El feriado de ayer -en recordación de Martin Luther King- nos da lugar para adentrarnos un poco más en el comportamiento de las personas frente a los mercados.
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Pero antes debemos reconocer que es muy difícil (incluso imposible) predecir cuándo acabará el actual proceso de suba bursátil. Lo único que sabemos con certeza es que en algún momento finalizará y habremos de adentrarnos en uno de bajas.
Mientras tanto la naturaleza de lo que estamos viviendo, en donde ni las "buenas ni las malas" noticias (que no sean las específicas a cada empresa) parecen incorporarse a los precios de las acciones (al menos, no tanto como en otros tiempos), sugiere que lo más prudente es no " discutirle al mercado" y deslizarnos a favor de lo que hace la mayoría.
Comportamientos
Esta salvedad viene a cuento de que en su mayoría, los trabajos que venimos compendiando hace algunos días hablan de lo que para los economistas serían "comportamientos irracionales", pudiendo implicar que lo que experimentamos hoy "en el mercado" es algo así como una sobrerreacción, manía, o burbuja (para emplear términos "de mercado").
Si ayer hablábamos desde el punto de vista de la neurología, hoy es la sociología la que ha encontrado (Experimental Study of Inequality and Unpredictability in an Artificial Cultural Market, Science, feb. 2007) que a medida que evolucionamos del comportamiento individual (racional) hacia uno colectivo, las influencias sociales (información, presión del grupo, propaganda, etc.) no sólo hacen que varíe -dentro de ciertos límites- la decisión personal como sugiere Keynes con su " concurso de belleza" (en el que no gana la mujer más linda, ni la que para la mayoría es la más linda, sino la que la mayoría supone que será escogida por la mayoría), sino que a medida que estas presiones aumentan vuelven cada vez más impredecible cuál será el resultado de esa decisión. Cuidado entonces que el exceso de información no es bueno.
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