El Departamento del Tesoro de Estados Unidos fue categórico en sus expectativas hacia el gobierno argentino: la transición inmediata deberá tener, al final, un apego a una mayor flexibilización del tipo de cambio. Es un pilar que, en la lógica de Washington, luce ineludible. No por nada este tópico, según trascendió, fue parte del paquete de conversaciones que habría permitido consolidar el acuerdo de asistencia financiera.
Flotación del dólar: qué indicios dio el Tesoro de EEUU y el FMI sobre el futuro de las bandas cambiarias
Tanto el Tesoro de EEUU como el FMI deslizaron que habrá que implementar cambios en el esquema del dólar. Todo decantaría después de las elecciones.
-
Las grandes cerealeras madrugaron y acapararon las retenciones cero: cuáles lideraron las ventas de granos
-
El dólar mayorista cede presión y se aproxima a los $1.300, mientras se espera un aluvión de liquidaciones del agro
Se vienen cambios en el esquema de flotación del dólar
Como se dijo, el Tesoro no trabaja solo: cada vez que liberó una ayuda, lo hizo alineado con las demandas de algún organismo de crédito. En este caso, para la Argentina, ese organismo es el FMI. Ahí radicaría la notoria alegría en las últimas horas de Kristalina Georgieva, la titular del FMI: la asistencia del Tesoro podría impulsar un mayor cumplimiento de las metas acordadas entre el FMI y la Argentina.
Por caso, la meta de reservas pasaría a ser historia, ya que la Argentina podría cumplir largamente con lo pautado. Es más: en el espectro de la especulación cabría la posibilidad de negociar en nuevo programa con el FMI, algo que insinuó en las últimas horas, el ex director del FMI, Alejandro Werner.
En última instancia, el mayor flujo de dólares permitiría eliminar las rigideces de las bandas cambiarias vigentes para después de las elecciones de octubre. Fuentes en Washington, en sintonía con las observaciones realizadas en las últimas horas por exdirectivos del FMI como el propio Werner y Gita Gopinath, insisten en que postergar esta flexibilidad solo agotaría recursos en intervenciones defensivas, recomendando una implementación inmediata tras el anuncio del apoyo para capitalizar un momento de fortaleza.
Así se entiende que el Tesoro esté dispuesto a demostrar su poder de fuego con Argentina después de las elecciones de octubre y no antes: para aportarle al Gobierno una herramienta adicional que permita navegar las tumultuosas aguas de una eventual o hipotética derrota política y poder implementar las modificaciones en el tipo de cambio con mayor fortaleza.
Es decir, la concreción de un paquete de asistencia financiera, materializado tras los comicios, obedece a una lógica de preservación integral. Su anuncio oportuno pretende neutralizar reacciones adversas en los mercados ante los resultados electorales, evitando depreciaciones abruptas o fugas de capital que agravarían las dinámicas inflacionarias.
A flotar se ha dicho: ahora si...
En el marco de las negociaciones con el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno pareciera haber interpretado con nitidez las directrices subyacentes en relación con el régimen de bandas cambiarias. Lejos de meras recomendaciones técnicas, se percibe una exigencia clara: mantener el esquema actual hasta las elecciones legislativas de octubre, para luego proceder a una flotación inmediata del tipo de cambio oficial.
Esta secuencia, que implica la supresión de intervenciones en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), entienden que no solo busca fortificar las reservas netas del Banco Central de la República Argentina (BCRA), sino que también responde a un "rediseño estratégico" para conjurar turbulencias en un contexto de alta exposición política.
Como se mencionó, dos ex directores del FMI se pronunciaron en las últimas horas. Gita Gopinath, exdirectora adjunta del FMI, insistió en la urgencia de un "tipo de cambio más flexible y acumular reservas" para Argentina. Sus observaciones, contextualizadas en un examen de la coyuntura económica local, endosan la progresión hacia marcos cambiarios menos rígidos, en armonía con la trayectoria delineada por el Ejecutivo para el período subsiguiente a octubre. Este aval no solo valida la flotación gradual, sino que también prioriza la acumulación de reservas netas como pilar para una estabilización perdurable.
La palabra de Alejandro Werner, el alter ego del FMI
En sintonía con esta perspectiva, el análisis de Alejandro Werner, exdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI y actual director del Georgetown Americas Institute, enfatiza que el respaldo financiero estadounidense debe complementarse con un renovado programa del FMI y reformas políticas condicionadas. Werner advierte que, pese a los avances en el ajuste fiscal y la desregulación bajo la gestión de Milei, el régimen cambiario y la política monetaria fueron erráticos, alimentando la incertidumbre. Propone explícitamente una flotación inmediata del dólar tras el anuncio del paquete de apoyo, durante un momento de fortaleza financiera, para evitar el agotamiento de reservas en la defensa de las bandas preelectorales.
