¿Peligra la acción de Scotiabank en Wall Street por su desprolija salida de la Argentina hace cinco años? Esto, que parece un absurdo, podría suceder la semana próxima si la jueza Susana Pelotto, que entiende en el pedido de quiebra de la entidad financiera canadiense, le decreta la quiebra a su (ya fenecida) sucursal argentina y además extiende esa quiebra a su casa matriz, un procedimiento habitual en estos casos.
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En 2002 el Scotiabank -en plena crisis- decidió cerrar sus puertas y marcharse del país, al que había llegado un lustro antes con la compra del Banco Quilmes. Los ahorristas y las sucursales fueron absorbidos casi por mitades por el Banco Comafi y el Banco Macro. Sin embargo, quedó un número de acreedores a los que no se les pagó, por un total cercano a los $ 700 millones; algunos de ellos presentaron pedidos de quiebra contra la entidad canadiense, que extendieron a la casa matriz del Scotiabank.
A ellos el Scotia -a través de los estudios que encabezan Emilio Cárdenas y Héctor Alegría- les presentó oportunamente una propuesta de APE (acuerdo preventivo extrajudicial) de refinanciación de la deuda, cuyos términos no trascendieron. Según fuentes de la causa, la propuesta fue aceptada por un porcentaje de los acreedores que representaría cerca de 95% de los pasivos.
Hace un par de semanas, estos bufetes legales interpusieron ante el juzgado que tramita el pedido de quiebra una solicitud para que se homologue el APE con esos acreedores y consecuentemente se levante el pedido de quiebra. La magistrada decidió pasarle las actuaciones a la sindicatura para que apruebe o desapruebe el acuerdo alcanzado por los abogados con la mayoría de los acreedores.
Lo significativo en este caso es que la jueza decidió no suspender los plazos legales, y dado que el reloj judicial sigue corriendo, hay riesgo de que le decrete la quiebra tanto a la sucursal argentina como a la casa matriz, lo que sucedería en las próximas semanas. De ocurrir esto, el Scotiabank tendrá la obligación de informar de este hecho a las Bolsas de Toronto y de Nueva York, donde cotizan los papeles. Y si bien no parece serio que un fallo de una jueza argentina vaya a hacer temblar Wall Street, también es cierto que en la actual situación de volatilidad de los mercados cualquier mala noticia tiende a tener alguna repercusión negativa.
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