En horas de definición de la negociación con el Fondo Monetario Internacional, las cotizaciones alternativas del dólar se recalentaron y marcaron nuevos records nominales. Esa tensión se correspondió con movimientos de cobertura de inversores y ahorristas, propios de un momento de incertidumbre económica. Aunque también fue motivada por operaciones de actores de peso en el mercado, que forzaron la ampliación de la brecha cambiaria. Según supo Ámbito, buena parte de la suba de casi 6% que experimentó el contado con liquidación (CCL) en lo que va de la semana estuvo impulsada por la salida de grandes fondos extranjeros con tenencias en pesos.
En horas clave de la negociación con el FMI, fondos extranjeros suman presión al dólar CCL
En el Gobierno creen que la salida de estos actores es una de las causas del salto del contado con liqui de estos días. Fuentes del mercado señalaron a Templeton, quien habría vendido parte de sus posiciones en pesos en las últimas horas.
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El CCL, también conocido como dólar fuga o cable, es una de las vías para conseguir dólares de forma legal a partir de operaciones bursátiles. A grandes rasgos, consiste en comprar activos financieros con pesos y venderlos contra dólares. A diferencia del dólar MEP, cuya transacción empieza y termina en el mercado local, el CCL permite sacar divisas del país para operar en el exterior. Este jueves el dólar contado con liqui operado con el bono AL30, uno de los más líquidos, alcanzó los $231,17 luego de escalar más de $12 en la semana. Otras variantes, como la realizada con acciones del exterior que se negocian en pesos en la plaza local (Cedear), llegaron incluso más alto y cerraron a $234,24.
Fuentes del Gobierno y del mercado consultadas por este diario coincidieron en que buena parte de esta presión alcista, que amplía la brecha y fomenta expectativas de devaluación en horas críticas de la negociación con el FMI, se debió a una dolarización de grandes fondos de Wall Street que aún poseen importantes tenencias de activos en pesos en sus carteras. Lo llamativo es el timming de las operaciones, que tensan la situación financiera mientras se negocia el programa que condicionará la política económica argentina durante los próximos lustros. Todo eso en momentos en que el Banco Central tiene que vender parte de las escasas reservas para intentar sostener su estrategia cambiaria en el mercado oficial.
Un operador financiero le dijo a Ámbito que en las últimas ruedas se vieron ventas abultadas de títulos en pesos, fundamentalmente de algunos atados a la inflación, que fueron a parar al dólar cable. En particular, señaló al fondo Templeton, uno de los pesos pesados de los mercados globales, quien habría liquidado una parte de sus tenencias en títulos CER. Otro financista coincidió en que los movimientos que se dieron en el bono TX22, del que el fondo californiano poseía una suma importante, abona esa versión.
Ámbito intento comunicarse con fuentes cercanas a la compañía pero no obtuvo resultados. En cualquier caso, más allá de cuál fuera el fondo en cuestión, en el mercado local coinciden en que las operaciones concertadas en las últimas jornadas corresponden a actores del exterior.
En dos despachos distintos del equipo económico consultados por este medio también sospechan que fueron fondos extranjeros los que movieron el CCL. Una fuente oficial recordó que estos actores son demandantes naturales de ese mercado y que, por su tamaño, pueden provocar volatilidad de precios. “Estos últimos días fueron un poco complejos”, planteó. En otra dependencia, señalaron que los flujos de títulos en pesos de los últimos días, particularmente los de instrumentos CER con vencimiento en marzo y julio de 2022, son los que suelen verse cuando desarman posiciones los no residentes.
Según estimaciones de Facimex Valores, los fondos extranjeros poseían hasta hace poco unos $83.200 millones en títulos en moneda local que vencen en marzo, $40.200 millones en abril y $30.300 millones en julio. La presunción es que una parte fue vendida para dolarizarse y salir vía CCL. “Es bastante probable que la presión venga por el lado de los fondos que se están yendo del país”, señaló una de las fuentes.
Desde el comienzo de la gestión, tanto Martín Guzmán como Miguel Pesce y otros funcionarios señalaron a estos actores como una de las principales fuentes de tensión sobre la brecha cambiaria. Se trata de inversores que ingresaron durante el macrismo a hacer carry trade (la famosa bicicleta financiera), pero que luego quedaron “atrapados en pesos” por el “reperfilamiento” y el cepo que aplicó la administración de Cambiemos en medio de la corrida de 2019. Los dos principales tenedores extranjeros de activos en moneda local son los grandes fondos Templeton y PIMCO, aunque hay otros de menor porte.
Lo cierto es que la mayor parte de sus tenencias ya se fugó durante estos dos años en un goteo prácticamente incesante vía CCL. También por medios alternativos, como las subastas de bonos en dólares por u$s1.500 millones que realizó Economía a fines de 2020 para darles salida y detener la corrida que se vivía en aquellos días. Según cálculos de la consultora 1816, en diciembre de 2019, los fondos extranjeros poseían títulos en pesos por el equivalente a u$s9.500 millones medidos al valor del contado con liqui y en septiembre de 2021 les quedaban unos u$s2.000 millones. En el Palacio de Hacienda consideraban semanas atrás que el número de activos en pesos que aún estaba en manos de no residentes rondaba los u$s5.500 millones.
Con todo, el tipo de actores que protagoniza esta ola dolarizadora los lleva a pensar a algunos funcionarios que, más que movimientos precautorios habituales de los inversores, podría tratarse de presiones de cara al cierre de la negociación con el FMI para refinanciar los u$s45.000 millones de deuda que contrajo Mauricio Macri. El interés de los acreedores es recuperar parte de las pérdidas que anotaron tras el canje, con un programa que garantice la disponibilidad de divisas para garantizar el pago de los vencimientos a futuro. Un programa más cercano al ajusto que exige el Fondo.
En ese mismo, sentido ubicaban la corrida contra los bonos en dólares argentinos en Wall Street, que anotaron grandes caídas en las últimas ruedas e hicieron disparar el riesgo país 12,3% en lo que va de enero hasta los 1.906 puntos básicos. Al mismo tiempo, los inversores buscan refugio ante las tensiones de última hora en la negociación y apuntan a cubrirse de la posibilidad de un default, que parece alejarse.
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