De mujer a mujer: la Merkel hizo docencia con Cristina de Kirchner
Si Eduardo Duhalde debió viajar a Europa para enterarse de que el mundo estaba globalizado -«no me había dado cuenta», dijo con candor bonaerense al bajarse del avión-, Cristina de Kirchner debió atravesar un mal momento cuando la alemana Angela Merkel le explicó lo que ya se sabía y le habían comunicado: ningún acuerdo es posible con el Club de París sin la intervención del Fondo Monetario Internacional. Está en la constitución de ese instituto, y la Argentina (o su gobierno) pretendió inclusive una excepción a través de la administración del gobierno Bush: que el Congreso norteamericano aprobara el salteado del FMI en su control al Club de París. Todo para justificar la arenga de Kirchner contra el organismo internacional. Pero el intento se bloqueó enseguida: por más que lo quiera, George Bush hoy no puede poner un soldado en Irak ni en su despacho, al menos autorizado por el Parlamento. La quimérica intención tampoco prosperó en la víspera con Merkel, aunque se insista en decir: queremos pagar y no nos dejan. Para algo está el reglamento, señaló la decisiva Merkel, y la primera dama partió sin asistir a la conferencia de prensa.
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La candidata Cristina Kirchner logró la foto esperada con la
canciller alemana, Angela Merkel, luego de su breve reunión
de sólo 20 minutos.
Se suspendió también otra conferencia que Cristina Fernández iba a dar ante la socialdemócrata Fundación Friedrich Ebert, y donde debía enfrentar una ronda final de preguntas de los presentes. En este caso, y a diferencia de los encuentros del lunes y de ayer con empresarios, se trataba de estudiantes de ciencias políticas y sociología. La explicación oficial sobre esta suspensión fue que a última hora se organizó una reunión con el ministro de Economía, Michael Gloss. En este caso, se trata de un dirigente de origen socialcristiano, que, según participantes del encuentro, mostró más comprensión ante la situación de la deuda argentina con el Club de París y contra el FMI. Fue un encuentro en el que aparentemente Cristina Fernández pudo desplegar más su discurso sobre el crecimiento de la economía de los últimos años y sus planes futuros de «industrialización». Gloss y la senadora hablaron, además, sobre las dificultades generadas por la crisis financiera internacional y sobre las necesidades de capital del país para los próximos años.
Un dato positivo que se trajola delegación argentina a Alemania es que en ninguna de las reuniones hubo reclamos por los bonistas germanos que no ingresaron al canje de deuda en 2005. Cerca de 20 de estos acreedores presentaron hace dos semanas una nueva demanda ante la Corte provincial de Francfort para embargar bienes de la Argentina en Alemania.
Después del encuentro con Gloss, Cristina Fernández tomó el avión que la llevó a Viena. Allí la espera un clima político mucho más benigno. Sucede que su anfitrión de hoy será Heinz Fischer, el presidente austríaco que le tiene preparada a la primera dama el palacio de Schönbrun, un marco que sólo se abre para importantes ocasiones diplomáticas. Fischer es un conocido dirigente socialdemócrata europeo, amigo personal de uno de los organizadores del viaje de la senadora, el presidente de Volkswagen, Wiktor Klima. Este último fue hace algo más de una década primer ministro austríaco y compañero de campaña de Fischer. El ahora presidente del Estado europeo es, además, editor de la revista «Jornal für Rechtpolitik», una publicación de ciencias sociales en la que varias veces aparecieron artículos del secretario de Cultura, José Nun, colaborador de la senadora. Hay, sin embargo, una dificultad para el encuentro de hoy. Fischer es uno de los principales defensores dentro de la Unión Europea de los subsidios agrícolas, precisamente el principal escollo para un acuerdo comercial entre el Mercosur y ese bloque.
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