Adicionalmente, destaca la necesidad de una estrategia de desinflación basada en la política monetaria tradicional, un tipo de cambio flotante y reglas transparentes para la acumulación de reservas.
Werner también subraya el desafío político paralelo: tras el pobre desempeño de La Libertad Avanza en las elecciones locales de este mes, que precipitó un éxodo de inversores, Milei debe transitar de su perfil de outsider disruptivo hacia un constructor de coaliciones pragmático, consolidando un movimiento de centro-derecha cohesionado.
Werner sostiene que este viraje es imperativo "ante la persistencia del peronismo como fuerza viable" y un Congreso fragmentado que limita el margen de maniobra. El paquete de apoyo debería condicionar sus desembolsos a la aprobación parlamentaria de un presupuesto plurianual, una reforma tributaria y la autonomía del BCRA, emitiendo una señal de que el compromiso con la responsabilidad fiscal, los principios de mercado, el Estado de derecho y políticas financieras transparentes trasciende al líder individual.
Mayor volumen político, nuevo gabinete y una buena relación con los gobernadores
En este sentido, Washington manifestó una comprensión explícita de que la gobernabilidad de Milei depende de la forja de consensos políticos amplios, particularmente con los gobernadores provinciales y el Congreso. Fuentes cercanas al Ejecutivo indican que las autoridades estadounidenses, a través de figuras como el secretario del Tesoro Scott Bessent, instaron a una mayor integración política, sugiriendo la incorporación de aliados en el gabinete y la creación de mesas de diálogo para coordinar campañas electorales y reformas legislativas clave, como la tributaria, laboral y el presupuesto 2026 con regla de déficit cero.
Esta visión, que no implica un cambio radical en la estructura de poder pero sí un "mayor volumen político", se alinea con el respaldo financiero de Estados Unidos, reforzando la idea de que la estabilidad económica solo se consolidará mediante alianzas que garanticen mayorías en ambas cámaras para avanzar en la agenda reformista. Se espera entonces que en las próximas horas, el presidente Javier Milei recalibre su vinculación con la oposición, evolucionando hacia un diálogo más inclusivo que facilite consensos mínimos.
Fuentes del Ejecutivo sugieren que tales ajustes podrían materializarse en reestructuraciones de gabinete inminentes, incorporando perfiles con mayor aptitud negociadora y expertise técnica para tender puentes en un legislativo atomizado.
De ejecutarse con precisión esta hoja de ruta, en el Gobierno entienden que no solo se cumpliría con las expectativas de los acreedores internacionales, sino que podría precipitarse un punto de inflexión en la agenda de ajuste estructural, transmutando la volatilidad electoral.
Baja de tasas y licitación
En sintonía con este respaldo externo, el BCRA inició una flexibilización de su política monetaria, reduciendo las tasas de interés en operaciones de simultáneas en 10 puntos porcentuales hasta situarlas en el 25%, lo que marca el comienzo de una relajación tras el anuncio de asistencia financiera por parte del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent.
Esta movida, que disminuyó la postura tomadora del BCRA en el BYMA y aceleró la caída de las tasas a corto plazo, generó un impacto inmediato en los instrumentos en pesos, con la caución a un día desplomándose al 22,5% desde el 33% previo. A la vez, se registró un flujo récord de liquidaciones agropecuarias que alivia la presión sobre el sector corporativo, golpeado por tasas reales elevadas en semanas de volatilidad.
Analistas destacan que esta curva de pesos extendió su ascenso, con primas mayores en los tramos CER a largo plazo —alrededor del 4%—, seguidas por ajustes en tasas fijas del 2,5% y duales del 1,5%, en un contexto donde la ausencia de una tasa de referencia formal se compensa con señales claras vía rueda de simultáneas.
Hoy, la licitación de deuda del Tesoro —con un refinanciamiento de $5,6 billones en Lecaps, Boncaps y un título dólar linked con vencimientos postelectorales en noviembre de 2025, enero, abril de 2026 y enero de 2027— se espera que convalide estas tasas más bajas, delineando un sendero de rendimientos para cauciones, bonos y letras hasta el 26 de octubre, y canalizando flujos hacia instrumentos de mayor duración o cobertura cambiaria en lugar de una dolarización acelerada, todo ello potenciado por la suspensión de retenciones que refuerza el alivio económico transitorio.
- Temas
- Dólar
- FMI
- Javier Milei
Dejá tu comentario