Para el economista Gabriel Caamaño, el mejor momento que tuvo el Gobierno para salir del cepo fue en en mayo, cuando acumulaba reservas y la brecha entre los dólares se acortaba. Sin embargo, se desaprovechó la oportunidad de cumplir con uno de los objetivos primordiales de la gestión. Ahora, el Gobierno “vuelve a buscar esa ventana de oportunidad”, mientras que la economía atraviesa una incipiente y lenta recuperación, que estará enmarcada en los objetivos del Presupuesto 2025. Ámbito dialogó con el socio de la consultora Ledesma, quien fue profesor de Economía Argentina, Introducción a la Macroeconomía y Comercio Internacional y es coautor del libro "El Desconcierto Argentino– Hiperinflación".
Gabriel Caamaño: “En mayo hubo una oportunidad para salir del cepo, pero se desaprovechó”
Tras señalar que "la novedad es que el año que viene tendremos un ajuste fiscal con Presupuesto", el economista señaló que "el Gobierno hace cosas que al FMI no le cierran, como la intervención, no querer flotar o no devaluar".
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Periodista: ¿Cuáles considera las claves del Presupuesto 2025?
Gabriel Caamaño: La revalidación del ancla fiscal y el déficit financiero cero. En ese sentido, será interesante saber cuáles van a ser los ajustes de gastos adicionales para compensar el final del Impuesto PAIS a fin de año, o si va a haber alguna otra reducción de impuestos y cómo se compensará. Está claro que hay espacio para seguir ajustando subsidios económicos tanto en electricidad y gas como en transporte, la obra pública se encuentra en ejecuciones mínimas y en transferencias a provincias se ha hecho un ajuste muy grande, así que el resto dependerá de un nivel de ajuste micro mucho más sofisticado que el se dio hasta ahora.
P.: ¿La reducción del Impuesto PAIS afecta al objetivo del superávit innegociable?
G.C.: A ver, está la estacionalidad en contra. Desde el punto de vista del financiero seguro que veremos algunos meses con déficit. La duda está en el nivel primario, si vamos a ver algún mes con déficit primario. Diciembre es un mes complicado. En principio la baja de los primeros diez puntos del impuesto debería calzar con la vuelta de Ganancias e ingresos por Bienes Personales. La apuesta es esa. Pero después hay que ver cómo es la recuperación de la actividad y qué pasa con los precios internacionales, por ejemplo. La novedad es que el año que viene tendremos un ajuste fiscal con presupuesto, no como este año. O sea, habrá una guía para ordenar las cuentas.
P.: ¿El criterio inamovible del superávit es autoimpuesto o exigencia del mercado?
G.C.: Yo creo que el mercado siempre desconfía y más de Argentina, por eso en algún aspecto tiene que sobreactuar y comprar credibilidad. Lo fiscal siempre fue el talón de Aquiles de cualquier plan de estabilización que se quiso aplicar. Es cierto también que se trata de una condición necesaria, pero no suficiente. Ahora el Gobierno tiene que hacer que el esfuerzo de que sea sustentable lo que se hizo hasta ahora. Se trata de un tema de una implementación más sofisticada.
P.: ¿Existe alguna alternativa o estrategia de financiamiento para compensar la pérdida de poder adquisitivo de los jubilados de la mínima?
G.C.: Es un tema de prioridades de gastos. Se podría haber estado dispuesto a hacer un ajuste fiscal más lento o ajustar más en tarifas, no suspendiendo lo que era el componente estacional de la tarifas para el N1, hacer mayor esfuerzo por el lado de los subsidios al transporte, por ejemplo. Pero esto es consecuencia de las prioridades que se fijó el Gobierno. Fijar como prioridad una baja muy rápida de la inflación va condicionando el ajuste fiscal, se termina priorizando ajustes que no tengan impacto en precios. Ajustar tarifas tiene impacto en precios, no así obra pública y jubilados.
