11 de septiembre 2007 - 00:00

Cristina de pie

Cristina de Kirchner soportó, de pie, algunas preguntas de empresarios alemanes. Lo que no tolera en la Argentina. De paso visitó la empresa Siemens, con penosos entuertos y sospechas en el país y en todo el mundo. Lo mismo que, en su momento, también hizo Carlos Menem: casi un sino presidencial.

Cristina de pie
Las intenciones de Cristina Fernández de Kirchner de transitar con tranquilidad su viaje por Alemania y Austria sufrieron ayer un leve traspié. Fue cuando terminó de hablar ante la Confederación Alemana de Cámaras de la Industria y Comercio (DIHK), y comenzó una obligatoria ronda de tres preguntas, sin la intervención de censores oficiales que suelen filtrar o arreglar estos momentos.

Fue entonces cuando los representantes de las compañías de capitales germanos, y que tienen inversiones en el país, cuestionaron seriamente la situación energética y preguntaron sobre cómo pensaba la candidata enfrentar la crisis en una eventual gestión. La consulta la hizo Ties Tiessen, presidente de Wintershall, empresa del grupo Basf, una de las tres mayores compañías de origen alemán que este año sufrió restricciones energéticas que afectaron su producción y su plan de exportaciones dentro del Mercosur «para el que se invirtieron unos u$s 400 millones». La oradora, que buscó evitar siempre este tema en sus giras internacionales, contestó que con «el plan energético de 2004, más todo lo que se ha anexado en lo que hace de 2004 a la fecha, hoy nos da una inversión en materia energética de aproximadamente de 50 mil millones de pesos».

Para la senadora, «uno de los principales problemas que tuvo la Argentina en materia energética fue ser excesivamente gas-dependiente» y que «una buena administración nos exige tener una diversificación en su matriz». Enumeró después que está en ejecución y señaló Atucha I y II, las dos centrales de Siemens, San Martín y Belgrano, y explicó que «hay un proceso licitatorio para cinco usinas más, está en marcha la ampliación de la cota de Yacyretá y está el proceso para poder conformar una usina termoeléctrica en Río Turbio».

  • Debate

  • Buscó luego apoyo en uno de los anfitriones en esta gira, la automotriz Volkswagen, defendiendo la producción de energía a base de carbón, fuente que «no hace sólo frente a la producción de Volkswagen, sino también la que necesita la ciudad de Wolfsburgo y dos empresas más». Hay que aclarar que desde la década del 80, por presión del Partido Verde, VW utiliza sólo marginalmente el carbón como fuente de energía y que el debate está puesto en si la automotriz tiene que hacer uso o no de la energía nuclear.

    Embistió luego ante el auditorio alemán contra los 90, cuando «en mi país, Domingo Cavallo quiso cerrar la mina de carbón y llegó a proponer que se pagara el sueldo de los trabajadores y éstos se quedaran en su casa». Finalmente, y ante la insistencia de los empresarios alemanes con inversiones en plantas industriales, Cristina Fernández reconoció que «para el cierre de ecuación energética es necesario la incorporación de los dos grandes productores de petróleo y gas, Venezuela y Bolivia», y mencionó los convenios que se firmaron con Evo Morales, con los que la Argentina se garantizaba la provisión de hasta 23 millones de metros cúbicos, «lo cual va a garantizar el crecimiento». No reparó Cristina Fernández en la muy mala imagen que tienen para los inversores europeos en general, y alemanes en particular, los presidentes de Venezuela y Bolivia respectivamente.

    Para apoyar la tesis oficial, la primera dama recurrió luego a uno de sus anfitriones en este viaje, el austriaco presidente de VW en la Argentina, Viktor Klima. Repitiendo una conversación de unas horas antes, cuando la candidata visitó la planta de la automotriz en Wolfsburgo, dijo: «Me decía Viktor Klima que Volkswagen no perdió un solo auto o caja por la crisis energética». No mencionó Cristina Fernández que la automotriz tiene generadores propios de energía, independientes del sistema nacional, en la planta de Córdoba que opera a full, mientras que en la fábrica de General Pacheco trabaja a un solo turno, lo que ayuda a evitar las restricciones acomodando los horarios de producción.

    La candidata mencionó después que «tampoco ningún diario dejó de salir por la crisis energética, todos pudieron publicar sus noticias, todos transmitieron por videocable» y comentó que «el problema existe y es lo que al Presidente le gusta denominar -y yo comparto- la tensión del crecimiento; prefiero tener este tipo de problemas porque estamos creciendo a aquellos otros que tuvimos cuando teníamos cortes diarios y la tasa de crecimiento era negativa».

    Cristina Fernández terminó de hablar del tema energético, que concentró las tres preguntas del auditorio alemán, repitiendo una tesis que viene sosteniendo desde hace semanas. Para la senadora, «la cuestión energética es un problema en todas partes y no podía dejar de serlo en la Argentina. Estamos en el quinto año de crecimiento y tal vez haya un problema en este sector. Tal vez algunos no creyeron y no invirtieron».

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