6 de agosto 2020 - 00:00

Ashmore y otros dos fondos "duros" aceptan la oferta del Gobierno

El grupo AdHoc invitó a los tenedores particulares a que se sumen a la propuesta. Ashmore había sido uno de los más combativos.

Alberto Fernández Martín Guzmán
Presidencia de la Nación

La confirmación formal llegó a la hora prometida. A las 8:50 AM de ayer, en Olivos y el Palacio de Hacienda, se recibió la noticia que más se estaba esperando. El AdHoc Argentine Bondholder Group (grupo AdHoc), emitió su propio comunicado oficial, confirmando que aceptaba la propuesta de reestructuración de deuda y felicitando a las partes por el acuerdo alcanzado. Mencionaba, además, que el país se ahorraría unos u$s37.000 millones de dólares “en los próximos 9 años (2020-2028)” y se incluyó un mimo a la Argentina al afirmar que con este acuerdo el país podría volver al mercado de capitales. Para su desempeño particular, el grupo aclaró que siempre defendió los intereses de los inversores del dinero que manejan, afirmando que en la mayoría de los casos se trata de jubilados o futuros pensionados y, lo más importante, invita a los particulares tenedores de títulos públicos emitidos bajo legislación internacional a que se sumen a la propuesta. Aclaró el comunicado, casi como factor de convencimiento a los que aún no firmaron la oferta, que el país contará con todas las defensas jurídicas necesarias para que no se abra la alternativas de juicios en los tribunales del Segundo Distrito Sur de Manhattan.

Más allá del mensaje mucho más amplio y positivo que lo que se esperaba en Buenos Aires desde el AdHoc, lo que más gratificación generó en Hacienda fue repasar el listado de los fondos de inversión que anunciaron que ingresarán al canje cuando la Security and Exchange Commission (SEC) abra el listado de suscriptores para los nuevos bonos que se emitirán el 4 de septiembre. Lo primero que se festejó en los despachos oficiales locales, fue que BlackRock estaba dentro de los firmantes. Era la confirmación que tanto se estaba buscando desde hace meses. Significaba que el principal representante de los acreedores y el que había mantenido la dialéctica más brava durante todo el proceso declaraba el fin de la batalla. Y se ponía a disposición del país para convencer a los que aún no firmaran el acuerdo. El fondo más grande del mundo (con un manejo de dinero similar a los PBI de Alemania y Francia juntos) y el principal referencia de Wall Street en la disputa; ahora tendía una mano y bendecía el regreso del país a los mercados financieros mundiales. Quedará para el comentario la muy buena relación que se generó entre Martín Guzmán y la abogada contratada por el titular de BlackRock Larry Fink, Jennifer O’Neil y lo importante de este factor para que se destrabara el acuerdo en las horas finales.

Una vez definido el ingreso de BlackRock, en Buenos Aires siguió la amplia satisfacción al saber que los dos fondos de inversión más duros del AdHoc también aceptaban la propuesta. Se trata del Autority y Ashmore, quienes en los debates internos del grupo más difícil, defendían hasta el viernes de la semana pasada la alternativa de boicotear al máximo la propuesta argentina y la posibilidad de sumar el 35% del total de los bonistas para avanzar en litigios sumarios contra el país en los tribunales de Nueva York que maneja Loretta Preska. Que Ashmore figurara en el listado y por cuestiones alfabéticas casi encabezando la hilera, se festejó en los despachos oficiales casi como un gol en un Mundial. El fondo mantuvo hasta las últimas horas una posición irreductible, bajo el argumento de que no se le podía aceptar al país el beneficio de la aplicación de las “cláusulas antibuitre” que rigen el mundo de las emisiones de deuda soberana desde 2014 en adelante ya que se trata de un “deudor recalcitrante”, con lo que había que obligar al país a renunciar a esos derechos que se incluían en las emisiones de deuda desde 2016 en adelante. “No le pediríamos esto a ningún otro Estado que necesite reestructurar su deuda. Sólo lo hacemos en el caso argentino por su pésima fama”, repetían los abogados Ashmore hasta las últimas horas del viernes pasado en las reuniones virtuales entre los integrantes del AdHoc. Ashmore siempre se mostró como el más desilusionado y combativo contra el país, amparándose en su propia experiencia local. A la Argentina llegó de una manera curiosa. Su ingreso a América Latina comenzó con la apertura de una sede en Colombia a través de Ashmore Andino, en una experiencia que resultó un gran negocio para la casa de inversiones, lo que llevó luego a la conducción de Londres a pensar en otros mercados latinoamericanos. La experiencia se repitió positivamente en Perú y, luego, ya en 2016, en la flamante Argentina de apertura financiera de Mauricio Macri. La fórmula funcionó hasta que en las oficinas de Ashmore Andina sonaron en 2018 los teléfonos con llamadas provenientes de bancos internacionales radicados en la Argentina, ofreciendo parte de la nueva familia de títulos públicos que el Gobierno de Mauricio Macri comenzaría a emitir aceleradamente. Durante un tiempo Ashmore estaba conforme, hasta que llegó la mala hora y la posterior debacle. El ingreso de Ashmore en el listado, y su primo hermano combativo de Autonomy, fue una de las satisfacciones más importantes al conocerse el listado de ayer.

La tercera satisfacción que generó conocer el listado de adherentes del AdHoc fue confirmar que también había adherido Contrarian Capital Managment. Se trata de un fondo establecido en Greenwich, Connecticut, que maneja mucho dinero de mutuales de profesionales norteamericanos y que decidió desembarcar en América Latina en los últimos 10 años, con suerte dispar. Se estima que no detenta una cantidad importante de bonos locales, prácticamente no tuvo participación en las negociaciones ni voz crítica en las reuniones del grupo AdHoc. Sin embargo fue noticia en las últimas horas al intentar bloquear el proceso de reestructuración de deuda en Ecuador, amenazando con llevar el caso a la justicia norteamericana.

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