19 de enero 2022 - 00:00

FMI: la fuerte baja del déficit de 2021 acerca algo las cifras, pero siguen las tensiones en lo fiscal

Guzmán dijo que el año cerró con rojo primario de entre 2,9% y 3% del PBI, aun menor a sus últimas previsiones. En base a eso se revisa la pauta de 2022. El Fondo reclama ajuste en obra pública.

FMI Funcionario.jpg
Reuters

El viernes la Secretaría de Hacienda publicará el resultado fiscal de diciembre, que marcará un déficit primario de casi un punto del PBI en un mes estacionalmente exigente. Ese rojo se sumará al 2,1% del producto que había acumulado entre enero y noviembre para cerrar 2021 “entre 2,9% y 3%” del PBI, según adelantó Martín Guzmán ayer.

Se trata de un desbalance mucho más bajo que el presupuestado inicialmente (4,5%) e incluso menor a las proyecciones que el propio ministro hacía semanas atrás (3,5%). Es también menos de la mitad que el de 2020. Más aún, esos números excluyen de los ingresos los recursos extraordinarios que envió el Fondo Monetario Internacional a sus países miembro bajo la forma de derechos especiales de giro (DEG): al contabilizarlos, el déficit primario anual se achica a 2% del producto.

En una suerte de señal a Washington, ese resultado se cuela en la negociación que el Gobierno lleva adelante con el FMI para acordar un nuevo programa que permita refinanciar la deuda de u$s45.000 millones que tomó Mauricio Macri.

El sendero de recorte del déficit fiscal está hoy en el centro de las discusiones. El Ejecutivo propuso una rebaja gradual hasta alcanzar el equilibrio primario en 2027, mientras que el Fondo exige ir más rápido. En palabras de Guzmán, se trataría de la diferencia entre un plan de crecimiento y uno de ajuste que ahogue la reactivación antes de alcanzar siquiera los niveles previos a la crisis que empezó en 2018.

Pero la nueva base desde la que partirían las metas fiscales del plan plurianual en negociación (el 3% del PBI o menos de 2021) acerca levente los números y lleva al Palacio de Hacienda a revisar a la baja la pauta propuesta para 2022. En el proyecto de Presupuesto que naufragó en el Congreso, Guzmán había estipulado un déficit del 3,3%, que marcaba una leve disminución de dos décimas respecto de la estimación previa para el año pasado.

Si bien evitan precisar detalles de las cifras que intercambian a diario los negociadores argentinos con los técnicos del Fondo, fuentes oficiales ratifican que la idea con la que se trabaja es la de “un sendero descendente año a año, a un ritmo sostenible”. Eso marcaría para este año algunas décimas por debajo del 3% del PBI. “El tema es la velocidad y que no implique un ajuste”, afirman.

Con todo, las tensiones persisten. El Fondo insiste en un recorte de las partidas para obra pública para acelerar la baja del déficit. “El FMI planteó que debe haber una consolidación fiscal más rápida. Pero hay dos problemas: el primero es que la forma como ellos lo plantean detendría la recuperación económica en el corto plazo. El segundo es que el punto en el cual se enfocaría la más rápida consolidación fiscal sería en una expansión menor de la inversión en infraestructura pública. Para nosotros eso es crítico porque esa inversión es la que más necesita Argentina desde el punto de vista productivo”, dijo Guzmán ayer en una entrevista con AFP. Y agregó: “Estamos un poquito mejor que hace una semana, pero hay un camino importante por recorrer”.

Pero como toda discusión con el Fondo, se trata de una negociación política con las grandes potencias. Por eso, en Economía había expectativa por el resultado de la reunión entre el canciller Santiago Cafiero y Antony Blinken, su par de Estados Unidos, el país determinante dentro del organismo que encabeza Kristalina Georgieva y el único con poder de veto en las decisiones de mayoría especial.

Según comunicó la Cancillería argentina, ayer en Washington Cafiero le pidió a Blinken que interceda ante el Tesoro (que conduce Janet Yellen) “para contar con el apoyo de EE.UU. en el Fondo, y que de este modo no se restrinja el crecimiento de Argentina”. El Tesoro tiene una posición más dura que la Casa Blanca, creen en la Rosada. “Blinken sostuvo que apoya firmemente las negociaciones con el FMI y aspira a una pronta resolución positiva”, aseguró el Palacio San Martín.

Lo cierto es que, aun con un sendero como el que propone el Gobierno, los analistas ven difícil una reducción del déficit en 2022 que no implique ajustes del gasto. En un país con una aguda crisis social y en medio de una recuperación de la actividad más veloz de la esperada, el 3% del año pasado reflejó tres condiciones simultáneas: ingresos extraordinarios (por el aporte de las grandes fortunas y el boom de precios de los commodities), el impacto del crecimiento del 10% en la recaudación tributaria y también la disciplina a la hora de gastar, que incluyó un recorte en términos reales de las partidas destinadas a jubilaciones y la eliminación del grueso del paquete covid de 2020.

Sin una segunda edición del aporte solidario y con una sequía que amenaza con afectar los ingresos vía retenciones, el punto de partida para este año luce más complejo. En el Gobierno apuestan a que una continuidad de la recuperación económica impulse la recaudación de impuestos ligados a la actividad, además de recortar los subsidios a la energía a través de un descongelamiento y segmentación de las tarifas.

Dejá tu comentario

Te puede interesar