Cristina de pie
Cristina de Kirchner soportó, de pie, algunas preguntas de empresarios alemanes. Lo que no tolera en la Argentina. De paso visitó la empresa Siemens, con penosos entuertos y sospechas en el país y en todo el mundo. Lo mismo que, en su momento, también hizo Carlos Menem: casi un sino presidencial.
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Embistió luego ante el auditorio alemán contra los 90, cuando «en mi país, Domingo Cavallo quiso cerrar la mina de carbón y llegó a proponer que se pagara el sueldo de los trabajadores y éstos se quedaran en su casa». Finalmente, y ante la insistencia de los empresarios alemanes con inversiones en plantas industriales, Cristina Fernández reconoció que «para el cierre de ecuación energética es necesario la incorporación de los dos grandes productores de petróleo y gas, Venezuela y Bolivia», y mencionó los convenios que se firmaron con Evo Morales, con los que la Argentina se garantizaba la provisión de hasta 23 millones de metros cúbicos, «lo cual va a garantizar el crecimiento». No reparó Cristina Fernández en la muy mala imagen que tienen para los inversores europeos en general, y alemanes en particular, los presidentes de Venezuela y Bolivia respectivamente.
Para apoyar la tesis oficial, la primera dama recurrió luego a uno de sus anfitriones en este viaje, el austriaco presidente de VW en la Argentina, Viktor Klima. Repitiendo una conversación de unas horas antes, cuando la candidata visitó la planta de la automotriz en Wolfsburgo, dijo: «Me decía Viktor Klima que Volkswagen no perdió un solo auto o caja por la crisis energética». No mencionó Cristina Fernández que la automotriz tiene generadores propios de energía, independientes del sistema nacional, en la planta de Córdoba que opera a full, mientras que en la fábrica de General Pacheco trabaja a un solo turno, lo que ayuda a evitar las restricciones acomodando los horarios de producción.
La candidata mencionó después que «tampoco ningún diario dejó de salir por la crisis energética, todos pudieron publicar sus noticias, todos transmitieron por videocable» y comentó que «el problema existe y es lo que al Presidente le gusta denominar -y yo comparto- la tensión del crecimiento; prefiero tener este tipo de problemas porque estamos creciendo a aquellos otros que tuvimos cuando teníamos cortes diarios y la tasa de crecimiento era negativa».
Cristina Fernández terminó de hablar del tema energético, que concentró las tres preguntas del auditorio alemán, repitiendo una tesis que viene sosteniendo desde hace semanas. Para la senadora, «la cuestión energética es un problema en todas partes y no podía dejar de serlo en la Argentina. Estamos en el quinto año de crecimiento y tal vez haya un problema en este sector. Tal vez algunos no creyeron y no invirtieron».
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