El jaqueado presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, tendrá que guardar en un cajón por un buen tiempo la idea de reducir el Arancel Externo Común (AEC) del Mercosur, una propuesta que trajo a la cumbre de presidentes de Argentina que contó con el principal rechazo de su colega Alberto Fernández. Pero la realidad es que la presión no es tanto de su principal socio en el bloque regional, sino de sus propios industriales brasileños.
Brasil enfría la idea de reducir el arancel externo del Mercosur
Así lo destacaron analistas y especialistas en comercio exterior convocados recientemente por la Cámara Argentina de Comercio (CAC) para analizar la situación del proceso de integración a 30 años de su inicio. Entre otros problemas que adolece el bloque, señalan, es que todavía hace eje en la cuestión de las tarifas al comercio exterior, mientras que en el siglo XXI ese tipo de aspectos comienzan a quedar en segundo plazo.
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Así lo destacaron analistas y especialistas en comercio exterior convocados recientemente por la Cámara Argentina de Comercio (CAC) para analizar la situación del proceso de integración a 30 años de su inicio. Entre otros problemas que adolece el bloque, señalan, es que todavía hace eje en la cuestión de las tarifas al comercio exterior, mientras que en el siglo XXI ese tipo de aspectos comienzan a quedar en segundo plazo.
Sandra Polonia Ríos, analista del Centro de Estudios de Integración y Desarrollo de Brasil afirmó que desde un aspecto formal, entre la dirigencia de su país se coincide en que es necesario un cambio en el bloque. “Hay una convergencia en el ámbito de empresarios expertos, pero a nivel de los empresarios no quieren ni oír hablar de bajar el arancel externo común”, señala la especialista.
El cuestionado presidente Bolsonaro, que enfrenta un fuerte escenario de inestabilidad política en su gobierno, detenta actualmente la presidencia temporaria del bloque, lo que implica que maneja la agenda de temas comunes de los cuatros socios que incluyen a Uruguay y Paraguay. Aún así, por ahora el tema de la reducción unilateral del 50% del AEC que proponía el mandatario sigue en el freezer.
Polonia Ríos señala que los empresarios de la Confederación Nacional de la Industria (CNI) de Brasil formalmente respaldan la idea bajar la protección tarifaria del bloque regional, pero ponen objeciones sobre los plazos y el modo. “En este camino no hay consenso. Hay una fuerte oposición a hacer la reforma”, explica la especialista brasileña quien considera que por esa razón Bolsonaro “ya no insiste tanto en la propuesta original” .
Precisamente, días antes de la última cumbre de Buenos Aires, las entidades empresarias de la región, de la que participó la Unión Industrial Argentina (UIA), emitieron una declaración en la que rechazaron que se avance en reducir el nivel de protección a los sectores manufactureros sin una consulta previa al sector privado. El reclamo prosperó.
No obstante, la cuestión de las tarifas al comercio no es lo único que Mercosur tiene que resolver. Las relaciones económicas entre los países están cambiando y los analistas aducen que el bloque no acompaña la tendencia. Marcelo Elizondo, consultor y secretario de relaciones Internacionales de la CAC señala que “el Mercosur es básicamente un acuerdo arancelario y hoy los acuerdos entre países abordan otros asuntos, como son la confluencias regulatorias o las exigencias comunes para invertir, producir, comercial y trabajar”. Considera que “algo que fue una herramienta muy eficaz hace 30 años -ya que por caso a la Argentina le permitió multiplicar su comercio internacional- ahora necesitaría de un ajuste de sus formas, modos y estructura”. El especialista argentino destaca que en el comercio mundial hay una fuerte impronta del intercambio de “bienes intangibles que no estaba cuando el Mercosur fue creado”. Asegura que se habla de que es necesario “mas Mercosur, eso tiene que suponer un mejor Mercosur” ya que a su criterio “ya no funciona ni en lo tradicional”
Para Uruguay, el problema está en cómo lograr la declamada flexibilidad de acción. Ignacio Bartesagni, de la Universidad Católica de ese país, afirma que su país “quiere seguir siendo parte del bloque, pero no se puede dar el lujo de seguir siendo parte de una de las zonas más proteccionistas del mundo”. Pero advierte que esa posición no es rupturista, ya que hay una proporción importante de comercio intrazona que se va a mantener.
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