P.: ¿Estamos más cerca de salir del cepo de lo que estábamos en diciembre?
G.C.: No salimos del cepo por la forma en la que quieren salir del cepo. El Gobierno tiene un objetivo inflacionario que condiciona la salida del cepo: quiere salir sin devaluar o devaluando muy poco porque eso podría reactivar transitoriamente el proceso inflacionario, entonces prefiere que el CCL converja al oficial y no al revés. Tampoco quiere usar mucho la tasa de interés, aunque eso pareciera estar empezando a cambiar, y también necesita reservas que no tiene, entonces lo que hace es retrasar los tiempos de salida del cepo.
P.: ¿Hubo un tiempo para la salida del cepo?
G.C.: La brecha hasta mayo venía convergiendo bajo la acumulación de reservas, pero ahora el Gobierno está interviniendo, eso que fluía naturalmente ahora en parte se está forzando. Tuvimos una ventana de salida del cepo en mayo y no se aprovechó. Ahora sigue habiendo una posibilidad de salida, pero que no es tan buena como era en mayo. El Gobierno otra vez está buscando el mejor momento. La primera condición necesaria es fiscal. La otra gran condición necesaria es credibilidad, el ejercicio de gestión, que se va gastando. El momento de mayor credibilidad ya pasó también.
P.: Es cierto que Milei fue agregando cada vez más condiciones para salir del cepo...
G.C.: Es difícil salir del cepo si el Gobierno no flexibiliza las condiciones, pero eso es porque no logra la condición principal, que son las reservas. Esa condición de reservas las puede lograr acumulando divisas, que es muy difícil, o con algún crédito externo. El tema con el FMI es que, aunque hayan corrido a Valdés del medio, el Gobierno hace cosas que al FMI no le cierran, como la intervención, no querer flotar o no devaluar.
P.: ¿Argentina puede transcurrir 2025 sin un acuerdo con el Fondo?
G.C.: Lo veo muy difícil. Argentina necesita un acuerdo por la magnitud de los vencimientos programados con el programa de Facilidades Extendidas. La apuesta es que, además, haya fondos frescos. Ese acuerdo se puede ir alargando y alcanzarse antes de las elecciones, aunque sume cada vez más ruido. Pero si llegan las elecciones sin un acuerdo con el Fondo, el panorama se va a complicar mucho más. El acuerdo con el Fondo tiene que estar entre el último trimestre de este año y el principio del primero del año que viene.
P.: ¿Ya estamos en condiciones de decir que la recesión se terminó?
G.C.: Si usamos la definición tradicional local -bastante mala- sí, porque la economía hizo piso y empezó a recuperarse. Si usamos la definición anglosajona, que marca cuando se vos alcanza el nivel previo al inicio de la recesión, no. Se hizo piso en marzo-abril, en julio se notó una recuperación, pero agosto probablemente no haya sido tan bueno como julio. De todos modos, el tercer trimestre marcará un crecimiento contra el segundo. En ese sentido se va a poder decir que la recesión se terminó.
P.: ¿Por qué la inflación no baja del 4%?
G.C.: Sucede que la economía se está remonetizando, empieza a haber un poco más de pesos circulando, la economía se empieza a recuperar y aquellos componentes no transables que habían quedado “atrasados” respecto a copiar el movimiento del dólar comienzan a recuperar terreno, imponiendo una resistencia más alta a la baja de la inflación. Si el Gobierno quiere que baje más rápido, va a tener que endurecer la política monetaria o cambiar el patrón de recuperación (oferta, inversión, exportaciones), pero es muy difícil hacer eso con el cepo.
P.: Según el último informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso, la economía caerá en 2024 un 3,5%. ¿Coincide?
G.C.: Hay que verlo, quizás pueda ser un poco peor, pero el consenso de los analistas está por ahí. Hay que ver qué pasa con el cepo y si se acepta que la inflación no baja tan rápido como el Gobierno esperaba o bien se endurece la política monetaria.
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