Dentro del plan económico, cambiario y fiscal del Gobierno existe un elemento central: atravesar los próximos seis meses para que vuelvan a ingresar los dólares. Según la proyección oficial, a partir de fines de marzo, y cuando el oficialismo demuestre que puede dominar la situación macroeconómica general y dar señales de crecimiento y estabilidad; comenzará a responder el mercado interno, llegarán los dólares de la cosecha y se “comprará” la previsión oficial de una inflación menor a la de este año. Mientras tanto, el Gobierno de Alberto Fernández deberá “batallar” día a día, buscando en cada jornada defender sus propios equilibrios. Dentro del oficialismo se asegura que las armas para esa “batalla” son ahora sólidas, especialmente luego de las restricciones cambiarias aplicadas desde la semana pasada y las buenas noticias deberían ir llegando desde octubre a partir de la paulatina liberación de actividades económicas fruto de la mejora de los números de la pandemia y la aplicación de cierto nivel de obra público e inyección de fondos para hacer recuperar el mercado interno.
El BCRA apuesta a la travesía: comprar tiempo para que lleguen los dólares en seis meses
La previsión es que continuará en octubre la salida de reservas del Banco Central, pero a un menor ritmo que lo ocurrido en septiembre.
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El propio Gabinete económico ampliado terminó esta semana de diseñar los números básicos de la Argentina hacia delante, y con una proyección de seis meses. Reconoce el Gobierno que continuará la salida de divisas y que las reservas se resentirán; pero a un ritmo mucho menor que el que se registrará en septiembre. Según las cuentas básicas que hace el oficialismo, este mes habrá que anotar una salida de no menos de u$s1.200 millones, con lo que las reservas finales pelearán con desventaja para mantener los u$s 7.000 millones, incluyendo en la contabilidad el oro en poder del Banco Central. La misión ahora será que ese nivel caiga drásticamente desde el mismísimo primero de octubre, y que ya para el próximo mes la cuenta en rojo de la entidad que maneja Miguel Pesce promedie los u$u600 millones. Y así hasta fin de año. Luego, ya en enero, debería haber un recuento de pérdidas y proyectar el primer trimestre de 2021. La idea es que el panorama de salida de diaria comience a normalizarse hacia enero y febrero, y que aquellos u$s600 millones promedio mensuales comiencen a ceder.
En la coyuntura, el Gobierno espera para la semana que viene una fuerte tormenta en cuanto al incremento en la demanda de dólares ahorro ante la reapertura del mes. Desde el próximo jueves, y hasta el martes o miércoles de la otra semana volverá la voracidad de los potenciales compradores de los u$s200 mensuales, aún con el 35% extra, y los home bankings retomarán su inevitable estrés operativo. Se supone que intentarán obtener sus divisas incluso (y especialmente) aquellos que están vedados para hacerlo, quienes según los números del propio Gobierno estarían incluidos entre el 70% y el 80% de los habilitados en septiembre hasta la aplicación de las nuevas restricciones. Para evitar que esto ocurra para el próximo jueves deberían estar funcionando los sistemas mixtos de cruzamiento de datos entre el sistema financiero, el BCRA y la ANSES. La entidad que dirige Fernanda Raverta deberá aportar los datos con el listado más importante de los vedados para acceder al dólar ahorro: los beneficiarios de los planes sociales. Se asegura dentro del Gobierno, que cuando el mercado vea que en los primeros días del próximo mes la demanda se normaliza y los que están prohibidos en el esquema del dólar ahorro quedan fuera, comenzará a tomarse en serio la restricción y el nivel de demanda se normalizará. Y las ventas diarias del BCRA caerían en consecuencia. Luego, pese al obvio malhumor que genera en la clase media la decisión de restringir el acceso a dólares, debería comenzar un tiempo de reconocimiento del poder de fuego del Gobierno en el mercado cambiario para sostener los valores de la divisa. Serán los días en que los tan mentados bonos en dólares pos reestructuración que están en poder de la entidad que maneja Miguel Pesce y el Fondo de Garantía Sustentable que está en manos de Raverta, especialmente los Globales 2035, comiencen a hacer su juego de dominadores del mercado de oferta de divisas. Alguien en el Gobierno está seriamente pensando en esperar un día en especial para batallar a sangre y fuego en el mercado financiero, colocando una gran cantidad de dólares fruto del desprendimiento de parte de esos bonos.
Mientras tanto el Gabinete económico espera una buena noticia para las próximas semanas. El mercado de comercio exterior comienza a normalizarse, a partir de la puesta a punto de los contactos entre empresas y proveedores que durante toda la cuarentena tuvieron que aplicar divisas (muchas veces al contado) para poder seguir operando. Supone el Gobierno que el ritmo de actualización de los pagos ya está a punto de normalizarse y que al ritmo de la mejora en la actividad fruto de la flexibilización de la cuarentena volverá cierto nivel de financiamiento a los privados. Esto debería comenzar a redundar en que al menos algo de los u$s1.500 millones promedio de saldo positivo en la balanza comercial queden en las arcas del BCRA, algo que no sucedió en toda la cuarentena. No será todo ese el dinero que ingrese en las arcas fiscales. Pero con que unos 500 millones puedan nutrir la cuenta oficial, contabilizan en el Gobierno, alcanza hasta marzo-abril de 2021.
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