nacionales, la geopolítica, las investigaciones científicas y tecnológicas de punta, la preservación del paisaje, la conservación del suelo y del subsuelo y la defensa de la ecología y la biodiversidad como cuestiones marginales. La Argentina precisa contar con un proyecto agropecuario que preserve y propicie la cultura productiva de un tejido social del interior numeroso, y con voz y voto para asentar las bases de una organización agraria con el poder suficiente para hacerse escuchar en los estamentos de poder y decisión, tal como ocurre en otros países que cuentan con fuertes estructuras de representación.
La Asamblea Agraria Nacional, integrada con más de 30 entidades agropecuarias y grupos de opinión rural, puede iniciar el camino de la unidad, ampliar la exclusiva mesa agropecuaria nacional, puede dar el impulso inicial sumando a numerosas organizaciones representativas de miles de productores hasta hoy marginadas. Son el Movimiento Nacional de Mujeres Agropecuarias en Lucha, la Confederación General de la Producción de la República Argentina, la Mesa Federal Agraria, el Frente Agropecuario Nacional; decenas de organizaciones que quieren ser incluidas con dignidad y respeto, y en tiempo y forma, en los ámbitos de discusión y en las mesas de los consensos.
Nadie puede equivocarse sobre lo ocurrido en la Argentina porque ahora el «agricidio de los noventa» está a la vista y los resultados del exterminio social y de la cultura productiva de decenas de miles de mujeres y hombres del campo reflejados en la última encuesta agropecuaria.
Debemos encontrar un discurso superador de los problemas coyunturales, una visión del mediano y largo plazo que proponga o plantee otro modelo productivo, otra lógica económica que potencie el mercado interno y las exportaciones. Hoy, los productores quieren y necesitan un sector agropecuario unido a través de un Gran Movimiento Agropecuario Nacional que defienda los principios, priorice las coincidencias sin exclusiones ni paternalismos y diseñe una política agropecuaria que, inmersa en un verdadero Proyecto de Desarrollo Nacional, logre señalar un rumbo común en procura de ese país ideal.
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