14 de octubre 2022 - 00:00

Lo que se dice en las mesas

¿Plan en noviembre? Dicen mejor dolarizarse. Miguel tuvo que salir a defender a los bonos en pesos. Evento en Washington empoderó a Ana. Muy operado el yen.

Ana Botín
Ana Botín

No pudo elegir mejor día para lanzar la bomba Gallardo, se lamentaban en EE.UU. en cercanías del ministro Massa. El rumor de un “plan de estabilización” en noviembre acá casi pasó de largo. Mucho ruido por ahora y pocas nueces. Las expectativas no son para nada alentadoras. Todos hablan de nuevos parches porque un plan, plan, nadie espera, por lo menos un señor plan de estabilización no está en los supuestos de ningún analista.

Anoche en contrapuntos entre gestores a lo sumo de hablaba, con información de fuente política oficial, de un acuerdo de salarios y precios UIA-CGT, algo así, por lo menos hasta marzo 2023, más un desdoblamiento cambiario. O sea, solo ganar tiempo, e ir “paso a paso” a lo “Mostaza”. Por lo pronto en reuniones y zoom se hablaba de aprovechar la ventana de octubre para acumular y dolarizar en noviembre. Sí, se habló mucho, curiosamente, de la falta de pesos ante la caída real de los pasivos monetarios, porque los otros, las Leliq y los Pases, tienen vida propia, ¡unos $500.000 millones mensuales! Ayer parece que el BCRA tuvo que salir a comprar bonos en pesos, ¡otra vez!

Dos economistas argentinos que se desempeñan hace años en influyentes instituciones en Washington y Nueva York se reencontraron en la reunión anual del Institute of International Finance (IIF) en el DC e intercambiaron visiones y figuritas sobre el momentum. Sin duda la atención ayer se centró en el dato del IPC de setiembre que más allá de las milésimas desalentó a todos porque confirmaron que la Fed seguirá apretando. Claro que ello no fue obstáculo para que los inversores aprovecharan los mínimos (desde 2020) en Wall Street y se lanzaran a comprar marcando un fuerte rebote. Sin embargo, ambos economistas coincidían con la lectura de varios gurús de que el ritmo anual que alcanzó el IPC subyacente en máximo de 40 años impulsado por un aumento continuo y generalizado de los precios de los servicios básicos haría que la Fed continuara con su ajuste agresivo con al menos otros 125 puntos básicos este año.

En el tradicional meeting del IIF la expectativa era de la Fed subiría 75 puntos básicos en la próxima reunión de noviembre, seguida de un aumento adicional de otros 50 puntos básicos en la reunión de diciembre, lo que elevaría el punto medio del rango de tasas de fondos federales al 4,38%. A esa altura en los pasillos del evento ya se perfilaba el fortalecimiento de la paridad de dólar-yen que alcanzó nuevos máximos de varias décadas. ¿Por qué siguen tanto esta paridad? Porque está estrechamente correlacionada con los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU.

Se cree que el sentimiento alcista de los operadores puede deberse a la fortaleza persistente del dólar respaldado por una Fed agresiva, y al aumento de los rendimientos en EE.UU. Encima el gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, se sumó a la confianza del mercado, luego de haber señalado los beneficios de un yen más débil, lo que sugiere que hay pocas posibilidades de un giro que se aleje de la política monetaria ultralaxa nipona en el corto plazo. Es probable que los operadores utilicen esto para comprar la caída de la paridad dado que la divergencia de la política monetaria se mantiene firmemente a favor del dólar frente al yen. Hablando de coffee break fue muy comentado y celebrado el nombramiento, por unanimidad, de Ana Botín, CEO del Grupo Santander, como presidenta del IIF. Se trata de la primera mujer en presidir la Junta en la historia de IIF. Botín sucederá a Axel Weber (UBS Group) quien concluye su mandato como presidente a fines de año. El otro tema que fue muy conversado fue el “optimismo” de los pronósticos de crecimiento mundial del FMI que estima que el de 2023 será similar al de 2019, suave, pero no un desastre, y que probablemente se evitará una recesión global. Por el contrario, las previsiones más difundidas en los encuentros informales son mucho más débiles y creen que la economía mundial está al borde de la recesión. La diferencia clave entre ambas perspectivas es la evaluación del crecimiento en las economías avanzadas que se verán dañadas a medida que los ingresos reales se reduzcan, las tasas de interés sean más altas y los efectos adversos sobre la riqueza de la caída de los precios de los activos y la vivienda se hagan sentir.

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